Economía cubana: crisis de productividad, inversión deformada, falta de divisas, descontrol cambiario

    A más de cuatro meses de la aprobación de una estrategia que pretende «corregir distorsiones» y «reimpulsar la economía» en este 2024, el gobierno cubano ha admitido que no hay avances significativos y que existe dispersión en las proyecciones para la estabilización macroeconómica del país.

    Durante las dos primeras semanas de abril, en distintos escenarios, el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, concedió que aún nada se ha concretado para atajar la actual crisis. Así también se ha reconocido el fracaso de la política de bancarización implementada en agosto del año anterior, y que las nuevas tarifas de los combustibles dispararon de inmediato los precios en la transportación. 

    Este martes, en su reunión mensual con los gobernadores de cada provincia y el intendente del municipio especial Isla de la Juventud, Marrero Cruz aceptó que a la fecha «todo el mundo ve muy lejos» la estabilización macroeconómica del país, y por tanto habría que entrar en una etapa «mucho más dinámica, mucho más acelerada» para avanzar hacia ese objetivo.

    En concreto, dijo, no habrá avances «si no tenemos identificado cuáles son los problemas, cuáles son las distorsiones en los diferentes ámbitos, qué está teniendo un impacto desfavorable en los resultados de los trabajadores». 

    Tales declaraciones de Marrero Cruz son similares a lo expresado en la reunión del Consejo de Ministros de Cuba, a principios de este mes, cuando subrayó: «Si nosotros no empezamos por identificar las cosas que tenemos mal, las cosas que funcionan mal y les buscamos solución, nos detendremos, no avanzaremos, y seguiremos haciendo, como hemos dicho, un poco más de lo mismo».

    De igual manera, la viceministra primera de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo de la Torre, informó en ese encuentro que los nuevos precios minoristas de los combustibles, establecidos el 1 de marzo último, no habían logrado el efecto esperado en las tarifas de los transportistas particulares, ya que estas han seguido aumentando.

    También a principios de abril, en el «balance anual» del Banco Central de Cuba (BCC), las autoridades competentes reconocieron la ineficacia de la política de bancarización, establecida para incentivar el uso de los canales electrónicos de cobro y pago. A la vista está el fiasco que suponen las tasas de cambio oficiales (24 CUP/USD y 120 CUP/USD), que se manejan discrecionalmente, frente a los valores sin freno de las divisas en el mercado informal, donde un dólar ya se cotiza a 355 pesos y un euro, a 362.

    En dicha reunión, Marrero Cruz volvió a hablar, pero sin dar detalles, sobre una nueva tasa de cambio oficial en la isla. «Entre las propuestas concretas que vamos a hacer está la determinación de la tasa de cambio», dijo. «Ese es un tema clave, una de las cuestiones que más presión está tomando, sobre todo la eliminación de la dualidad cambiaria, empezando por la oficial de 24 y 120, y ver hacia dónde vamos».

    «Ustedes han visto que sigue incrementándose el tipo de cambio ilegal cada día, lo cual [suma] también más preocupación a la población, sobre todo por la incidencia que tiene ese tipo de cambio ilegal en la conformación de los precios y el aumento de la inflación», agregó el primer ministro de Cuba.

    En tanto, el director general de operaciones y sistemas de pagos del BCC, Julio Antonio Pérez Álvarez, llegó a admitir en la ocasión que aún no habían podido asegurar la disponibilidad de dinero en los cajeros automáticos, un elemento básico para la efectividad de la bancarización. 

    «La baja disponibilidad de efectivo que aún persiste contribuye a que se incremente el nivel de operaciones en la red de oficinas, cuando no están en condiciones de atender este problema», explicó el directivo, quien asimismo convino en que aún hay «actores económicos que no respetan el derecho de los clientes y consumidores a elegir la forma de pago».

    ***

    «No hay “reimpulso” económico, las “distorsiones” se agudizan, y las “acciones” gubernamentales son ineficientes», enfatizó el economista cubano Pedro Monreal en su cuenta de X, tras la citada reunión del Consejo de Ministros de Cuba.

    Monreal consideró que la información oficial sobre el «balance anual» del BCC proyectaba «más sombras que luces acerca de dos acciones claves: “redimensionar el sistema cambiario” y “un nuevo mecanismo para la asignación” de divisas».

    Además, criticó que no se informase nada específico sobre las mencionadas acciones, las cuales juzga imprescindibles para la estabilidad del peso cubano, y que tampoco se aclarase cómo el BCC va a contribuir al anunciado —pero aún desconocido— «programa de estabilización macroeconómica» cuando la institución emitirá este año «un enorme monto de liquidez monetaria para “acomodar” un déficit fiscal equivalente a 18.5 por ciento del PIB».

    El gobierno cubano «ni parece saber ni quiere explicar» sobre «lo que verdaderamente importa», subrayó el economista en la red social.

    Por otra parte, Monreal sopesó en X los últimos datos emitidos por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos y llamó la atención sobre el desplome, en febrero pasado, con respecto al mes anterior, de las exportaciones de carne de pollo desde el país norteño hacia Cuba. En concreto, se trata de una caída del 47.5 por ciento en las toneladas y del 42.4 por ciento en el valor, lo que significa un regreso a «los bajos niveles de noviembre de 2023».

