Decenas de cubanos acudieron este 20 de febrero al Cuban Memorial de la Universidad Internacional de La Florida (FIU), Miami, para fotografiarse en solidaridad con los artistas y activistas políticos que durante los últimos meses se han manifestado pacíficamente en La Habana y, especialmente, con quienes han sido víctimas de represión.
La iniciativa «Una foto por la libertad» —convocada por el grupo #MSIMiami, inspirado por el Movimiento San Isidro (MSI)— tuvo como motivo protagónico una imagen de José Martí (estampada en los pulóveres de los asistentes) por cuya impresión la Seguridad del Estado habría abierto en la isla un expediente de investigación a la activista e historiadora de arte Carolina Barrero.

Barrero —detenida el 27 de enero pasado, junto a otros miembros del 27N, a las puertas del Ministerio de Cultura— presentó el 3 de febrero ante la Asamblea Nacional del Poder Popular un recurso legal, firmado por cientos de artistas, intelectuales y activistas, para iniciar el proceso de revocación de mandato del ministro Alpidio Alonso, quien una semana antes había encarado e incluso agredido físicamente a los jóvenes manifestantes.

«La seguridad del [E]stado me acusa por esta imagen impresa», escribió la crítica y curadora de arte el 5 de febrero en Facebook, luego de una nueva detención el día anterior que se extendió por varias horas. «Es un Martí hecho de estrellas, con el trazo de la ternura y del ensueño. No hay una pizca de ofensa en ese dibujo, es todo respeto e ilusión. Este impreso no es desorden público, es una apología del héroe y del poeta. La Clandestinidad de Impresos, delito que me imputa la agente de la seguridad del [E]stado “Kenia”, está descrito en el artículo 210 del Código Penal Cubano como un delito contra el desorden público, impreso, difundido y transportado en la clandestinidad. Si me van a construir un caso de esto para meterme presa en un juicio sumario que lo hagan, pero que les quede claro, no me van a chantajear ni amenazar con la construcción de un supuesto delito. Se los dije ayer, no me he ocultado para hacerla, la imprimiría mil veces.»

Y dos días más tarde en la misma red social: «La seguridad del [E]stado me informa que han abierto un expediente de investigación sobre la denuncia impuesta por la agente Kenia. Me dice el capitán Gustavo que tienen un plazo de hasta diez días para notificarme si la denuncia se retira o se mantiene. Y que me sugiere, a título personal, que mejor regrese a España, porque después esa salida se me podría complicar (el plazo parece que no es para ellos sino para mí). Le he preguntado al capitán, si mi abogado podía tener acceso al expediente de investigación y participar del proceso, como sucede en cualquier [E]stado de derecho. Me informó que no, que el proceso de investigación es secreto y solo tienen acceso a él los instructores penales/agentes de la seguridad de [E]stado.»

«La clandestinidad de impresos, por otra parte, es una figura legal que responde a una lógica de otro siglo, de otro tiempo», sostuvo además Barrero. «No fabriquen más casos y, sobre todo, no intenten usar formas de chantaje y de miedo, conmigo no va a funcionar. Estoy convencida de que no he cometido delito.»
El caso de Carolina Barrero —en la estela de los sucesos del MSI y el 27N, y en medio de la represión desplegada por la Seguridad del Estado y de una incisiva campaña de descrédito en los medios oficiales— ha concitado solidaridad no solo en las redes sociales, sino también en circuitos intelectuales más allá de la isla.

Más recientemente, la joven intelectual ha denunciado anomalías —cuyo aprovechamiento a discreción resulta con frecuencia políticamente motivado— en el sistema judicial cubano: «Ser investigado penalmente, sería acaso, la única causa razonable para que a una persona se le prohíba abandonar un país. En cambio aquí, se me sugiere como moneda de cambio para no instruirme judicialmente por un delito que no cometí. Sirva mi caso para señalar algunas de las irregularidades graves contra los principios del [E]stado de derecho vigentes en el procesamiento penal: no se respeta la presunción de inocencia, la parte acusada no se reconoce en el proceso de instrucción penal, ni puede nombrar abogado hasta después que finalice la investigación y comience la instrucción judicial, las acusaciones se interpretan y conducen motivadas por razones políticas, como sucede con la acusación por el delito clandestinidad de impresos, los juicios de hasta un año de condena de privación de libertad se realizan de forma sumaria sin apenas garantías para la defensa».
Los retratos que vemos son testimonio del compromiso cívico y político que anima a muchos cubanos en Miami. «Patria y Vida se impone», destacaron en redes sociales los organizadores de esta iniciativa, citando el tema de moda firmado por Yotuel Romero, Gente de Zona, Descemer Bueno, Maykel Osorbo y El Funky.
Quienes participaron este sábado en «Una foto por la libertad» también agradecieron a Carolina Barrero por «este Martí con trazos de ternura y ensueño».
