Capablanca en Moscú

    La Rusia imperial había tenido una importante tradición ajedrecística en la etapa anterior a la Primera Guerra Mundial, a fines del siglo XIX y principios del XX. Dos fuertes torneos internacionales tuvieron lugar en la entonces capital imperial, San Petersburgo, en los años 1895-1896 y 1914, ambos ganados por el entonces campeón mundial Emanuel Lasker. 

    Sin embargo, fue después del triunfo de la Revolución Bolchevique y, sobre todo, después de la constitución de la Unión Soviética, que el ajedrez se convirtió en una prioridad política del nuevo Estado. A partir de los esfuerzos organizativos del líder bolchevique y notable ajedrecista Alexander Ilyn-Genevsky (apodado «el ginebrino» por haber sido uno de los exiliados en esa ciudad suiza antes de la Revolución) se organizó en Moscú, 1920, el primer campeonato nacional de la URSS, que fue ganado por Alexander Alekhine (la transliteración de su apellido del ruso al castellano es Aliejin), con 12 puntos de 15 posibles, seguido por Piotr Romanovsky, con 11, y Grigori Levenfish, con diez. 

    Al año siguiente, Alekhine abandonó el país para radicarse en París con su esposa suiza, Anneliese Rüegg. Pero en 1924 otro fuerte ajedrecista ruso, Efim Bogoljubov, regresó tras vivir en Alemania en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Su vuelta reforzó el ajedrez soviético brevemente, pues emigró en 1926 nuevamente a Alemania para jamás volver a la Unión Soviética.

    La institucionalización del apoyo al juego ciencia, como instrumento para promover el deporte y la cultura soviéticos, quedó refrendada con la creación de la Sección de Ajedrez dentro del Comité Estatal de Cultura Física de Toda la Unión, al frente de la cual se puso al comisario y militar bolchevique Nikolai Krylenko, tristemente célebre por su participación alternativa como presidente y fiscal de varios de los Tribunales Revolucionarios en la época del Terror Rojo, entre 1918 y 1922. Luego él mismo sería ejecutado como resultado de las purgas estalinistas de los años treinta. Krylenko impulsó la masificación de la práctica del ajedrez, promoviendo la creación de clubes de ajedrez en fábricas y escuelas. Terminada la guerra civil que siguió al triunfo bolchevique y estabilizada la situación política, volvieron a organizarse los campeonatos de ajedrez de las principales ciudades, y de toda la Unión Soviética. El segundo campeonato de la URSS, efectuado en 1923, fue ganado por Romanovsky, mientras que el tercero y el cuarto, en 1924 y 1925, fueron conquistados por Bogoljubov.

    En ese contexto, específicamente en el año 1925, se decidió organizar un potente torneo internacional con varios de los más excelsos ajedrecistas del mundo, encabezados por el campeón mundial José Raúl Capablanca y el extitular Emanuel Lasker, junto a los mejores jugadores soviéticos de entonces. Alekhine no fue invitado por su decisión de no regresar a la URSS. 

    Moscú 1925

    De acuerdo con el gran maestro, escritor e historiador de ajedrez Andrew Soltis en su libro Soviet Chess, 1917-1991, Krylenko obtuvo un financiamiento de 30 mil rublos por parte del Consejo de Comisarios del Pueblo (entonces gobierno de la URSS) para la organización del primer torneo internacional de la época soviética, a celebrarse en Moscú entre el 10 de noviembre y el 10 de diciembre de 1925. Participarían 11 ajedrecistas extranjeros y diez soviéticos, entre los que estarían los ocho primeros clasificados en el campeonato nacional. 

