Economía cubana, 2024: Del fracasado «ordenamiento» a la nueva «resistencia creativa»

    El gobierno de Miguel Díaz-Canel admitió oficialmente el fracaso de la Tarea Ordenamiento Monetario y estableció un paquete de medidas con miras a «dinamizar» la economía del país, que cerró 2023 con un 30 por ciento más de inflación y un decrecimiento global de entre uno y dos por ciento.

    Este 2024 no comenzó con las mejores noticias para los menguados bolsillos de los cubanos. El gobierno de Miguel Díaz-Canel reconoció en diciembre el evidente fiasco de la Tarea Ordenamiento Monetario (TOM) e informó sobre una nueva estrategia para «impulsar la recuperación económica del país» que incluye aumentos en los precios de combustibles, electricidad, transporte público, así como la eliminación de subvenciones a la canasta básica familiar y la aplicación de algunos impuestos a servicios básicos.

    En el Segundo Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional de Poder Popular  (ANPP), el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, se encargó de dar a conocer el «paquetazo» con que se pretende paliar la crisis económica; unos días antes la prensa oficialista se había referido al fracaso de la TOM y al inevitable reacomodo en los «Lineamientos de la Política Económica y Social y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030». Según lo expresado durante el VII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), el objetivo es, una vez más, «avanzar en la implementación de un programa de estabilización macroeconómica, que establezca un entorno monetario, cambiario, financiero y fiscal para impulsar la recuperación y el crecimiento de la economía, la convertibilidad y funciones de la moneda nacional y la reducción de la inflación».

    Tras su intervención ante los parlamentarios cubanos, el primer ministro tuiteó: «Como parte de las proyecciones de trabajo del Gobierno para 2024, aplicaremos un grupo de medidas para dinamizar la economía de nuestro país, las cuales serán explicadas con mayor profundidad a la población en los próximos días, previo a su implementación». 

    Medios y redes sociales oficialistas han difundido la nueva propuesta económica luego de que en 2023 —tal como debió admitir el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández— se incumpliera nuevamente el crecimiento anual proyectado (tres por ciento) del Producto Interno Bruto (PIB).

    El paquete de medidas presentado por Marrero Cruz plantea para este 2024:  

    • Incrementar precios mayoristas y minoristas de los combustibles, teniendo como referencia el precio en dólares de la región y aplicando la tasa de cambio del mercado cambiario oficial.
    • Habilitación para turistas y visitantes internacionales de una red de servicentros para la captación de divisas frescas, bajo la premisa de evitar efectos negativos en la población.
    • Incrementos en un 25 por ciento de la tarifa eléctrica para los consumidores del sector residencial, a partir de los 500 kilowatt/hora (kWh), como mecanismo de contención de la demanda.
    • Incremento de la tarifa por el consumo de agua no metrada, de siete CUP a 21- 24 CUP, para estimular el ahorro.
    • Descentralizar a los gobiernos territoriales la facultad de los precios mayoristas y minoristas de los productos de la Medicina Natural y Tradicional de elaboración local, dispensarial e industrial.
    • Incremento de los precios de cigarros y tabacos.
    • Modificar los precios del gas licuado, incrementando el precio minorista del cilindro de 10 kg de 100 a 225 CUP, y de 810 a mil 014 CUP el de 45 kg.
    • Aplicar nuevas tarifas en el servicio de transportación de pasajeros.
    • Prorrogar las exenciones arancelarias a la importación de alimentos y aseo por personas naturales.
    • Actualizar los valores de referencia de las viviendas y aplicar impuestos asociados a los componentes de estos bienes en el proceso de compra-venta entre personas naturales.
    • Perfeccionamiento de la gestión de la Administración Tributaria.

    Marrero Cruz habló también sobre la eliminación de subvenciones a la canasta básica y sobre cambios en la tarifa oficial de divisas en Cuba, aunque no precisó cifras.

