Renó Hedinger, en la transidentidad: «El arte no es algo, es alguien»

    La sala. Un sillón. Dos taburetes. Mesitas de noche. Caña trapicheada. Paisaje cubano. ¿Qué es un paisaje cubano? Le hago esta pregunta al artista visual Renó Hedinger (Cienfuegos, 1984). Un búnker. La soledad. La salvación. La otredad. La guerra. La paz. Un refugio. ¿Qué es un refugio? Le hago esta pregunta a Renó Hedinger. La naturaleza. La violencia. El cuerpo. La identidad. ¿Qué es para ti la identidad? Le pregunto a Renó.

    Y me responde.

    Desde Suiza, desde su estudio en Zúrich, desde su estudio que es un búnker me responde. Se construyó poco después de la Segunda Guerra Mundial, en los años cincuenta. En ese sótano pinta, dibuja y esculpe. Esculpe, sobre todo, ideas. Esculturas como raíces aéreas. Nada hay más bello que las raíces aéreas: el rizoma, la adventicia. 

    Llevo un rato pensando en algo que leo entre líneas. Entrelíneas. Entre dientes. Entre lo que se dice, entre lo que me dice y lo que percibo. Una mística. Una neblina. (Mist). Una idea neblinosa que resumo: el arte es eso que está entre la guerra y el búnker.

    El arte es eso que está entre la guerra y el búnker. 

    El arte es eso que está entre la guerra y el búnker. 

    El arte es eso que está entre la guerra y el búnker. 

    Título: Odinia.

    Quisiera tener la suficiente lucidez como para traducir esta idea, para argumentarla, para desvelarla. Renó me ayuda yendo a ese (neblinoso) lugar de los orígenes. En su adolescencia empezó a cuestionarse qué es el arte. Estudió, investigó y llegó a una esencia —llamémosle esencia. Una esencia es, de cierto modo, una conclusión. ¿Es también una reclusión? 

    Renó llegó a un territorio de claridades múltiples. En un tiempo donde todavía no sabemos muy bien qué significa lo múltiple. El sentido múltiple de su creación artística, ese sentido oculto del cual parece ser poseedor, esa reticencia y riqueza esencial que se le supone, funda una posibilidad abierta para hablar, para reinterpretar, para deconstruir todo lo que somos.

    Quizá ese sea su propósito: deconstruir todo lo que somos. Sobre todo, después de decirme que para él «el arte no es algo, es alguien».

    El arte no es algo, es alguien

    El arte no es algo, es alguien.

    El arte no es algo, es alguien.

    Título:Gratitud. 

    Esta personificación del arte le permite construir una cosmogonía desde la cual iniciar su(s) viaje(s). Volvemos a las esencias para dejar en claro una postura política. La postura política es un carácter de infiltración. Renó Hedinger es un cuerpo poroso que afecta y es afectado. Sabe que el arte es una expresión viva. Es, afirma, «una expresión viva y muy poderosa».

    Ensayos y ensayos y ensayos sobre la función del arte. Ensayos y ensayos y ensayos sobre el deber del arte. Su trabajo, que se desplaza entre la pintura, la escultura, el grabado, el dibujo, la instalación y la performance, no lo entiende Renó como caminos dicotómicos. Deber y función se entrelazan.

    Sus dibujos, casi siempre al carboncillo, impresionan no solo por las grandes escalas que maneja, entre cinco y diez metros de largo, sino por la potencia y radicalidad de la imagen. Es como atrapar una mariposa dentro de un vaso de cristal. Es como hacer eso y luego decir: «vuela». La figura aletea, pero no escapa fuera de nuestros ojos. Es como atrapar una mariposa dentro de nuestros ojos. Es como hacer eso y decir: «vuela». La figura aletea dentro de nuestros ojos. No es magia, es un gesto de transcodificación. 

    Título:Gratitud. 

    Es una presuposición: «No solo debemos descansar en la naturaleza, sino que la naturaleza debe descansar dentro de nosotros».

    Renó Hedinger estudió en la Academia de Bellas Artes «Oscar Fernández Morera», en Trinidad, al centro de Cuba. Con una decena de exposiciones personales y una veintena de colectivas, ha transitado un camino de superposiciones en el que las nociones de amor y arte comparten un sino común.