    En aquellos tiempos aún estaba vigente la Nueva Política Económica (NEP); la URSS había establecido relaciones diplomáticas con varios gobiernos de países europeos, y era frecuente encontrar técnicos y visitantes extranjeros en las principales ciudades soviéticas. A pesar de que no se habían restablecido las relaciones con Estados Unidos, el campeón estadounidense, Frank Marshall, estuvo entre los invitados, junto a Capablanca y Lasker, así como Savielly Tartakower (entonces polaco), Carlos Torre Repetto (México), Richard Reti (Checoslovaquia), Ernst Grünfeld y Rudolf Spielmann (Austria), Akiba Rubinstein (Polonia), Fred Yates (Inglaterra) y Friedrich Sämisch (Alemania). Los soviéticos eran Efim Bogoljubov, Piotr Romanovsky, Alexander Ilyn-Genevsky, Fiodor Bohatyrchuk, Boris Verlinsky, Grigory Levenfisch, Ilya Rabinovich, Solomon Gotthilf, Fiodor Duz-Khotimirsky y Nikolai Zubarev.

    Como anécdota significativa, cuenta Soltis en su libro que entre los maestros extranjeros existía preocupación respecto a la posibilidad de pasar hambre; pues bien, Grünfled apareció en Moscú cargado de conservas.

    En su biografía de Capablanca, Miguel Ángel Sánchez cuenta que en principio Capablanca no había asegurado su participación debido a que las autoridades soviéticas anunciaron el pago de pasajes a la URSS (solo) desde cualquier punto de Europa. Ello motivó una colecta en el Unión Club y se recopiló la entonces considerable suma de tres mil 105 pesos (equivalentes a la misma cantidad en dólares); entre los contribuyentes estuvieron el entonces presidente Gerardo Machado, el exgobernante Mario García Menocal, el senador Clemente Vásquez Bello y el secretario de Justicia, Jesús María Barraqué. Más tarde, los organizadores anunciaron que pagarían los viajes completos de Capablanca, Marshall y Torre Repetto. Además, se le otorgó a Capablanca un caché de cinco mil dólares estadounidenses (Sánchez, 2019: 331-332). La popularidad del ajedrez era tan grande en aquella época que el cineasta Vsevolod Pudovkin filmó el simpático cortometraje en que Capablanca se interpreta a sí mismo. 

    Capablanca era el favorito indudable, sin embargo, comenzó el torneo con un ritmo lento, entablando cinco partidas y ganando solo una en sus primeras seis rondas. En la séptima fue derrotado por el joven maestro soviético Ilyn-Genevsky en 37 movimientos de una India del Rey, y en la novena otro joven soviético, Borís Verlinsky, le derrotó en 60 movimientos de una Apertura de Peón Dama. En ambos casos el cubano llevaba las piezas blancas. Al final, solo consiguió el tercer lugar con 13 ½ de 20 posibles, a dos puntos del vencedor Efim Bogoljubov y a medio punto de Lasker. 

    Tabla final de posiciones del Torneo Internacional de Moscú, 1925 / Fuente: Chessbase
    Tabla final de posiciones del Torneo Internacional de Moscú, 1925 / Fuente: Chessbase

    A pesar de que el campeón mundial tuvo resultados por debajo de las expectativas, en la ronda 19 obtuvo una contundente victoria sobre el ganador del torneo, el ruso Bogoljubov. Lo derrotó en 32 movimientos de un Gambito de Dama Aceptado.

    Blancas: José Raúl Capablanca (Cuba) - Negras: Efim Bogoljubov (URSS) [Gambito de Dama Aceptado]. Ronda 19 del Torneo Internacional de Moscú, 1925 / Fuente: Chessbase
    Blancas: José Raúl Capablanca (Cuba) – Negras: Efim Bogoljubov (URSS) [Gambito de Dama Aceptado]. Ronda 19 del Torneo Internacional de Moscú, 1925 / Fuente: Chessgames

    Capablanca obtuvo nueve victorias, nueve tablas y dos derrotas, para un 67.5 por ciento de efectividad. La victoria de Bogoljubov llevó a varios periodistas a considerarle probable retador del campeón, pero al año siguiente abandonó la URSS definitivamente.