    A raíz de las críticas aparecidas en la esfera pública respecto a los probables efectos de este plan sobre la vida de los cubanos, el presidente Díaz-Canel se apresuró a comentar en su cuenta oficial de X: «nada, absolutamente nada de lo que hacemos es para afectar al pueblo. Nuestra principal tarea es la recuperación económica. Las medidas anunciadas […] darán un salto necesario en la economía. Haremos más Revolución y más Socialismo». 

    Descarga de arroz importado por el puerto de Cienfuegos
    Descarga de arroz importado por el puerto de Cienfuegos / Foto X/ MITRANS

    Asimismo, en el discurso de clausura del Segundo Período Ordinario de Sesiones de la ANPP, el gobernante volvió a pedir a los cubanos que resistieran con «trabajo y creatividad».

    «Con la solidaridad y la comprensión de una parte significativa de la comunidad internacional, Cuba enfrenta los impactos del bloqueo recrudecido», dijo también el primer secretario del PCC, quien no perdió esta nueva oportunidad para repetir una lista de responsables de la crisis isleña que, por supuesto, no incluye su propia gestión: a saber, el embargo de Estados Unidos, el coronavirus y el influjo de los avatares económicos mundiales… «Hoy nos corresponde enfrentar la concurrencia a estas problemáticas con las secuelas de la pandemia y la crisis global. Lo haremos con decisión y firmeza, con inteligencia e integralidad, con optimismo y confianza, compartiendo esfuerzos y aportes entre todos en medio de un contexto adverso, pero seguro de que vamos a superar los desafíos con trabajo, talento y creatividad, o sea, con resistencia creativa», pontificó ante los legisladores cubanos.

    Lo que dejó el 2023

    Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, señaló ante la Comisión de Asuntos Económicos de la ANPP que, dadas las limitaciones en la disponibilidad de divisas y de combustibles, no se alcanzaría en 2023 el crecimiento proyectado del PIB a precios constantes (tres por ciento).

    De hecho, reconoció que, según el comportamiento mostrado en los últimos trimestres de 2023, la economía cubana iba a cerrar el año con una contracción de entre uno y dos por ciento. Y, bueno, achacó tal decrecimiento al «recrudecimiento del bloqueo, la crisis multidimensional a nivel global, la insuficiente generación de ingresos en divisas y los desequilibrios macroeconómicos».

    En su intervención, el funcionario detalló que no se cumplió el plan de exportaciones, que alcanzaron apenas los nueve mil 070 millones de dólares, con un incumplimiento de 770 millones de dólares. Mientras, en el sector turístico, tampoco arribó al país la cantidad de visitantes internacionales prevista (3.5 millones); o sea, se recibieron solo dos millones 450 mil visitantes (31 por ciento de por debajo). Esta cifra representa un incremento del 151 por ciento con respecto a 2022, pero de cualquier manera es 42.8 por ciento inferior a la de 2019, el año previo a la pandemia de COVID-19, según los últimos datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).

    De acuerdo con el ministro cubano, la falta de insumos y de combustibles afectó las producciones nacionales para el consumo interno y para la exportación, sobre todo en las empresas estatales, que aún cargan el mayor peso de la economía cubana.

    Tampoco se alcanzaron los niveles planificados de producción alimentaria. En renglones como las viandas, el maíz, la carne de cerdo, la leche y los huevos, se decreció en comparación con el año precedente —aunque Gil Fernández no aportó cifras al respecto.

    El ministro notificó asimismo que la inflación al cierre de 2023 sería un 30 por ciento más elevada, y admitió lo obvio: que ello sigue afectando la capacidad de compra de aquellos que tienen como principal ingreso sus salarios laborales. 

    En cualquier caso, apuntó como causas de la inflación el incremento de los precios internacionales, el déficit de la fuerza de trabajo, la contracción de las ofertas, el déficit de presupuesto, la especulación con los precios —sobre todo, en el sector no estatal—, y la inefectividad de las medidas adoptadas para el control de los precios.