    Si antes decíamos que «el arte no es algo, es alguien», ahora traemos a colación dos ejemplos que contienen la idea anterior. En 2012 Hedinger realizó su quinta exposición personal. La nombró El amor no es algo, es alguien. Para más coincidencias, su segunda muestra individual, en 2006, se tituló El arte de amar. El arte, como el amor, se fragua en el deseo. Somos criaturas del deseo. Pero el deseo es polimorfo. El deseo es una sutura. Es una danza que nos mueve. El deseo mueve. 

    Dentro de la misma mente deseante, la de Renó, dos nociones que se unifican: amar es crear. Es como una especie de estereoscopía en la que el relieve (erótico) reivindica la necesidad. Renó Hedinger reivindica la necesidad del vínculo, del entre. Se necesitan tres componentes estructurales para que se active el Eros: amante, amadx y lo que media entre ellxs. 

    Por eso el arte entre la guerra y el búnker.

    Por eso el amor entre la guerra y el búnker.

    Un estado mental queda al descubierto. 

    Para Hedinger el paisaje es una herramienta. Contrapuntea entre el tabaco y el azúcar. Me habla de una religión, la de la caña de azúcar. Me habla de una relación, la de la iglesia y el cañaveral. Me habla, con énfasis, sobre un vínculo, el de la circunstancia y el modo de vida. En ese ir y venir se configura la identidad. Diremos su identidad. La que entiende que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y no al revés. 

    Edgar Ariel: Tu recorrido como creador está infiltrado por una noción que no deja de ser ella misma un filtro, un cuerpo poroso e inestable. Me refiero a la noción de identidad. ¿Qué es para ti la identidad?

    Renó Hendinger: Más que una exacta descripción, aun siéndolo, son vocablos/herramientas puntuales que han acompañado mi curiosidad y mi trabajo de investigación personal desde los 15 años. Ha sucedido en mi intento humilde y honesto de vivir cultivando la tierra fértil y sembrando las pequeñas semillas de lo que realmente somos, hechas de esa energía vital y trascendente que nos constituye. 

    Esta pregunta presupone un contacto desde el respeto con lo histórico, con el vasto y controversial legado en las ciencias sociales (psicología, sociología, etc.), la filosofía, la teología, la antropología, la etnografía, la física clásica y la cuántica, el arte… A partir de un análisis gnoseológico vertebro cándidamente una noción que es también una concepción, una idea, una abstracción e imagen de eso que llamamos «identidad».

    Veo la identidad como un principio ontológico que me ha resultado útil y revelador. En este sentido, afirmo la noción de Aristóteles: «La identidad es cierta unidad de ser, o bien como la unidad de una pluralidad, o bien cuando se la toma como múltiple, como cuando se dice que una cosa es». Este concepto lo puedo resumir en un sintagma nominal: caña de azúcar trapicheada. 

    A su vez, rumio el concepto de ontología, el cual busca identificar y aclarar las condiciones esenciales que determinan la identidad y la existencia de las cosas. Es decir, estudia   lo que hace que las cosas sean como son. Pero esta reflexión me lleva a discernir: «las cosas también se convierten en lo que no son».

    Por ejemplo, la esclavitud y la condición de esclavos y esclavas. Este ejercicio avasallador, deshumanizado y deshumanizante puede llevarnos a asumir de manera inconsciente la identidad como una soez subyugación. Y no lo es; es un modo diario de existencia, castrado de toda esperanza de vida y libertad.

    La esclavitud y la condición de esclavos y esclavas no es una virtud natural del ser humano. Esta opresión se enseña, se aprende y se lega. Por eso entiendo que las cosas «también se convierten en lo que no son, los seres humanos nos podemos convertir en lo contrario».

    La identidad para mí es mucho más que un ambiente físico o una época, es mucho más de lo que hemos heredado. La identidad es lo que ha subsistido en el silencio de la esclavitud. La identidad es todo lo que ha callado el oficio de los desprecios históricos. Por eso para mí la identidad es la «biología del silencio». Es la poderosa virtud que ha permanecido oculta en nuestro espíritu, la esencia misma de lo que somos. Es la buena energía que en alguna instancia trasciende nuestros cuerpos físicos, perecederos. 