    Durante su estancia en Moscú, Capablanca ofreció varias simultáneas y en una de ellas, el 20 de noviembre, el joven de 14 años y futuro campeón mundial Mijaíl Botvinnik lo derrotó en 32 movimientos de un Gambito de Dama Declinado.

    Moscú 1935

    Durante los años treinta el ajedrez soviético cobró enorme fuerza, aunque el país aún se mantenía al margen de la Federación Internacional de Ajedrez y, por tanto, de los Torneos de Naciones en los que se dirimía el campeonato mundial por equipos. 

    Para entonces, Capablanca había perdido el campeonato del mundo ante Alekhine en Buenos Aires, 1927, y no había logrado obtener de este el debido match de revancha. En cambio, había obtenido varios éxitos internacionales al ganar los torneos de Budapest y Berlín en 1928; Margate, Budapest y Barcelona en 1929; Hastings 1929-1930, y Nueva York en 1931. Y había vencido a Max Euwe en un match por 6-4 ese mismo año. 

    Por eso fue invitado al Torneo Internacional que se efectuó en Moscú entre el 15 de febrero y el 14 de marzo de 1935. Nuevamente se reunió a un grupo importante de maestros extranjeros, junto a los mejores ajedrecistas soviéticos, que ya mostraban una mayor capacidad competitiva. Entre los extranjeros estaban además Emanuel Lasker, Salo Flohr (Checoslovaquia), Rudolf Spielmann (Austria), Andor Lilienthal (Hungría), Gideón Ståhlberg (Suecia), Vasja Pirć (Yugoslavia), y la campeona mundial femenina checoslovaca nacionalizada británica Vera Menchik. Por el lado soviético participaron Mijaíl Botvinnik, Ilya Kan, Grigori Levenfisch, Viacheslav Ragozin, Piotr Romanovsky, Ilya Rabinóvich, Nikolai Riumin, Vladimir Alatortsev, Victor Goglidze, Grigori Lisitsin, Fiodor Bohatyrchuk y Vitaly Chejover.

    El torneo fue ganado por Flohr y Botvinnik con 13 puntos de 19 posibles, seguidos por Lasker con 12½ y Capablanca en cuarto lugar con 12. Flohr y Lasker resultaron invictos. Capablanca ganó siete partidas, entabló diez y fue derrotado en dos (una frente al joven soviético Nikolai Riumin y la otra frente a Lasker). Capablanca sufría un fuerte resfriado y perdió en la primera ronda ante Riumin en 29 movimientos de una Defensa Nimzoindia. El descalabro ante Lasker llegó en la novena ronda, en 64 movimientos de una Defensa Francesa. En ambos casos el cubano conducía las piezas negras.

    Tabla final de posiciones del Torneo Internacional de Moscú, 1935 / Fuente: Chessbase
    Tabla final de posiciones del Torneo Internacional de Moscú, 1935 / Fuente: Chessgames

    Después del torneo, tres grandes ajedrecistas judíos, Lasker, Flohr y Lilienthal, solicitaron a las autoridades soviéticas permanecer en Moscú. Los dos últimos se convirtieron posteriormente en ciudadanos soviéticos. 

    Antes del torneo, el cubano también ofreció varias simultáneas y, en una de ellas, el 10 de febrero, obtuvo un resultado desastroso porque de 30 tableros solo venció en siete, entabló en nueve y fue derrotado en 14. También ofreció simultáneas en Leningrado, después de finalizada la contienda (Sánchez, 2019, tomo II: 128).

    Tanto Capablanca como Lasker fueron invitados a participar en el evento que se organizaría al año siguiente en la capital soviética.

    Moscú 1936

    Entre el 14 de mayo y el 8 de junio de 1936 tuvo lugar el Tercer Torneo Internacional de Moscú, la última gran cita organizada antes de la nueva época de terror que sobrevendría con los «procesos de Moscú» y, después, la agresión nazi. 