    Las proyecciones oficiales del 2024

    Según lo que trascendió de la intervención de Gil Fernández ante la Comisión de Asuntos Económicos de la ANPP, el gobierno cubano sigue apostando, lógicamente, por lograr más ingresos en divisas y, para ello, incentivar la producción nacional de bienes y servicios exportables; por otra parte, debería sustituir importaciones y, en particular, reducir la importación de alimentos.

    Para 2024, se prevé un crecimiento del PIB, a precios constantes, en torno a dos por ciento. Por tanto, se proyecta también una recuperación del turismo; de hecho, las autoridades aspiran a que se supere la barrera de los tres millones de visitantes internacionales.

    Las autoridades estiman que la participación en el PIB de las formas de gestión no estatales se ubique entre 16 y 18 por ciento, con impacto señalado en la circulación mercantil minorista, el transporte de pasajeros y la actividad constructiva.

    Finalmente, de acuerdo con las proyecciones de Gil Fernández, se esperan avances en la implementación del anunciado Programa de Estabilización Macroeconómica, en el desarrollo del sistema empresarial de la isla, y en la integración de todos los actores económicos. Así también, según trascendió, en el perfeccionamiento de los mecanismos de protección social.

    Puerto de Santiago de Cuba
    Puerto de Santiago de Cuba / Foto X/ MITRANS

    Tras el desfile de los ministros 

    A fines de diciembre, el propio Gil Fernández y el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, fueron los primeros en presentarse en el programa televisivo Mesa Redonda para desmenuzar «los fundamentos y el carácter específico de las decisiones del Gobierno para corregir las distorsiones principales de la economía cubana y reimpulsarla en 2024». 

    El ministro de Economía afirmó que la canasta básica constituía «una distorsión que tenemos que corregir», y arguyó que «esa pretensión de mantener un nivel de aseguramiento de productos a precios muy subsidiados en la actualidad, realmente, cuando usted lo revisa por dentro, no es una distribución equitativa. Sobre todo, por el altísimo costo que tiene para el país mantener la canasta familiar normada, cuya importación cuesta más de mil 600 millones de dólares, 700 millones más que en el 2019, por el incremento de los precios en el mercado internacional».

    Alejandro Gil Fernández, viceprimer ministro y ministro cubano de Economía y Planificación
    Alejandro Gil Fernández, viceprimer ministro y ministro cubano de Economía y Planificación Y Foto: Roberto Garaicoa / ‘Cubadebate’

    Gil Fernández agregó que se está evaluando hasta qué punto es factible «mantener un nivel de asignación en la entrega de productos con los mismos precios subsidiados […], cuando no todos están en la misma situación de solvencia económica».

    Según el titular de Economía, se trabaja «en cálculos, para mover algunos precios y que los subsidios se trasladen a las personas que están en situación de vulnerabilidad y no sean de carácter masivo a todos los productos que se entregan por la canasta familiar normada». 

    Por otro lado, dijo que no se subsidiarán los precios del combustible, y justificó el alza de hasta un 500 por ciento, a partir de febrero, aduciendo que no se puede vender «más barato de lo que costó» porque entonces, apuntó, «¿cómo se compra el barco que viene atrás?».

    De acuerdo con Gil Fernández, la nueva estrategia económica del país busca «aumentar el papel del Estado como ente regulador en la economía, de intervenir en el mercado cambiario». En tal sentido, insistió: «No estamos hablando de más privatización. Estamos hablando de fortalecer la empresa estatal socialista, establecer mecanismos para la regulación de precios y evitar que la competencia se imponga como mecanismo principal para la asignación de recursos en la economía». 

    En tanto, el ministro Regueiro Ale aseguró en televisión que actualmente se revisan todas las exenciones y las bonificaciones fiscales concedidas para todos los actores estatales o no estatales, porque, dijo, «es necesario evaluar cuál ha sido el real efecto que han tenido, y si su comportamiento se corresponde con el objetivo de incentivo, de crecimiento económico, de generar mayores servicios y niveles productivos, según el sector de la economía para el cual opera este tipo de incentivos».