    La caña de azúcar trapicheada como recurso expresivo conforma determinados símbolos y engloba toda esta consideración. Modo de vida, circunstancia, existencia y trascendencia. 

    Es curioso que tu taller se encuentre en un búnker. ¿El arte es eso, un búnker?

    El búnker es, a la vez, metáfora y paradoja, pero ambas no me funcionan para definir el arte. (Esa construcción de hormigón armado, generalmente subterránea, destinada como refugio durante bombardeos y sus consecuencias posteriores. Ese espacio inexpugnable es, a la vez, un ejercicio de violencia, de deshumanización. Considero que un acto de defensa es ya un ataque premeditado. Un búnker es también un arma, un símbolo y un pretexto para los que inducen a las guerras. Un búnker es también una medida disuasoria y clasista). 

    El arte, como expresión y sustancia pura de nuestra esencia espiritual, nos revela quiénes somos verdaderamente. Pues todos los seres humanos, tanto los que instigan las guerras, como los que se refugian y las rechazan absolutamente, somos de naturaleza y energía creativa.

    No existe un ser humano estúpido en la Tierra, lo que existe son estados mentales y espirituales en los cuales es imposible ser inteligentes y empáticos. Esto significa que, en esencia, desde nuestra propia naturaleza y energía, es desde donde podemos realmente conectar con la creatividad que proviene del verdadero flujo vital, de nuestra fuente espiritual. 

    Es imprescindible que tomemos consciencia de algo: no somos seres humanos viviendo una experiencia espiritual, sino que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. Y que nuestros pensamientos, sentimientos, decisiones y actitudes influyen en la energía universal que nos envuelve a todos, porque estamos interconectados por una gran red de conexión viva. Esto es el arte para mí. Para mí el arte permanece latente, palpitando vida, amor, sapiencia, empatía, reconciliación, resiliencia…, justo entre la guerra y el búnker.

    Cada mañana cuando entro a este espacio sueño, medito, oro… No por mí, sino por mis semejantes. Porque un sueño noble es aquel que involucra el bienestar y la felicidad de alguien más. 

    Recuerdo una vez, mientras caminaba y regresaba al taller después de comprar un regalo para alguien, que tuve el infortunio o la bendición de encontrarme con un suizo radical, de los que no aceptan inmigrantes en su país de origen. Mientras me detuve en la parada para considerar tomar el bus, esta persona estaba ahí también y al instante me miró. Yo también lo miré con intención de decirle con la mirada: «Grüezi». Una palabra que significa más que hola, más que buenos días, su raíz significa «bendecido sea tu día».

    Unos segundos después este ser abrió su boca y molesto me imputó ante los demás. Me dijo que tenía que tener boleto para el bus y no venir a Suiza a robarle al Estado. Realmente lo entendí todo y me impactó mucho su soez y arbitraria acusación. Lo miré fijamente y le dije muy despacio para que me entendiera: «Gott segne dich, ich wünsche Ihnen einen wunderschönen tag», cuyo significado es: «Dios te bendiga, te deseo un maravilloso día». 

    Entonces decidí caminar hacia mi taller. Recuerdo la última palabra que escuché de esta persona hacia mí: «estúpido». Esto realmente me molestó mucho, pero no decidí apelar a la violencia o la agresión física. Al llegar al taller me postré y bendije a esta persona. Lloré en este búnker bendiciendo a mi agresor.

    Con esto quiero decir que la guerra comienza en la mente y el corazón de alguien que permanece en estos estados mentales en los cuales es imposible ser inteligentes, lúcidos, empáticos, razonables, etc. Desde ese día soy más consciente de que cada instante que abordo ese búnker estoy interviniendo la guerra y la violencia de este mundo desde el arte, con el arma más poderosa que existe: el amor.

    ¿Y si pensamos en la idea del refugio? ¿Y si pensamos que tu arca, construida con bagazo de caña, no es otra cosa que un refugio? Refugios construidos con tejidos fibrosos. 