    En esta ocasión serían solo diez participantes y la competencia se desarrollaría a dos vueltas. Entre los extranjeros invitados, además de Capablanca, estaban una vez más Lasker, Flohr y Lilienthal, quienes se encontraban en la URSS desde el año anterior, así como el austriaco Erich Eliskasses. Originalmente, habían sido invitados los estadounidenses Reuben Fine y Samuel Reshevsky, pero no aceptaron porque el campeonato estadounidense terminaría dos días después de la primera ronda en Moscú. Los soviéticos convocados fueron Mijaíl Botvinnik, Viacheslav Ragozin, Grigori Levenfish, Ilya Kan y Nikolai Riumin.

    Capablanca versus Botvinnik en Moscú, 1936 / Foto: Vía www.sovietchess.com
    Capablanca versus Botvinnik en Moscú, 1936 / Foto: Vía www.sovietchess.com

    Esta vez pudo cumplirse el dicho de «en la tercera va la vencida». Capablanca ganó invicto con 13 puntos de 18 posibles, producto de ocho victorias y diez empates, y aventajó en un punto al segundo lugar, Mijaíl Botvinnik, a quien derrotó 1½- ½. Solo Flohr y Levenfish le empataron la serie personal con dos tablas cada uno; a Riumin lo venció 2-0, mientras que a Lilienthal, Ragozin, Lasker, Eliskasses y Kan los venció por 1½- ½.

    La victoria sobre Botvinnik fue en la séptima ronda de la primera vuelta, con piezas negras, en 49 movimientos de una Apertura Inglesa.

    Blancas: Mijaíl Botvinnik (URSS) - Negras: José Raúl Capablanca (Cuba) [Apertura Inglesa]. Ronda 7 del Torneo Internacional de Moscú 1936 / Fuente: Chessbase
    Blancas: Mijaíl Botvinnik (URSS) – Negras: José Raúl Capablanca (Cuba) [Apertura Inglesa]. Ronda 7 del Torneo Internacional de Moscú 1936 / Fuente: Chessgames

    Unos meses después, Capablanca se impondría en el fuerte Torneo de Nottingham, Inglaterra, empatado con Botvinnik, y por delante de Fine, Reshevsky, Euwe, Alekhine, Flohr, Lasker, Vidmar, Tartakower, Bogoljubov y otros. En esa ocasión superó con piezas blancas a Alekhine durante la segunda ronda, en 38 movimientos de una Defensa Holandesa. Un resultado así lo ratificaba como un poderoso contendiente por el título mundial que en aquel momento ostentaba Euwe. 

    Tabla final de posiciones del Torneo Internacional de Moscú 1936 / Fuente: Chessgames
    Tabla final de posiciones del Torneo Internacional de Moscú 1936 / Fuente: Chessgames

    Moscú 1936 y Nottingham fueron dos de los mayores éxitos de Capablanca después de su derrota en el match contra Alekhine, puesto que logró superar a varios ajedrecistas jóvenes en ascenso que ya se encontraban entre los mejores del mundo.

    ***

    Referencias:

    -Chessgames (2023) www.chessgames.com

    -Sánchez, Miguel A (2019). Capablanca. Leyenda y realidad. Tomos I y II. Editorial casa Vacía.

    -Soltis, Andrew (2000). Soviet Chess, 1917-1991. McFarland & Company, London.

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    5 COMENTARIOS

    1. Indudablemente, aún en el declinar de su carrera, cuando el genio cubano se presentaba en forma, trituraba al más pinto de la paloma. En toda la historia moderna del juego, con los dedos de la manos se pueden contar quienes han exhibido una mandarria tan demoledora. Solo el, Fisher y unos pocos más, han podido, como ojivas termobaricas, arrasar con todo. Esa es la diferencia entre un gran ajedrecista y un genio. Los grandes hacen lo que pueden, los genios hacen lo que quieren.

      • Dos ajedrecista casi olvidados, Sultan Kan y Rashid Netzmedinov, uno indu el otro ruso tártaro, fueron sorprendentes jugadores, Sultán Kan derrotó a Capablanca en Londres y Rashid a Mijaíl Tal , el mago de Rifa, hay que recordarlos ….