    Otro ministro que asistió al programa de la televisión oficial fue el de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, quien centró su comparecencia en el incremento del 25 por ciento en la factura eléctrica de aquellos clientes que consumen más de 500 kWh; una medida que estaría «destinada al ahorro».

    La subida del precio de la electricidad para los llamados «grandes consumidores» entrará en vigor el 1 de marzo de 2024 (a pagar en abril) y afectaría a un 2.7 por ciento de los consumidores cubanos, según el funcionario. Un consumidor que gaste 600 kWh al mes, con los precios actuales, tiene que pagar dos mil 451 pesos. Con la nueva tarifa, la factura subiría hasta dos mil 681 pesos. Es decir, el incremento del 25 por ciento del precio se aplica a cada kWh por encima de 500 KWh. 

    En otra emisión reciente de la Mesa Redonda, el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, informó sobre los incrementos de precios que supone el fin de «los subsidios» del Estado al transporte público en la isla.

    En ómnibus y aviones, el aumento roza el 300 por ciento, mientras que en el caso de los trenes llega al 700 por ciento. Mientras, los precios del catamarán y el ferry de Batabanó a Nueva Gerona, en Isla de la Juventud, se igualarán en 200 pesos.

    Rodríguez Dávila dijo que también habrá aumentos, a partir del 1 de febrero, en los precios del transporte rutero en La Habana, y en el privado en toda la isla.

    El año que nos espera

    El Estornudo contactó con dos economistas cubanos para analizar el fracaso de la Tarea Ordenamiento y la nueva estrategia económica para este 2024. 

    ¿Por qué fracasó la TOM? ¿Qué propone realmente el gobierno de Díaz-Canel para salir de la crisis? ¿Cómo será 2024 para el bolsillo del cubano?, fueron las interrogantes contestadas por Emilio Morales, presidente y CEO de The Havana Consulting Group & Tech (THCG & Tech), radicado en Florida, Estados Unidos, y por Omar Everleny Pérez Villanueva, exprofesor de la Universidad de La Habana (UH), exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la UH, y actualmente asesor académico del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, Cuba, quien reside en la isla.

    Ambos economistas coincidieron en que este será para los cubanos un año todavía más difícil que el anterior.

    «Económicamente hará más vulnerable a los cubanos», afirmó Morales. «No creo que escape de esta situación ningún segmento poblacional, todos se verán afectados. Aumentaran los problemas sociales, la pobreza y la delincuencia. Aumentará la inflación y disminuirá considerablemente el poder adquisitivo de la población. Como consecuencia, aumentarán las probabilidades de que ocurra un estallido social a gran escala». A su vez, Pérez Villanueva consideró que «la economía en el 2024 estará tan mal como la del 2023, y tal vez más compleja, porque va a haber otra espiral inflacionaria: las medidas no tienen fuerza en la esfera de la producción, que es lo necesario».  

    «Si el año 2023 fue extremadamente catastrófico para el país, el 2024 será peor. La población no podrá soportar esta terapia de choque montada sobre estrategias mal concebidas y planes cantinflescos irrealizables. La población de la tercera edad y los niños serán los más afectados», subrayó Morales, quien comparó la crisis actual con llamado «Período Especial», a comienzos de los noventa, cuando en el país no había prácticamente turismo internacional, ni remesas, ni trabajo por cuenta propia, ni inversión extranjera, ni vuelos de líneas áreas comerciales norteamericanas, ni Internet, aunque no se había desmontado la industria azucarera y las demás industrias no estaban aún en ruinas. 

    Período Especial en Cuba

    «Treinta y tres años después, con todos estos rubros incorporados a la economía nacional (remesas, turismo, producción de níquel, de petróleo, diversificación de la economía, exportación de servicios médicos, etc.), la situación del país es peor», afirmó el experto de THCG & Tech. «Como resultado tenemos una migración masiva de más de 568 mil personas en los últimos dos años y una inflación que ha puesto la tasa de cambio a 280 CUP por un dólar en el mercado informal, más del doble cuando ocurrió el Período Especial».