    El arte para muchos puede ser un chiste, una ironía, una especie de burla, un simple negocio, etc. El arte está en cada vez que respiro, en cada vez que pienso en mi abuela, en mi abuelo y en mi madre.

    En Cuba desarrollé un trabajo sociológico con jóvenes en barrios con alto porcentaje delictivo. Desde el diálogo real, a través de un intercambio artístico, pude establecer con ellas y ellos reflexiones serias sobre el impacto del reguetón y sus patrones; sobre la violencia de todo tipo; sobre la niñez y los sueños truncados. Eran jóvenes con un niño interior muy dañado. Hablábamos sobre el desarrollo de la tecnología, la educación y la precariedad económica. Reflexionábamos en torno a los deseos de emigrar, la prostitución, las conductas de consumo… Logré que consideraran, visualizaran, creyeran y emprendieran su camino en los principios morales, espirituales y naturales que nos constituyen, nos ayudan a reflexionar y crecer.

    Hoy muchos han construido un lindo presente y un futuro. Cuando observo todo esto, que nació de un proyecto personal que investigaba cómo el arte podía tocar las puertas del alma de toda la vecindad en mi barrio, creo en la función del arte.

    Ahora, un refugio es sinónimo de asilo, de acogida o de amparo. Es un lugar donde uno se resguarda de un peligro vital. Es un estado temporal muy positivo y necesario, un proceso que se debe vivir. 

    Pero el arca es mucho más que eso, trasciende cuantiosamente la definición y la intención del refugio. 

    Título: Es tiempo de Arcas de Noé

    ¿Cómo? 

    Habría que entender el acontecimiento del arca de Noé. Para unos es una leyenda y para otros un hecho histórico real. En ambos casos es muy favorable como recurso expresivo en la comunicación de una visión existencialista, poética, agudamente reflexiva, trascendente y vigente.

    El arca fue pensada y construida en un contexto donde el ser humano era un lobo para el propio ser humano. Donde se había multiplicado la maldad, y eso es lo que me interesa. Porque la intención del arca no se basa en patrones religiosos, en seguir dogmas que nos limiten o nos subyuguen. Al contrario. El arca es un proceso necesario y es íntegramente un espacio de paideía. Es decir, no es solo un lugar de refugio físico, es una oportunidad de meditación, introspección, resiliencia. Un lugar donde el ser humano puede reencontrarse y alimentar su espíritu; al punto de que pueda lograr encontrar cada mañana una nueva razón para amar de nuevo. 

    Título: Es tiempo de Arcas de Noé

    Tu arca (Es tiempos de arcas de Noé) está hecha de tejidos fibrosos, de bagazo. ¿Por qué?

    Un refugio después de cumplir su función permanece ahí, inerte. Pero los tejidos fibrosos, las cañas de azúcar trapicheadas que conforman Es tiempos de arcas de Noé, son un corazón latente que palpita vida y comparte reflexiones insondables sobre nuestra existencia. Esta arca de gramíneas nos representa como seres humanos. A su vez, se acciona hacia nuestros semejantes, siendo la almohada para el cansancio de cada día de nuestro prójimo.

    En ese bagazo procesado subsiste nuestra identidad como seres espirituales, sociales, como personas llenas de heridas, huellas, herencias morales fracturadas, pero con una luz aún definida y determinada a afectar benignamente nuestra responsabilidad de vida, en contraposición a la antropofagia cotidiana.

     ¿Y si pensamos que no hay refugios infinitos? 

    Reafirmo: el arca es un proceso necesario y es íntegramente un espacio de paideía. En el arca no hay entrada, no hay salida. En el arca hay fluidez, energía, propósito, trascendencia, sentido de la vida. Por lo tanto, el arca no es un refugio ni para alguien, ni para mí. Es mucho más que eso. Es una oportunidad para todos y también para mí.

    Puede ser un refugio, pero puede ser un paisaje. Cuando piensas en un paisaje, ¿en qué piensas?

    Un paisaje es una oportunidad de vida, de conexión, cuyo carácter es el resultado de la acción y la interacción de factores naturales. Somos tierra, somos naturaleza. Los principales minerales en nuestro cuerpo son calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro, azufre, magnesio, manganeso, hierro, yodo, flúor, zinc, cobalto, selenio… y energía.

