La Historia del Arte se muerde la cola en ciertos muros ruinosos del Instituto Superior de La Habana (ISA) y, por supuesto, también en esta serie fotográfica, «Rupestre», de Rigoberto Oquendo (Chacho).
Su autor desarrolló este proyecto entre 2006 y 2015, alrededor de medio siglo después de la edificación de ese complejo de escuelas que diseñaran los arquitectos italianos Vittorio Garatti y Roberto Gottardi, y el cubano Ricardo Porro.

Rigoberto Oquendo. Rupestre.
Ahora Oquendo nos muestra las catacumbas reales y simbólicas del arte cubano. Se lee en una de estas paredes: «→ RINCÓN SUBLIME DE LAS VIDAS INCIPIENTES y los hogares abandonados».
- Rigoberto Oquendo. Rupestre.
- Rigoberto Oquendo. Rupestre.
Más allá del evidente hipervínculo entre grafiti y pintura rupestre, entre posmodernidad y prehistoria, sorprende al fotógrafo la terquedad de este locus pétreo en un sitio donde se supone que «los estudiantes tienen la posibilidad de expresarse en lo que cada cual está estudiando»: música, danza, teatro, audiovisual, plástica, etcétera.
Dice Oquendo que en 2008, mientras documentaba estas y otras figuras e inscripciones lanzadas contra y desde los tabiques más apartados y desahuciados del ISA, se realizó una reparación que cubrió «todos los grafitis». Sin embargo, asegura, esta práctica incoercible, pertinaz resurgiría poco después.

Rigoberto Oquendo. Rupestre.
«Como el hombre primitivo escribiendo las paredes», dice Rigoberto Oquendo (1969), un fotógrafo dispuesto a sumergirse en los vórtices espiralados de la memoria.

Rigoberto Oquendo. Rupestre.
El sofisticado laberinto del arte de vanguardia, la incesante amenaza escarlata de unas magníficas ruinas circulares, el revolucionario (e inacabado) sueño arquitectónico del ISA; todas esas formulaciones de la totalidad se revelan aquí y ahora en su más oscura y rebelde fragmentación: como trazo primitivo, como secreta galería pompeyana donde rezuman la salvaje procacidad de la violencia y del erotismo, como palimpsesto de cinismo y de ingenuidad, como mentidero insobornable donde por fin grita su verdad el YO.
(Fotografías autorizadas por Rigoberto Oquendo).