Mr. Sad es un repartero. Necesitas ser feliz

    Durante la pandemia visité el municipio de Bauta bastante a menudo. Al principio no me gustaba, el puntal de las casas es muy bajo. Todo allí es de una decadencia más bien rural y yo me crié en Centro Habana, que también es decadente, pero tiene otro ritmo. Alguien me dijo: «Mr. Sad, el grafitero, vive aquí al lado». Cuando lo vi en el portal de su casa me sorprendió que fuera tan joven, un muchacho delgado de ojos muy vivos.

    Hacía unas semanas había hecho una cola de seis horas para comprar en una tienda en MLC y había visto un grafiti suyo. Más de cien personas esperábamos un camión que traería algún cárnico (no sabíamos cuál) y nunca llegó.

    En todas las colas se me acerca una señora mayor y comienza a contarme su vida. Aquí, en España, también me pasa, soy un imán para las viejas. Aquel día, salí acompañada de una viejita de esas de bermuda y carrito de la compra. Iba hablándome del hijo médico que desertó de la misión, del hambre permanente, de aprender a vivir con menos. Leímos en una esquina, en letras cursivas y grandes: «Necesitas ser feliz» y creo que no pudimos hablar más durante todo el trayecto. Cuando llegué, prendí la última vela de mi casa, me di un baño para sacarme del cuerpo las horas bajo el sol, bailé sola. Ese no era el primer trabajo de Mr. Sad que yo había visto. Cerca de la calle Obispo estaba el del cráneo hueco.

    Un cráneo vaciado que contiene una flor. Debajo se lee la inscripción: «No hay cráneo». En la jerga popular significa que algo no tiene mayores consecuencias/ que carece de profundidad o significado/ salir absuelto de una situación/ o sea: no hay rencor, no hay cráneo.

    Más adelante, Abraham explica que su trabajo está más relacionado con el site specific y con la intervención pública que propiamente con el grafiti, y creo que tiene razón. Por eso, escoge la entrada de la calle Obispo. Un lugar donde mucha gente está luchando por la subsistencia, dejando el pellejo en la acera. Juega con la aparente frivolidad de la frase y la coloca en un sitio donde adquiere otra carga semántica. Claro que hay rencor y consecuencias. Dentro y fuera de la isla casi todos andamos craneados.

    En el caso de «Necesitas ser feliz», la frase comenzó a aparecer por varios puntos de la cuidad y las personas que la encontraban subían una imagen a las redes. Era una señal: el azar les estaba hablando: sean felices, pero cómo… Después de la represión del 11J, en una cuidad desolada por el hambre, no había gesto más político y subversivo que aquella frase.

    Los recuerdos de La Habana se me gastan. Anoto un montón de preguntas cursilonas para Abraham Echevarría (Mr. Sad) sobre su relación con la cuidad. Sobre todo, quiero que me hable de él mismo, porque es un hecho que está en La Habana y quiero saber cómo hace para mantenerse vivo creativamente en medio de tanta adversidad.

    ¿Cómo recuerdas de la primera vez que marcaste un muro, una pared?

    Me llamaba mucho la atención pintar en la calle, comencé a hacerlo en lugares apartados del pueblo, las primeras cosas que probé fueron poner el nombre de mi hermano, el nombre de un amigo. Nos vestíamos de negro y preferíamos salir en la noche, todo un ritual. Imitábamos el estereotipo de lo que creíamos era un grafitero. La primera vez fue en octavo grado, al lado de mi secundaria, con un spray que logramos comprar entre varios. Al otro día estaba la policía en la escuela y eso generó cierta adrenalina en mí.

    En El Vedado, específicamente en 23 y O, fue el primero que hice como Mr. Sad, cerca del cabaret que estaba allí, no recuerdo su nombre, pero sé que lo están derrumbando ahora. Marcamos la pared y no me percaté de las cámaras que estaban en las esquinas: enseguida llegó la policía. Tuve que decirles que era un proyecto de la casa de la cultura, inventar un cuento para salir del paso. Terminamos yendo a Marianao y esa es la primera pincha que está en mi IG: un letrero que pone Mr. Sad.

    Esos fueron los primeros impulsos. Luego pasé un tiempo elaborando la estética, la idea, porque soy totalmente autodidacta. Cada vez que salía a marcar estaba todo planificado. Sabía qué y cómo quería hacerlo.