    Cuando pienso en un paisaje recuerdo todo esto. Pienso en el aliento de vida como ley espiritual suprema que sostiene todas las leyes naturales existentes, inherentes a nosotros mismos. No somos simples espectadores de la naturaleza, somos naturaleza. Podemos crear y generar acontecimientos favorables para y con nuestra sociedad.

    ¿Qué es un paisaje para mí? El arca lo es.

    spot_img

    Newsletter

    Recibe en tu correo nuestro boletín quincenal.

    Te puede interesar

    Similares / Diferentes

    Similares, diferentes… Gemelos como incógnita y confirmación de la...

    «Un país se construye desde sus comunidades»

    Cuando los activistas cubanos Marthadela Tamayo y Osvaldo Navarro hablan, usan palabras como «ciudadanía», «articulación», «comunidad», «barrio» o «sociedad civil». Cualquiera diría que son términos válidos solo para las sociedades en democracia, y no para un país cerrado, donde parece que todo el mundo se marchó.

    No hay frenos para la inflación en Cuba

    La inflación oficial en Cuba se aceleró durante marzo...

    Pedro Albert Sánchez, el profe, el predicador, el prisionero

    Pedro Albert Sánchez es abiertamente «cristiano». Algo de mártir tiene. Y también de profeta. Cada una de sus acciones, consideradas «exitosas» solo en un plano simbólico, tributa al orgullo de haberse mantenido fiel a sus ideas. El profe condensa en sí mismo todo el imaginario cristiano. El sacrificio es su satisfacción.

    Economía cubana: crisis de productividad, inversión deformada, falta de divisas, descontrol...

    El gobierno cubano reconoce que aún no se concreta la implementación de las proyecciones acordadas para la estabilización macroeconómica del país. Igual admite el fracaso de la política de bancarización y que las nuevas tarifas de los combustibles aumentaron el valor de la transportación de pasajeros, tal como se había predicho.

    Apoya nuestro trabajo

    El Estornudo es una revista digital independiente realizada desde Cuba y desde fuera de Cuba. Y es, además, una asociación civil no lucrativa cuyo fin es narrar y pensar —desde los más altos estándares profesionales y una completa independencia intelectual— la realidad de la isla y el hemisferio. Nuestro staff está empeñado en entregar cada día las mejores piezas textuales, fotográficas y audiovisuales, y en establecer un diálogo amplio y complejo con el acontecer. El acceso a todos nuestros contenidos es abierto y gratuito. Agradecemos cualquier forma de apoyo desinteresado a nuestro crecimiento presente y futuro.
    Puedes contribuir a la revista aquí.
    Si tienes críticas y/o sugerencias, escríbenos al correo: [email protected]

    spot_imgspot_img

    Artículos relacionados

    «Un país se construye desde sus comunidades»

    Cuando los activistas cubanos Marthadela Tamayo y Osvaldo Navarro hablan, usan palabras como «ciudadanía», «articulación», «comunidad», «barrio» o «sociedad civil». Cualquiera diría que son términos válidos solo para las sociedades en democracia, y no para un país cerrado, donde parece que todo el mundo se marchó.

    ‘Prima Facie’, una exposición doméstica en Camagüey

    La curaduría independiente en Camagüey no es una tarea fácil. En diez años he podido concretar solo unos pocos proyectos. El ambiente de la provincia es lento y cerrado. Decía Thomas Merton, exagerando, pero con razón, que en Camagüey la gente se iba a dormir a las nueve de la noche.

    Luis Manuel Otero: «Te levantas a las seis de la mañana con una campana que suena como el alarido de un loco»

    «¿La gente sigue siendo la misma? No, pero yo creo que sí. Cuando yo escucho la voz de mis amigos, creo que son los mismos seres con la misma colectividad y la misma positividad, más allá del sufrimiento y de la distancia».

    Los días sin luz

    En la sala de mi casa de La Loma,...

    1 COMENTARIO

    1. Muchísimas gracias de todo corazón querido Edgar. Es genial tu gran trabajo. Es un placer inmenso trabajar contigo. Muchas gracias también por tu sabiduría, poesía y verso vivo.

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí