La Casa Titón: Memorias del cine contrarrevolucionario

    Aun en la muerte, Tomás Gutiérrez Alea asume el papel del hombre que calla por conveniencia, o por lo que en política suele llamarse «coherencia». Un artista que finge y acata porque sus alternativas siguen siendo, más allá de la tumba, el ostracismo o el colaboracionismo.

    Alguien como Leni Riefenstahl nos parece un modelo de consecuencia, comparada con el genio del Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficos. Leni abrazó el nazismo y lo articuló en indiscutibles obras maestras del cine trágico. Titón, en cambio, se replegó hacia la farsa, el refugio de los arribistas.

    La doblez le permitió satirizar la caída de la República y burlarse, al mismo tiempo, de la nueva clase en ascenso que tomaba las riendas del poder, unos temas cruzados que explora con creciente claridad en películas clásicas, desde Las doce sillas a Los sobrevivientes.

    Quien reconsidere esas obras podrá calcular al artista trágico que hubiera sido Gutiérrez Alea de haber tomado en serio la revolución. Pero la farsa fue su medio y su destino. Así, nuestro Gran Dictador aparece en sus películas como caricatura, un payaso solemne que solo merece tratamiento de silencio y slap-stick.  

    Titón fue el astuto operativo de las reuniones de la Biblioteca Nacional y el comisario del corazón de oro en el politburó. Maestro del embaraje, engañó a sus jefes tanto como a su público. Ni Milan Kundera expresó mejor la broma de una dictadura: solo el director de La muerte de un burócrata logró burlarse de la tiranía y ser parte de ella.  

    Los falseadores de historias que, corriendo las cercas, sostienen que la institucionalización llegó a Cuba en 1976, deberían ver ese filme de 1966, que es el velorio de la falsa conciencia y la obra maestra del cine contrarrevolucionario, una modalidad que Titón inauguró tres décadas antes de la Perestroika.  

    A ese Titón oculto es necesario exponerlo en el museo dedicado a tergiversar su memoria. Lamentablemente, su inconsolable viuda es incapaz de elevarse por encima de las falsedades oficiales, o de la mendacidad de una crítica que le otorga un lugar desproporcionado en el canon titoniano. Aunque su nombre figure en la marquesina, Mirtha Ibarra no pasa de ser un personaje menor en la Comedia de nuestro máximo ilusionista.

    Mirtha Ibarra en la inauguración de la Casa Titón / Foto: Radio Enciclopedia

    Anamely Ramos, y no Mirtha, debió haber cortado la cinta de la recién estrenada Casa Titón de San Isidro, última morada de quien nos regalara Memorias del subdesarrollo, el documento condenatorio de una época y una clase que parieron dictaduras concomitantes, las mismas que veremos más tarde en la fase terminal del feudalismo reimaginado de Los sobrevivientes.

    El Titón demoledor de fábricas de apóstoles; el cínico que enterraron con el carnet del sindicato en el bolsillo, a sabiendas de que su viuda vendría a exhumarlo; el burócrata ambicioso que los críticos quisieran plastificar y devolver al altar de los héroes de yeso. El que vio a la Patria como un sobrecito de sopa que los exiliados envían desde Miami; el que se burló de las plañideras que colectan herencias. Ese que todos pretenden vulgarizar.

    Porque ninguno de los celebrantes honra la memoria de Titón, sino que más bien la denigra. Arrastrarlo hacia el barrio bajo en las actuales circunstancias es una canallada digna del Vicente Cuervo de Los sobrevivientes. Y no es que le saquen el quilo, revendiéndolo a los traficantes de cubanerías, sino que lo degradan al papel de mayoral negrero de la hacienda Santa Bárbara que es hoy San Isidro.

    Al Titón que en Los sobrevivientes hizo el autorretrato del artista y su época, la macabra parábola de una sociedad dividida en adentro y afuera, en explotadores y explotados, en embaucadores y embaucados. Al Titón que desde Las doce sillas puso a Cuba, y a sí mismo, frente a un espejo de circo, en un doble ejercicio de introspección y anticipación histórica. El Titón que hoy tratan como a una silla premiada.

    Ese Titón arrastrado por el fango del homenaje cicatero, se había identificado, por turnos, con el Germán Pinelli que acepta la casulla de la doctrina, con el Vicente Revuelta que asume el destino del artista degenerado, y con el Carlos Ruiz de la Tejera que escribe las cartas de relación de la nueva colonia, salvaguardadas en el archivo de una finca que ya por entonces era la profecía de Cuba.

    El Titón de las yuntas de bueyes en el jardín de Loynaz; el de los siervos de la gleba que saltan los muros de Birán; el Titón del gato frito en bandeja de plata; el del atropello, el vasallaje y el canibalismo.

    Para el que escribió el papel de Carlos Monctezuma como correveidile de la tiranía, las copias baratas del intermediario Pepe Antonio que asistieron a la inauguración de su museo no pueden ser más que el recordatorio de sus propias faltas. Para el apóstata canonizado, para el burlador burlado, no hay redención posible. Para el Titón ambivalente, las alternativas siguen siendo ostracismo o colaboracionismo, más allá de la tumba.

    spot_img

    Newsletter

    Recibe en tu correo nuestro boletín quincenal.

    Te puede interesar

    Maykel Osorbo: «A mí tienen que asesinarme de frente»

    El pasado jueves 18 de abril, el rapero Maykel Osorbo, preso político en la cárcel de máxima seguridad de Kilo 5 y Medio, Pinar del Río, y condenado a nueve años de privación de libertad, casi pierde de una mordida la hélice de la oreja izquierda luego de que cuatro reos comunes lo agredieran en complicidad con las autoridades de la penitenciaría y la Seguridad del Estado cubano.

    Similares / Diferentes

    Similares, diferentes… Gemelos como incógnita y confirmación de la...

    «Un país se construye desde sus comunidades»

    Cuando los activistas cubanos Marthadela Tamayo y Osvaldo Navarro hablan, usan palabras como «ciudadanía», «articulación», «comunidad», «barrio» o «sociedad civil». Cualquiera diría que son términos válidos solo para las sociedades en democracia, y no para un país cerrado, donde parece que todo el mundo se marchó.

    No hay frenos para la inflación en Cuba

    La inflación oficial en Cuba se aceleró durante marzo...

    Pedro Albert Sánchez, el profe, el predicador, el prisionero

    Pedro Albert Sánchez es abiertamente «cristiano». Algo de mártir tiene. Y también de profeta. Cada una de sus acciones, consideradas «exitosas» solo en un plano simbólico, tributa al orgullo de haberse mantenido fiel a sus ideas. El profe condensa en sí mismo todo el imaginario cristiano. El sacrificio es su satisfacción.

    Apoya nuestro trabajo

    El Estornudo es una revista digital independiente realizada desde Cuba y desde fuera de Cuba. Y es, además, una asociación civil no lucrativa cuyo fin es narrar y pensar —desde los más altos estándares profesionales y una completa independencia intelectual— la realidad de la isla y el hemisferio. Nuestro staff está empeñado en entregar cada día las mejores piezas textuales, fotográficas y audiovisuales, y en establecer un diálogo amplio y complejo con el acontecer. El acceso a todos nuestros contenidos es abierto y gratuito. Agradecemos cualquier forma de apoyo desinteresado a nuestro crecimiento presente y futuro.
    Puedes contribuir a la revista aquí.
    Si tienes críticas y/o sugerencias, escríbenos al correo: [email protected]

    spot_imgspot_img

    Artículos relacionados

    El encargado. La pesadilla de pensar en los derechos

    Toda solución de este sistema cubano que se autoproclama igualitario es represiva. Nunca se han detenido a darle a la gente la oportunidad de expresar el deseo de cómo quieren vivir su vida, o de qué manera pudieran hacer planteamientos y demandas para hacer más sustentable su convivencia. Nunca han tratado dentro de su experimento macabro de dar soluciones.

    ¿Por qué el régimen cubano niega la libertad condicional al artista Luis Manuel Otero Alcántara?

    Aun cuando la libertad condicional es una opción para todas aquellas personas que no han sido condenadas a privación perpetua de la libertad, dicha figura resulta particularmente limitada por las autoridades judiciales del país cuando se trata de presos políticos; ello, bajo el amparo de términos tan discrecionales como «buena conducta» o «resultados positivos alcanzados en la actividad educativa del sancionado».

    Ernesto Daranas: «La libertad de todos empieza por la de uno mismo»

    En la última edición del Festival de Cine Latinoamericano realizado en La Habana, se estrenó el filme 'Landrián', dirigido por Ernesto Daranas, enfocado fundamentalmente en los años que el cineasta camagüeyano Nicolás Guillén Landrián pasó en el ICAIC.

    3 COMENTARIOS

    1. Para hablar de Tomás Gutiérrez Alea, «Titón», hay que ir a lo más profundo de su ser, de su obra y de su arte, algo que muchos no pueden hacer.
      Para que el mundo sea mundo, tiene que haber de todo. Cada día me sorprende más el ser humano. A veces sin querer nos convertimos en personas despreciables, que por falta de conocimiento, de análisis crítico o por otras razones, son capaces de expresar barbaridades como las que acabo de leer en este artículo. Por suerte hay varias fuentes y lo más importante, la obra de este gran cineasta que habla de él, por él y de todos los que tuvimos la dicha de conocerlo.

    2. Lo que hiciese y por qué lo hiciese, da igual; porque al igual que Leni Riefenstahl y contrario a como lo haces tú, lo hizo bien. Lo hizo bien y con gracia; algo que necesitas con urgencia para contrapesar tanta amargura a la hora de escribir.

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí