Remesas desde EE.UU.: ¿Qué pasa con el salvavidas de la economía cubana?

    En 2023, las remesas hacia Cuba totalizaron mil 972.56 millones de dólares y experimentaron una caída de 3.31 por ciento en relación con 2022 (dos mil 040.25 millones), según informe de Havana Consulting Group.

    Pablo* lleva más de seis años en Estados Unidos y cada vez que envía dinero a Guantánamo, Cuba, lo hace a través de conocidos o con personas que hacen de «mulas» para llevar mercancías, dinero o medicinas. 

    Prefiere esas vías al servicio de Western Union (WU). Primero, las comisiones son menores o nulas. Segundo, se evita caer en el entramado bancario cubano, donde sus dólares terminan convertidos en una moneda virtual de la cual nadie sabe el real valor.

    «Es mejor que mi madre reciba esos dolaritos en mano. Ella los vende al mayor cambio en la calle y saca más provecho. Imagínate que con 100 USD ahora son como 30 mil pesos. Su jubilación es de mil 525 pesos al mes. La diferencia es mucha. Mejor que se quede con los verdes. Las cuentas en MLC [Moneda Libremente Convertible] son una trampa», comenta Pablo, receloso, a El Estornudo.

    También cuenta que a veces no tiene ni que mandar los dólares a Cuba. Se los lleva a un conocido suyo en Houston, Texas, donde vive, y ese dinero se lo dan en pesos cubanos a la madre en la mismísima puerta de su casa. 

    «Son muchas las ventajas», afirma Pablo. Y añade que en los bancos de la isla «no hay ni dinero cubano». O sea: «Es un lío sacarlo», precisa. «Por eso prefiero que le llegue en efectivo, y que lo guarde, aunque sea bajo el colchón, como hacían mis abuelos».

    «Otra cosa, allá solo me queda ella y mi hijo mayor», dice aún, categórico. «Poco a poco he ido sacando a mi gente. Primero a mi esposa, después a mi hermana; luego a mis primos. Es mejor invertir en la salida del país, que estar desangrándome cada mes con remesas».

    ***

    El último año resultó caótico para las finanzas del régimen de La Habana, asevera el economista cubano Emilio Morales en el reciente informe «Cuba: crece la emigración pero se hunden las remesas», emitido por The Havana Consulting Group & Tech (THCG & Tech) y Cuba Siglo 21.  

    Morales señala además que, aunque en 2023 llegaron a Estados Unidos más de 200 mil cubanos, las remesas hacia la isla experimentaron una caída de 3.31 por ciento (mil 972.56 millones de dólares) en relación con 2022 (dos mil 040.25 millones). Ciertamente, habría que ir hasta 2010 (mil 920 millones de dólares) para hallar un volumen de envíos monetarios similar al registrado el año precedente.

    «La cifra alcanzada en 2023 representa una caída de 46.93 por ciento en comparación con el 2019, año previo a la pandemia», puntualiza asimismo el presidente y CEO de THCG & Tech, una firma de consultoría con sede en Miami, Florida, enfocada en la economía y el mercado cubanos.

    Morales subraya que los resultados de año pasado «constituyen un verdadero parteaguas en la historia de los envíos de remesas a la isla. Es una fuerte señal de alarma de que el país está perdiendo una de sus principales líneas de ingresos».

    El experto destaca igualmente que esa caída se verifica aun cuando el escenario ha cambiado con respecto a los años anteriores : «ya no es la pandemia demoledora del 2020 que mantuvo en cuarentena a la isla por más de veinte meses, ni tampoco las sanciones impuestas por el Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro que prohibían hacer transacciones por medio de las empresas norteamericanas, que bajo la estructura empresarial de las fuerzas armadas controlaban el negocio de las remesas a la isla». De hecho, apunta: «Al permitirse las operaciones con la empresa Orbit S.A, conectada de forma opaca con GAESA, quedó libre el camino de enviar a Cuba remesas desde EE.UU.». 

    ***

    Danay llegó a Miami a principios de 2022. Ella formó parte de la primera oleada de cubanos que hizo la llamada «ruta de los volcanes», luego de que el régimen de Daniel Ortega, en Nicaragua, estableciera el libre visado para los cubanos hacia finales de 2021, significativamente tras las protestas masivas del 11J en la isla.

