Prosa próxima
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El último relato de la tarde
Era una de esas tardes que llamamos de atmósfera insostenible: agitadas relecturas habían coincidido con la fiebre y una terca lluvia. (Quizás la misma lluvia del relato «Gesto», quizás la misma fiebre, pero ya exteriores, ya signadas por el cansancio y la deriva de los hechos). El hombre pidió esta vez un trago doble. Comenzó […]
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Gesto
Quién sabe si en este preciso instante no esperas ansiosa que yo por fin comprenda y vaya lejos, lejos de la vida donde ya no estás, a reunirme contigo, pobremente, pobremente, es verdad, sin medios, pero nosotros dos aún, nosotros dos… Henry Michaux Mi amigo me explicó que él no se equivocaba respecto a los […]
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Rufo y Albino tienen una conversación
Ambrosio se topó con su amigo Rufo en la calle Reina. Rufo, el Albino. Rufo era una especie de ángel degenerado en lo que concernía al físico: parecía engordar de repente, pero su sistema óseo se las arreglaba para crear, también de repente, ángulos y anfractuosidades imprevistas, que tenían como centro la frente despejada y […]
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¡Pero, miren, si es un gordo! / Y le dijo adiós a La Ñata entornando sublimemente los ojos
¡Pero, miren, si es un gordo! Durante los días siguientes, Ambrosio pensó en La Ñata, cosa rara, pues él no se consideraba un adepto del amor. Solía decir: «No he tocado, nunca, a una mujer. Ergo: el amor es una ficción». Pero de pronto, para sorpresa de Ambrosio, La Ñata se había convertido en el […]
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¿Qué sabes tú de la humillación, querido niño? / Tu generación, Ambrosio, tiene serios problemas con el lenguaje
¿Qué sabes tú de la humillación, querido niño? Eliades, con la luz apagada, mira por la ventana a su vecina. Eliades jadea, el tabaco gastado en la boca, su mano dándole al rabo rápidas sacudidas. La vecina es gorda y menea las tetas mientras baila, la toalla tapándola de la cintura hacia abajo. Piensa Eliades: […]
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Tú sabes, yo sé, Makarov sabe… ¿Acaso no somos una gran familia?
Tocaron a la puerta y Ambrosio preguntó: —¿Quién es? Del otro lado le dijeron: —Abre, Ambrosio, somos tus «amigos de siempre» —afuera aquellos cuerpos respiraban afanosamente, y se escuchaba como un leve bamboleo de sus torsos y caderas, como si ensayaran un pasito de baile o tomaran fuerzas para echar la puerta abajo. Ambrosio se […]
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