    En cuanto a las nuevas medidas gubernamentales, Pérez Villanueva apuntó que «todo es aumento de precios», es decir, «todo es en la esfera de la circulación».  

    «Ellos piensan que la economía es estática [pero] la economía está conectada. Por tanto, siempre va a haber aumentos de precios y no se vislumbran en la misma medida los aumentos de salarios», añadió el académico. «Estoy seguro de que a partir de febrero o marzo va a haber una inflación elevada en algunos rubros. Porque si tú me subes la electricidad, yo, MYPIME, que hago pan y tengo que pagar un 25 por ciento más por el uso de la electricidad, ¿qué hago yo? Elemental: aumento el precio de mi pan, porque ahora me cuesta más caro […] Si tú aumentas ahora el precio de los combustibles, […] las tarifas [del transporte] serán más caras».

    MIPYMES en Cuba / Foto: AFP
    MIPYMES en Cuba / Foto: AFP

    «En realidad, el gobierno de Díaz-Canel no está proponiendo un paquete de medidas para salir de la crisis, sino todo lo contrario», sostiene Morales. «Lo que está implementando es una nueva terapia de choque que tendrá un efecto demoledor en la vida de los cubanos, y será más disruptiva que la TOM, la cual tuvo un impacto desastroso en la economía del país. Estos efectos negativos se han ido profundizando desde que se implementó el 1ro de enero del 2021, y hoy se materializan en una aguda escasez de alimentos, medicamentos y productos de todo tipo, una baja en la producción nacional y en las exportaciones, una aguda crisis en el transporte, en el sistema de salud, en el abasto y distribución de agua potable, de generación de energía eléctrica, y una elevada crisis inflacionaria que ha fijado la tasa de cambio en 280 CUP por un dólar en el mercado informal, lo cual ha sepultado el poder adquisitivo de los trabajadores cubanos a la mínima expresión, a razón de 7.50 USD mensuales».  

    «Esta situación, por ejemplo, afecta mucho al potencial de atracción del turismo, por solo citar uno de los efectos colaterales que genera. Es por ello que, dos años después de la pandemia, la recuperación del turismo ha sido extremadamente lenta. En el 2023 no lograron alcanzar la cifra planificada de 3.5 millones de turistas. En cambio, los competidores del Caribe siguen imponiendo récords de llegadas de turistas, como la República Dominicana, que sobrepasó la cifra de 10 millones de turistas», comentó además el CEO de THCG & Tech, quien pone énfasis en el hecho de que estas medidas rehúyen una vez más la necesaria transformación estructural de la economía isleña.

    «Es el mismo mal que acompañó a la TOM, por lo tanto, es otro error sobre el error. Este paquete de medidas ha sido diseñado por el mismo equipo mediocre que dirige Díaz-Canel y el ministro de economía, Alejandro Gil», sentencia Morales, quien precisamente ve entre las causas del fracaso del Ordenamiento la no liberación de fuerzas productivas y precios. En su opinión esa política fue un tiro de gracia al cuentapropismo. «Entre la subida de precios a los insumos, el tope de precios impuesto por el gobierno, las altas multas, y la demonización de los emprendedores en la prensa, se enterró a la fuerza laboral que mejores resultados había obtenido en los últimos seis años previos a la implementación de la TOM», recalca.

    Otro de los problemas de la fracasada estrategia gubernamental fue que realmente no eliminó la dualidad monetaria, ni redujo la tasa de cambio. «En el país continuaron funcionando tres mercados y más de dos monedas. El mercado estatal manejado en pesos; el mercado dolarizado, manejado en MLC, controlado en casi un 95 por ciento por GAESA, y el mercado informal, que opera en dólares, euros y pesos cubanos. La tasa de cambio en el mercado oficial se mantuvo a 1 USD x 24 CUP, pasando en 2023 a 1 USD x 120 CUP, mientras que el mercado informal saltaba de 1 USD x 50 CUP en 2021 a 1 USD x 280 CUP en 2023», explica Morales.