    ¿Qué referentes del arte urbano o de la cultura hip hop te inspiraban en tus inicios? ¿Se han sumado nombres?

    Tú sabes que soy de Bauta. Iba a la Habana casi todas las semanas y desde adolescente me fijaba en los sitios que estaban marcados por algunos grafiteros como Mr. Myl, Fabián (2+2= 5). En la Bienal de la Habana había visto trabajos de 1 Up: un grupo de grafiteros alemanes, y JR: un artista urbano francés. No conocía mucho más que lo que se hacía en Cuba. Las intervenciones de JR con fotografías y pasting me hicieron entender que el grafiti era más que un letrero.  

    Creo que existe un estereotipo en cuanto a la relación del hip hop con el grafiti. Yo escuchaba a Los Aldeanos como toda mi generación, pero no tenía otra referencia del hip hop. Era un friki total. Después bailé tecktonik, reguetón, era uno más del barrio sin muchas referencias especiales.

    Mi referente estético directo es la propaganda que se generaba en la prensa cubana de principios de siglo pasado. La consulté bastante para mi tesis, así que el estilo de mis propuestas es muy parecido al que utilizaban. Se componían de un objeto con una cinta y un slogan. El objeto era lo que se vendía, casi siempre dibujado a líneas.

    ¿Cómo defines tu estética? ¿Te interesa hacerlo?

    Es difícil no pecar de hacerse el raro. Siento que la esencia de lo que quiero hacer está en el grafiti, pero también ha transitado por el mural. Me gusta situarme más cerca de la intervención pública, porque son piezas bastante premeditadas, pienso mucho en el formato y los colores. Mi intención suele estar muy clara y siempre enfocada al sitio en que las plasmaré. En ese sentido también está relacionado con el site specific y menos con el grafiti, a veces puede ser algo más espontáneo o meramente estético.

    Soy graduado de Historia por la Universidad de la Habana. Fue lo más cercano que encontré a lo que quería ser realmente. Siempre me ha interesado la antropología. Me especialicé en temas de análisis del discurso y construcción de identidad. Mis intereses conceptuales como creador también van por ahí.

    Pensar la identidad desde aspectos como la identidad lingüística y lo que eso implica en la sociedad. Creo que el espacio público es el sitio ideal para problematizar sobre una identidad tan cerrada como la que se ha intentado instaurar en el país después del 1959.

    He ido evolucionando y sumando nuevos elementos, pero me interesa tener una propuesta simple, que se resuma en una frase de la jerga popular.  Las frases suelen surgir de un hecho o costumbre, casi siempre sobre temas simples o en apariencia superficiales, lo que hago es investigar sobre el contexto histórico de ese acontecimiento y resumirlo en un objeto que a nivel simbólico pueda sintetizar ese momento. Sería ideal si el espectador, en este caso la gente que transita por las calles que son mi público ideal, accediera a reinterpretar esa frase, o al menos a pensar sobre ella. De ahí salió Mr. Sad, siempre fue alrededor de la propaganda, de generar un ciclo comercial de marketing alrededor de la jerga y su análisis.

    ¿Quién es Mr. Sad?

     Mr. Sad es un grafitero repartero.

    ¿Y un romántico…?

    Puede ser… Él cree que en el barrio se transforma la identidad, sobre todo la identidad idiomática, y esto está muy relacionado con el reparto como fenómeno cultural y musical. Un lugar donde me interesa mucho pintar es en las paradas de las guaguas, porque es donde la gente que a mí me interesa pasa más tiempo y puede leer algo con detenimiento. No importa si es en Centro Habana, La Habana Vieja o El Cerro, lo importante es que la gente entienda esa jerga, la tenga asumida como propia.

    Estoy orgulloso de que se me considere un grafitero y de que la gente reconozca mi trabajo, pero no lo he hecho tanto como quisiera. Muchos de esos grafitis fueron hechos mientras cursaba mi carrera o durante los dos años que impartí clases en la Universidad de la Habana, antes de ser prácticamente expulsado sin muchas explicaciones.

    ¿Cómo enfrentas la fundidera o la crisis creacional?

    No me da tiempo a sentirme estancado o sin ideas. Lo que me falta es capital, la producción de un día entero trabajando en la calle cuesta: el spray, las brochas, etc. Muchas veces no tengo ese dinero, por suerte, bocetos me sobran. Aprovecho esos tiempos de pausa para trabajar en ellos o desarrollar esas otras facetas de mi creación, así no me quemo. Ahora estoy trabajando en otra estética o digamos que refinando esta, con un diseño gráfico más sólido y todo ha sido fruto de un proceso lento.