        • Muy bueno que lo mencione, es otro tipo de «genialidad» que no redunda en resultados de marcador en torneos, sino en belleza combinativa e imaginación fuera de canones. Sobre Nezhmetdinov son celebres los elogios de grandes como Botvinnik que de el dijo «Nadie ve combinaciones como Nezhmetdinov» y Mijail Tal que aseguraba que «sus partidas revelan la belleza del ajedrez y te hacen enamorarte del ajedrez, no tanto por los puntos y los primeros lugares, sino por la maravillosa armonía y elegancia de su juego en particular.»
          De Sultán Khan baste decir que Capablanca llegó a llamarle Genio, un galardón que rara vez otorgó el cubano.

        • Gracias por sus comentarios. Ambos fueron excelentes ajedrecistas que, sin embargo, tuvieron una corta vida ajedrecística.

          Capablanca se refirió a Sultán Khan en términos elogiosos. Fue campeón británico en 1929, 1932 y 1933. De hecho no era hindú, sino musulmán, pero nacido en la India Británica que, en aquel entonces reunía a los territorios que con la independencia se dividieron en India, Pakistán y Bangladesh. Después de la independencia vivió en el entonces Pakistán Occidental. Derrotó a Capablanca en el torneo de Hastings 1930-31 en el que finalizó en tercer lugar con seis puntos de nueve posibles, detrás del ganador Euwe (7,0) y de Capablanca que fue segundo (6,5). Venció a Tartakower en un match en 1931 y perdió con Flohr en 1932. Representó al equipo británico en las olimpiadas mundiales de Hamburgo 1930, Praga 1931 y Folkestone 1933. Regresó a la India Británica en 1935 y después de un match con un ajedrecista indio, nunca más volvió a participar en una competencia ajedrecística. Murió de tuberculosis en 1966, a los 63 años.

          Rashid Nezhmetdinov fue un muy fuerte ajedrecista que, sin embargo, nunca consiguió ser Gran Maestro. Hoy existe una proliferación de Grandes Maestros, pero en aquella época era muy difícil obtener el título. De hecho, nunca he entendido por qué la FIDE nunca otorgó títulos póstumos, en mi opinión, debió hacerlo. Pero si fue reconocido como Maestro Internacional. Sus años de gloria fueron entre 1946 y 1958. En 1954 finalizó segundo a solo medio punto de Korchnoi en el torneo internacional de Bucarest, con 12,5 de 17 posibles, finalizando delante de Filip, Jolmov, Furman, Pachman, O’Kelly, Ståhlberg y Szabó entre otros.

      • Gracias por sus comentarios. Ciertamente fue un ajedrecista excepcional, un verdadero genio. Creo que si hubiera sido tan estudioso como Alekhine habría sido campeón mundial durante muchísimos años. De hecho, es sabido que perdió la corona mundial porque no se preparó adecuadamente. Había vencido a Alekhine en el fortísimo Tornero Internacional de New York de 1927. Personalmente pienso que podría haber vencido a Alekhine en la revancha, de haberse producido como era usual, un año o dos después de la derrota, sin embargo, la Gran Depresión le impidió reunir los fondos que se habían establecido en el Acuerdo de Londres de 1922 y Alekhine se escudó en ello para evitar ese match en todo momento. De hecho, Alekhine aceptó el reto de ajedrecistas mucho más débiles como Bogoljubov y Euwe. Al primero lo derrotó dos veces y ante el segundo perdió en 1935 pero ganó la revancha en 1937. Euwe recibió el reto de Capablanca, pero el holandés fue fiel al compromiso de conceder a Alekhine la revancha. Si no lo hubiera hecho, habría perdido ante el cubano y Alekhine habría tenido que vérselas de nuevo con éste. Como dato, Capablanca lo derrotó en Nottingham 1936.

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