    Ella partió desde Villa Clara con los dólares contados y con la promesa de pagar a un familiar suyo cada centavo que este le prestó para marcharse a Estados Unidos. Entonces atravesó, coyote mediante, cuatro países desde Managua y, luego, cruzó con el agua al pecho el río Bravo por la zona Piedras Negras, en Coahuila, para entrar por Eagle Pass, Texas. 

    «Desde que puse un pie en este país no he hecho más que trabajar para pagar lo que debo. Para Cuba he podido mandar muy poco», confiesa Danay a El Estornudo.

    Sus prioridades han sido pagar la deuda (unos ocho mil dólares), la renta del efficiency que habita en Miami Beach, la letra del carro que necesita para ir a trabajar; eso además de la comida y otras necesidades básicas, así como los muchos trámites necesarios para legalizar su estatus migratorio en ese país. 

    «Lo que gano no da para más, por lo que enviar dinero a Cuba no es opción. Alguna vez he mandado con gente conocida unos dolaritos a mis padres. Quisiera ayudarlos más, pero estoy empezando una nueva vida aquí y no me dan las cuentas para tanto», dice Danay. 

    Asegura que conoce a otros cubanos que llegaron con ella a Estados Unidos y que no han podido mandar un dólar, porque todavía no han pagado las deudas que contrajeron en la travesía. Algunos les deben a familiares; otros, a gente que exige pago con intereses. 

    ***

    Entre 2008 y 2018 el crecimiento conjunto de las exportaciones cubanas en los rubros de turismo, productos de minería, azúcar y sus derivados, medicamentos, productos del mar congelados, tabaco y productos agropecuarios, fue apenas de 310 millones de dólares, mientras que las remesas en efectivo ascendieron en el mismo período dos mil 244 millones de dólares. En cuanto a las remesas totales (efectivo + mercancías), aumentaron cuatro mil 619 millones, lo que significó un incremento 14.9 veces mayor que el de dichas exportaciones, refiere un estudio de THCG & Tech.

    En ese periodo las remesas en efectivo a Cuba tuvieron un crecimiento constante. De mil 447.06 millones de dólares en 2008, pasaron a tres mil 691.68 millones de dólares en 2018, para un incremento promedio anual de 236.47 millones de dólares.

    Pero, en noviembre de 2020, el presidente Donald Trump prohibió cualquier transacción financiera entre Estados Unidos y FINCIMEX, empresa a cargo por ese entonces de gestionar las remesas en Cuba, al ser el brazo financiero de la corporación CIMEX, perteneciente al Grupo de Administración Empresarial (GAESA), de las Fuerzas Armadas de Cuba.

    De inmediato quedaron congelados los envíos de dinero hacia la isla hasta que en 2022 la Administración Biden empezó a aflojar las dobles tuercas impuestas por la política de mano dura de Trump desde su llegada a la Casa Blanca en 2017.

    Finalmente, el 3 de marzo de 2023, WU retomó el envío de remesas hacia Cuba, tras dos años de suspensión de esos servicios y de una pequeña fase de prueba, en enero de 2023, durante la cual solo se permitía enviar dólares desde Florida, donde se ubica la mayor parte de la comunidad cubana en Estados Unidos.

    A partir de entonces, la gestión de las remesas en la isla sería asumida por Orbit S.A., una empresa de la que solo se conoce que se constituyó en febrero de 2020 y que recibió en 2022 un permiso del Banco Central de Cuba para tramitar esos dineros; aún es un «misterio» quién la administra. En cualquier caso, afirma Morales que el regreso de WU a la isla «ha pasado sin penas ni glorias». 

    El economista sostiene que los cubanos apenas envían remesas por esa vía. «Actualmente predomina la vía informal (84 por ciento)», indica. «El dinero en mano traído por mulas es más apreciado que el que va a parar a un banco oficial, cuyos cajeros automáticos a menudo no funcionan y están siempre a expensas de “corralitos” para retirar a cuentagotas el dinero. Adicionalmente, los receptores prefieren tener dólares en mano a tener una cuenta bancaria en una moneda que se devalúa día a día».

    ***

    Daniel reúne dinero para sacar a su hijo, esposa y dos nietos de Cuba. Prefiere que ellos se le unan a seguir mandándoles cada mes dólares, comida, medicina, ropa y hasta chupa-chupas para los niños. «Es el cuento de nunca acabar y un saco sin fondo», comenta en diálogo con El Estornudo.

    «Si sumara todo el dinero que les he mandado ya podía hasta tener un negocio propio», razona. «Ya estoy a punto de jubilarme, pero antes quiero que ellos vengan para acá. Ellos aún son jóvenes y pueden salir adelante, pero yo ya no puedo mandar dinero para Cuba cuando me retire. Quiero una jubilación en paz».