    También hago fotografía y producción audiovisual, así que eso me ha ayudado mucho a no fundirme, creo que el grafiti es sólo una arista de mi realización, otra forma de expresar mi pregunta respecto a la identidad.

    ¿Prefieres trabajar en la periferia o en sitios más céntricos como Centro Habana o La Habana Vieja?

    En cuanto a las zonas, pinté mucho en Marianao porque de cierta forma era una zona segura, allí estaba el proyecto Akokán, donde había materiales y se podía pintar tranquilo. En Bauta pinté mucho porque era mi propio laboratorio. Si alguien me agarraba pintando no pasaba nada porque todos me conocen. Otro lugar donde he pintado mucho es en Habana del Este, en Cojimar, porque allí estuve becado durante toda la universidad, pero el concepto de Mr. Sad es marcar lugares donde su público ideal lo pueda recibir, en ese sentido prefiero los lugares concurridos.

    ¿Cómo percibes el ambiente cultural en la isla? ¿Crees que la represión y la censura han inducidos un estado de crisis en el panorama artístico?

    Hay muchas cosas interesantes sucediendo en Cuba en materia de arte. Es cierto que gran parte de los creadores ya no viven aquí. Por eso, la idea del arte cubano se ha expandido tanto territorialmente. Hay muchos artistas de la diáspora que, aunque viven fuera, siguen pensando y consumiendo información que tiene que ver con Cuba y eso se refleja en sus obras.

    Hubo una radicalización de las condenas hacia el arte urbano y eso ha afectado su producción. Después del 11J todos tuvimos que aprender sobre el autocontrol y sobre cómo lidiar con la censura porque para seguir pintando hay que estar fuera. Ha habido un cambio importante en artistas que asumían un discurso político más directo, más confrontacional, en ese sentido han tenido que inhibirse de trabajar para salvaguardar su integridad física.

    Aquí sobreviven muchos artistas que practican una falsa crítica al gobierno. Avalados por el propio sistema que los utiliza como una especie de válvula de escape. Esa situación ha quedado al descubierto y hemos visto quiénes son los privilegiados por el poder y quiénes los que han tenido que perder su libertad o autocensurarse para salvaguardarla.

    El éxodo más reciente de artistas y periodistas (digamos el de los últimos dos años) sucedió porque la expresión en Cuba se ha inhibido al extremo. La verdad, dentro de la comunidad artística e intelectual me siento solo y realmente tengo miedo de seguir haciendo mi trabajo porque esa comunidad que podía hacer presión frente a alguna injusticia o respaldarte en un momento de vulnerabilidad frente al poder se ha ido de Cuba, la gran parte está en Madrid o en Miami.

    La conciencia de que no tienes un gremio a veces te conduce a la autocensura, porque te encuentras totalmente por tu cuenta, te sientes menos respaldado. Otras veces te da una fuerza tremenda para seguir. Creo que formo parte de una generación que está descubriendo cómo manejar la soledad y vulnerabilidad que provocan las olas migratorias.

    Por último: ¿qué música escuchas mientras estás pintando/interviniendo?

    Los temas que más escucho ahora son: «2009» de Mac Miller, «Disneylandia» de Drexler, «Sesion 36 Bzrp» de Brzp y Nathy Peluso, «Fly me to the Moon», de Frank Sinatra. Los artistas que siempre me han acompañado cuando trabajo: Calle 13, Bola de Nieve, C. Tangana, Arcángel, Bad Bunny y mucho reparto cubano, me ayuda a trabajar, me normaliza la situación.

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    1 COMENTARIO

    1. …suerte hijo, con tus Garabatos…con Bad Bunny al oído no llegarás muy lejos, escuchando a Sinatra menos, creo que el segundo es Peorrr, igual, nadie escarmienta por cabeza ajena:
      A lo que tiene sin dormir,
      ..hay un tal Ezequiel Suárez, todo indica que es un borracho, un Delincuente y para colmos, Extorsionador, lo ha hecho con mi hijo en La Maldita Fábrica del Desastre, Uds. Le llaman FAC…que parece tiene banderín Abierto en esta WEB…saquen a ese Guayabito del potaje.
      Por La Salud del Estornudo

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