La inflación oficial en Cuba se aceleró durante marzo por segundo mes consecutivo, según datos sobre la variación mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) difundidos a finales de la última semana por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
En la escalada, que excluye al mercado informal, influyeron el aumento de tarifa de los combustibles, aplicado en ese propio mes, y los precios de los alimentos, señaló en X el economista cubano Pedro Monreal, quien recordó, además, que la inflación oficial desde noviembre de 2023 entró en una «meseta» ubicada entre un 31 y 34 por ciento.
Durante el tercer mes del año la inflación oficial se ubicó en un 33.17 por ciento, mientras que en febrero último se registró un 32.08 por ciento, según refieren las estadísticas de la ONEI, organismo estatal que basa sus análisis en la variación promedio experimentada por los precios de la canasta de bienes y servicios, representativa del consumo de la población en un período determinado.
Para calcular dicho porcentaje se recolectaron 32 mil 175 precios en ocho mil 661 establecimientos, ubicados en la zona urbana de los municipios cabeceras de 14 provincias y en cuatro municipios de La Habana, específicamente Playa, Plaza de la Revolución, Centro Habana y La Habana Vieja.
La metodología de este índice asume que el porcentaje de la inflación oficial es representativo del país, ya que no existe a nivel de regiones ni de municipios y dado que la canasta de bienes y servicios cuenta con 298 artículos que representan más del 90 por ciento del gasto de los hogares en la isla.
1/7 En marzo, la inflación oficial mensual se aceleró en Cuba por segundo mes consecutivo. Influyó el aumento de precios de los combustibles aplicado ese mes, pero el alza de precios continúa explicándose principalmente por el creciente precio de los alimentos pic.twitter.com/SoCLGaf2I5
— Pedro Monreal (@pmmonreal) April 19, 2024
La canasta básica en Cuba está calculada oficialmente en mil 528 pesos per cápita (2021). El salario mínimo es de dos mil 100 pesos y el máximo es de nueve mil 800 pesos, mientras que la jubilación mínima es justo de mil 528 pesos (un 48 por ciento de los casos).
No obstante, un reciente análisis del economista cubano Omar Everleny Pérez Villanueva, exprofesor y exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, expuso que se necesitan —tomando en cuenta «el mínimo necesario para la subsistencia de dos personas», y según los precios máximos publicados por la ONEI para la provincia de La Habana— unos 19 mil 975 pesos solo para adquirir en un mes un litro de aceite, 30 huevos, tres libras de frijoles colorados, cuatro libras de carne de cerdo, cinco libras de pollo, un paquete normado de café mezclado y otros tres en el mercado libre, además de tres libras de tomate, cinco libras de plátano, tres libras de boniato, tres libras de guayaba, dos libras de queso blanco, un paquete de perro caliente, un kilo de leche, dos libras de cebolla, verduras, un pan normado y otro del mercado libre.
El resultado de la inflación oficial durante marzo constituye «el tipo de dato que cuestiona la idea de que se “avanza” en la estabilidad macroeconómica», subrayó Monreal, quien también hizo notar que «el incremento de precios de los alimentos sigue liderando, por amplio margen, el aumento general de los precios al consumidor».
La crisis alimentaria en los primeros meses de 2024 ha llevado a que por primera vez el gobierno de la isla hiciera una solicitud oficial de ayuda al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas para al menos sostener la distribución de leche subsidiada para los niños menores de siete años. «Sin aumento de oferta de alimentos, es difícil asumir que se reduciría sustancialmente la inflación en Cuba», consideró el economista.
«Transporte» y «Bebidas alcohólicas y tabaco» fueron las divisiones que experimentaron mayores incrementos de precios en marzo, y dentro de la primera sobresalieron en tal sentido los combustibles y las tarifas correspondientes a taxis y transporte interurbano. En el apartado de «Alimentos y bebidas no alcohólicas» volvió a destacar el aumento de precio en la carne de cerdo, una tendencia que se mantiene desde comienzos de año.
«Al concluir el primer trimestre de 2024 los datos oficiales indican el naufragio del componente antinflacionario del paquete económico de 2024 —anunciado de manera fragmentada y de zigzagueante implementación—, con persistencia de un entorno inflacionario empobrecedor», concluyó el economista.
Coincidiendo con la pandemia de coronavirus y con la implementación de la fallida «Tarea Ordenamiento», lanzada en en enero de 2021, Cuba se precipitó en una espiral inflacionaria que parece no tener fin. Ese año, el indicador se ubicó en 77.33 por ciento, y, el siguiente, en un 39.07 por ciento. Al cierre de 2023, la inflación oficial fue de 31.34 por ciento, mientras que algunas estimaciones sitúan la correspondiente del mercado informal en torno al 500 por ciento.
La crisis inflacionaria cubana, tanto en el mercado formal como en el informal —donde único se encuentran muchos productos— genera a su vez más desequilibrios en la economía nacional y en las vidas cotidianas de las familias. Ello mientras el gobierno implementa un cuestionado paquete de medidas —incluida el alza de tarifas oficiales en transporte, combustible y otros rubros— como parte de su estrategia para «corregir distorsiones» y «reimpulsar la economía» en este 2024.
Desde enero último, economistas cubanos han advertido sobre el impacto negativo de esas medidas —finalmente puesto en marcha desde el 1 de marzo— para el bolsillo de los ciudadanos. «Económicamente hará más vulnerable a los cubanos», aseguró a El Estornudo el presidente y CEO de The Havana Consulting Group & Tech, Emilio Morales.También en diálogo con nuestra revista, Pérez Villanueva razonó en su momento que «toda medida que tenga corte transversal, que toca toda la economía, termina al final pagándola el consumidor», y que «la economía en el 2024 estará tan mal como la del 2023, y tal vez más compleja». Asimismo, predijo que habría una agudización de los indicadores inflacionarios, porque las decisiones económicas gubernamentales «no tienen fuerza en la esfera de la producción, que es lo necesario».