    Luego de analizar estadísticas oficiales de las inversiones en Cuba durante 2023, recientemente difundidas por la Oficina Nacional de Estadística e Información, el experto razonó que, «en medio de una situación de inseguridad alimentaria, es preocupante que el peso relativo de la inversión agropecuaria se mantenga estancado en un nivel que es 11 veces inferior al peso relativo de la inversión asociada al turismo».

    En su opinión, los datos «confirma[n] la persistencia de una estructura muy deformada de la inversión en Cuba, en la que un tercio se concentra en actividades articuladas principalmente alrededor del turismo».

    «El sostenido predominio de la inversión turística hace que esta tenga un peso relativo muy superior a la inversión combinada en la industria manufacturera y en el sector agropecuario, dos áreas claves para la productividad y los eslabonamientos productivos», indicó Monreal, quien ve con preocupación el bajo peso de las inversiones en actividades claves como salud, educación y construcción (en cada caso inferior al dos por ciento), así como en ciencia e innovación tecnológica (0.5 por ciento).

    «Con una baja tasa de inversión de 15 por ciento (medida como % de la formación bruta de capital en el PIB) y con un patrón de inversión muy deformado, son ilusorias las afirmaciones oficiales acerca de “reimpulsar” la economía y fomentar el desarrollo», sostuvo finalmente Monreal.

    ***

    Desde enero, la demanda de divisas se ha incrementado de manera constante, muy por encima de la oferta, lo cual ha llevado a que el peso cubano se deprecie en un 18 por ciento en los últimos tres meses, ha precisado el Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba  (OMFi), que ofrece información y análisis sobre el comportamiento del mercado cambiario en la isla.

    El actual comportamiento del mercado de divisas en la isla, según el OMFi, «es coherente con el panorama macroeconómico cubano de exceso de pesos en circulación, de alta dependencia de las importaciones, de avance de la dolarización tanto oficial como de facto, de alta inflación y de limitadas exportaciones y remesas».

    Pavel Vidal, investigador principal de esa entidad, insiste en que la principal causa de esa depreciación del peso cubano es «la permanencia de desequilibrios fundamentales conectados con la crisis en la producción nacional, las presiones inflacionarias y los limitados ingresos de divisas en la economía».

    De hecho, el economista está convencido de que «cualquier intento serio del Banco Central de Cuba para unificar y retomar el control del mercado de divisas debería reconocer, en algún momento, la tasa de cambio informal, porque es la que mejor refleja los desequilibrios presentes en la economía».

    Por su parte, su colega Miguel Alejandro Hayes opina que «en Cuba se hace política recaudatoria disfrazada de política cambiaria», si tenemos en cuenta que esta última, en rigor, debería buscar que «el valor de la moneda nacional favorezca el buen funcionamiento de la economía interna de un país».

    «En el caso de Cuba, lo único que hemos visto, luego de la Tarea Ordenamiento, en materia de política cambiaria, fue un intento de aumentar la tasa de cambio (TC) oficial para ganar en competitividad frente al mercado informal de divisas, y así poder captar las divisas que llegan a Cuba desde el exterior, sobre todo, vía turismo», diagnostica el economista y divulgador cubano en su perfil de la plataforma Ko-fi. «Siendo consecuente, de lo que se puede hablar entonces, para Cuba, es de una política recaudatoria donde la TC es un mero instrumento. Sin ortodoxias: no hay política cambiaria en Cuba, o es tan sui generis que merece un entrecomillado».

    A la pregunta de si se puede intervenir exitosamente el mercado cambiario cubano, Hayes responde que «la maneramás “convencional” de intervenir un mercado cambiario es [mediante] la flotación sucia». Se trata de un instrumento que «goza de cierta popularidad entre expertos y autoridades monetarias, sobre todo, de América Latina, donde ha dado buenos resultados en materia de estabilidad del valor de las monedas nacionales frente al dólar (Perú fue uno de los casos exitosos más recientes)».

    Hayes explica dicha alternativa: «la flotación (sin apellidos) consiste en que la autoridad monetaria y cambiaria ponga una tasa de cambio oficial que sea flexible, es decir, una TC que varía en dependencia de la interacción de la oferta y la demanda».

    Sin embargo, advierte que «aplicar una flotación sucia para enfrentar los problemas cambiarios tiene la siguiente restricción [en el caso de Cuba]: la autoridad monetaria no cuenta con las divisas para crear suficiente oferta, ya sea ante un aumento de la demanda por alguna razón puntual, o simplemente para reducir la actual elevada tasa de cambio real del mercado informal».

    «Esta falta de divisas es la clave para comprender la incapacidad del gobierno [cubano] para una intervención del mercado cambiario como mecanismo para reducir la TC», concluye —y coincide— Hayes en su análisis.

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    Katia Monteagudo
    Katia Monteagudo
    Nació en el centro de Cuba, pero es ya chilanga por adopción. Pertenece a la generación del linotipo, a la mismísima era del plomo, pero sigue en el oficio por puro deseo casi 40 años después de haberse licenciado en la Universidad de La Habana.
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