    Así, se ha mantenido el esquema según el cual se paga en CUP el salario de los trabajadores, mientras se venden gran parte de los productos alimenticios y de primera necesidad en divisas como parte de un mercado dolarizado y monopolizado por el gobierno; un estado de cosas básicamente sostenido desde el exterior a través del turismo y, sobre todo, de las remesas. 

    Monedas en Cuba
    Monedas en Cuba / Foto: gestion.pe

    En tanto, Pérez Villanueva considera que la TOM fracasó porque no se enfocaba en el problema fundamental: la (no) producción. «Ellos se empecinan en hacer medidas en la esfera de la circulación», señala. «Yo potenciaría el sector que tiene las mayores reservas. No estoy hablando del capitalismo; te estoy hablando de dónde están las mayores reservas productivas del país, como la tuvo China, como la tuvo Viet Nam. ¿Por qué Viet Nam ha tenido el desarrollo que ha tenido, con un sistema político similar al cubano? Porque la economía se la ha dejado al mercado. El mercado no es capitalismo; eso es una confusión teórica grande. El mercado permite el intercambio, y que haya más mercancía. Por tanto, tienes que liberalizar el mercado».

    «Ese podría ser el camino de Cuba. Si no, vamos a seguir cada año en la misma situación», diagnostica el prestigioso economista. «Ya no estamos en una recesión económica; estamos en una crisis económica. Porque llevamos tres o cuatro años creciendo muy poco o creciendo en negativo, como hemos decrecido en el 2023, de nuevo, después de haber decrecido en el 2020 en un 11 por ciento».

    De acuerdo con Emilio Morales, una de las medidas más disparatadas para este 2024 en Cuba es fijar en 18.5 por ciento el déficit fiscal. «Sería el segundo peor déficit del PIB a nivel mundial, solo superado por Ucrania, un país que está envuelto en una guerra, ocasionada por Rusia», indica. «Es algo así como profundizar aún más el hueco en el que se han metido. Con este nivel de déficit fiscal están sepultando la escasa posibilidad que hoy existe de inversión extranjera y están enviando una señal equivocada a los acreedores de la deuda externa. Ningún inversionista se va a atrever a un poner un centavo en la isla, sería un suicidio. Esto aumentará la ya alta desconfianza que los acreedores de la deuda externa tienen sobre el gobierno cubano», vaticina el especialista.

    En resumen, no parece improbable que este nuevo paquete de medidas, dirigido a «la esfera de la circulación», acerque más al país a la catástrofe que a una vía de estabilidad y prosperidad que lo aleje de la actual situación de crisis multisistémica.

    El gas para consumo doméstico tendrá mayor precio en 2024
    El gas para consumo doméstico tendrá mayor precio en 2024 / Foto X/ MITRANS

    «En 2024 las condiciones para que se produzca otro 11 de julio [de 2021] serán más propicias que en 2023. El paquetazo presentado es parte de la propia involución del sistema en su incapacidad absoluta para autorreformarse. Es la materialización de la decrepitud y la mediocridad del ala más conservadora de la élite partidista, apuntalada por la oligarquía que controla GAESA. El único aspecto positivo de este paquetazo es que tiene todo el potencial de convertirse en la espada de Damocles que ponga fin al régimen cubano», sostiene el economista y consultor Morales. 

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    Katia Monteagudo
    Katia Monteagudo
    Nació en el centro de Cuba, pero es ya chilanga por adopción. Pertenece a la generación del linotipo, a la mismísima era del plomo, pero sigue en el oficio por puro deseo casi 40 años después de haberse licenciado en la Universidad de La Habana.
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    1 COMENTARIO

    1. Excelente análisis, felicitaciones a la autora. Tal vez Katia Monteagudo pueda escribir un ensayo que responda la siguiente inquietud: ¿Es cierto que Cuba es pobre, apenas turismo, níquel y dos o tres modestos ingresos por tabaco, ron y camarones; lo que niega que democracia y un mercado abierto puedan exterminar la pobreza, aminorar el crecimiento de desigualdades económicas y sociales?

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