    Daniel le manda a su hijo y familia en La Habana entre 100 y 200 dólares en efectivo. Le paga a una mula para que lleve ese dinero y otras cosas que pueda reunir en el transcurso de un mes. Alguna que otra vez, dice, ha mandado dinero para que se deposite la remesa en la cuenta de MLC de su hijo.

    «Mi hijo y su esposa son informáticos, aquí tienen grandes posibilidades. Sus hijos son pequeños y pueden aprender inglés en la escuela. Este año espero tenerlos acá conmigo, y luego cierro la caja fuerte y boto la llave». A eso aspira Daniel. 

    ***

    «La migración masiva, legal e ilegal, de cubanos hacia EE.UU. se ha convertido en una gran operación de rescate y reunificación familiar, cuyos costos son priorizados por los parientes y amigos en el exterior», explica Emilio Morales, quien también es vicepresidente de Cuba Siglo 21, una ONG radicada en Madrid que asegura promover una sociedad abierta, democrática y próspera, fundada en un Estado de derecho y un mercado libre.

    Morales estima, además, que la excluida diáspora cubana desembolsó en 2023 entre mil 800 millones y dos mil 200 millones de dólares para sacar del país a más de 200 mil cubanos hacia Estados Unidos —mientras otros muchos miles están ahora mismo en camino.

    «Sin dudas, es un capital enorme que el exilio prefirió invertir para darle la libertad a sus familiares, antes de utilizarlos, junto a ellos, como capital de inversión en las esclavas MIPYMES, que a duras penas tratan de imponer el régimen como nueva variante de sobrevivencia en su arcaico y mafioso modelo económico», discurre el analista sobre el desempeño de las remesas cubanas en 2023, un periodo en que, sin embargo, esos envíos crecieron en la región latinoamericana por sexto año consecutivo (una tendencia que debería mantenerse en el futuro próximo). 

    De hecho, en noviembre último, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimaba que en 2023 las remesas en Latinoamérica y el Caribe alcanzarían la cifra récord de 155 mil millones de dólares, casi un diez por ciento más que en 2022.

    En su estudio, Morales advierte que «de nada sirvieron los gestos de la Administración Biden para aliviar su situación y alentarlos a reemprender reformas en la isla». Y detalla al respecto: «Ni siquiera con la eliminación del límite de remesas, el restablecimiento de los envíos de remesas de EE.UU. a Cuba —que ha significado el regreso de Western Union y de otras empresas al negocio de envío de dinero a Cuba desde ese país—, más el restablecimiento de los vuelos de líneas aéreas norteamericanas a varios aeropuertos cubanos, el régimen cubano no ha podido recuperar los niveles de remesas recibidas antes de la pandemia». 

    Las conclusiones del economista reflejan las intuiciones prácticas de quienes envían dinero a la isla por vías alternativas a las oficiales o bien prefieren utilizarlo para costear el camino migratorio de sus seres queridos.

    «Sus políticas restrictivas internas [las del gobierno cubano] no solo han sepultado sus principales industrias, también han terminado por descarrilar las remesas», afirma Morales, para quien «el desastre del sistema de gobernanza del país no solo se refleja en el entierro de la industria azucarera, el colapso de la matriz energética, del sistema de salud y la caída en picada de la industria turística cubana, ahora también se ha convertido en la potencial tumba de una de las pocas fuentes de ingresos que aún sobrevivían en la maltrecha economía cubana».

    *Todos los nombres de cubanos residentes en Estados Unidos entrevistados para esta nota fueron cambiados por su propia decisión y por respeto a la privacidad de sus familias.

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    Katia Monteagudo
    Katia Monteagudo
    Nació en el centro de Cuba, pero es ya chilanga por adopción. Pertenece a la generación del linotipo, a la mismísima era del plomo, pero sigue en el oficio por puro deseo casi 40 años después de haberse licenciado en la Universidad de La Habana.
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    1 COMENTARIO

    1. Felicitaciones a Katia Monteagudo, merece unos chiles en nogada de septiembre, su mejor mes porque las nueces están más frescas. Un amigo de Aventura es el dueño, testaferro de por medio, de un nuevo restaurante en El Vedado. Va a la mitad con un sobrino de uno de los viejitos de la Junta Militar. Katia podría escribir sobre este tema: Inversiones de cubanos transterrados en el país. De nuevo: felicitaciones y mole poblano.

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