El encargado. La pesadilla de pensar en los derechos

    Ricardo Figueredo Oliva (1972) es un director, productor y guionista cubano, graduado de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños (EICTV) y del Workshop New York Film Academy. A lo largo de su carrera de más de 20 años, acumula varios cortometrajes de ficción y documentales entre los que se encuentran Despertar (2012), Operación Alfa (2012), La singular Historia de Juan Sin Nada (2016), La teoría cubana de la sociedad perfecta (2018), Rojo, Amarillo, Verde (2020), La Habana de Fito (2021), Los océanos son los verdaderos continentes (2022) y El Encargado (2023). Como la mayoría desu trabajo, El encargado fue censurado en el propio 2023 por el Ministerio de Cultura (MINCULT) cuando se intentó socializar como parte de una Jam Session Audiovisual organizada por la Cátedra del Performer, iniciativa del proyecto teatral El Ciervo Encantado.

    Para Figueredo ha sido habitual la omisión de su obra en festivales auspiciados por la institución en Cuba, por lo que se ha regularizado el acceso a su filmografía mediante vías alternativas de circulación. A propósito de la reciente Mención de honor que ha obtenido El encargado en el 4º Festival Internacional de Cine Cannábico (FICC), en Buenos Aires, el Observatorio de Derechos Culturales conversa con su director sobre el tema abordado, las condiciones de filmación, la realidad cubana y sus perspectivas como artista.

    Tu cine escarba en las zonas que la censura vigila. ¿Es esta la razón de El encargado?

    Siempre apostaré por hacer un cine entretenido y que a través de él se pueda intentar llegar a un análisis agudo de la sociedad cubana, que tiene tan lacerados sus sueños desde hace tantos años. El régimen político que impera en Cuba ha puesto en tela de juicio cualquier asomo de libertad ya sea de carácter político o cultural o de simple placer y mi posición como artista es tomar venganza contra esta actitud, aunque mi recompensa sea la censura.

    El encargado es un hombre simple que se encuentra ante la alternativa de la evasión. Sin embargo, solo se complica más. ¿Es la enajenación un camino o solo quien desconoce la realidad cubana puede sugerirla?

    El encargado es el típico cubano que está condicionado por su entorno de adoctrinamiento, es el cubano que puede creer en verdad que «el limón es la base de todo» y  aunque comprende que la sociedad en la que vive es un desastre que lo asfixia, jamás se atrevería a hacer nada para cambiarlo, es el personaje crédulo que nunca se ha cuestionado la necesidad de luchar por sus derechos y por esta misma razón es que su vida se complica.

    La película El encargado a través del tema cannábico intenta descifrar las farsas de las libertades que tienen como estandarte países sin democracia y con severas condenas de cero tolerancia hacia las transformaciones de cualquier naturaleza. Por eso uso la metáfora de un ser que viene del espacio y propone investigar y pensar en los derechos ante la prohibición de cualquier índole y propone otra óptica de observación. Esto a un hombre no acostumbrado a escuchar este tipo de planteamiento le parece una pesadilla.

    Aunque son evidentes la economía de recursos y el carácter independiente de la producción, es fácil suponer ciertos niveles de complejidad en un proyecto como este. Cuéntanos al respecto.

    Fue un verdadero reto para mí poder sacar adelante esta película, la trabajé con mucha discreción para evitar una censura adelantada a su rodaje, por eso me limité a enviarla a pocos fondos. Recibí el apoyo de amigos artistas, conseguí poco dinero y un equipo súper profesional y amigo que se aventuró a filmar todo eso en una sola noche. Contaba con un elenco de actores de lujo y una vibra en general impresionante (eso es algo que vale más que todo el dinero del mundo).

    ¿Por qué la marihuana?

    Cuba hace más de medio siglo ha sido un fuerte oponente a la política de carácter imperialista, pero ha seguido muy al pie de la letra la política sobre estas sustancias que Estados Unidos implementó a escala mundial, y sobre todo con América Latina donde ha generado discriminación y racismo sobre las comunidades negras e indígenas, y al respecto de eso siempre he pensado que si hubiese un lugar en el mundo donde la marihuana debería ser legal, es en un país que realmente sea revolucionario. Sin embargo, Cuba es un país donde las sentencias penales en ese sentido son desmesuradas (como casi todas).  La hipocresía y la falta de información verídica que rodea este fenómeno siempre me ha hecho preguntarme en qué sentido tratan de proteger la salud de los ciudadanos alejándolo supuestamente de los estupefacientes y acercándolos al mundo carcelario y marginal que lleva las soluciones a un nivel desproporcionado donde la marginalidad y la falta de educación ha cometido errores irreversibles en la sociedad. La marihuana en Cuba también es una coartada más que se usa para inculpar o presionar a personas que no tienen un pensamiento acorde al establecido políticamente, y es hasta contradictorio pensar cómo y de qué manera se difunden estas sustancias con la gigantesca vigilancia y represión que existe sobre ese fenómeno.

    Los que alguna vez hemos viajado el mundo o hemos investigado este asunto, podemos comparar cómo se maneja este tema en los países con un poco de más cultura democrática y cómo cada día se suman más países a experimentar la legalización con fines recreativos, pero también industrial y médico. Yo solo traté de abrir una rendija para que, desde nuestra idiosincrasia, podamos exigir disímiles derechos negados desde hace décadas y me parece tan válido como pueden ser todas las causas que aún en Cuba están pendientes.

    En 2003 el Gobierno cubano ejecutó el gran operativo antidroga denominado Operación Coraza. Esa ofensiva contempló la clausura de un proyecto socio-cultural como El Patio de María y el hostigamiento a sitios de socialización de la juventud, entre otras acciones represivas. ¿Cómo lo viviste? ¿Cuál crees que ha sido el saldo veinte años después?

    Toda solución de este sistema cubano que se autoproclama igualitario es represiva. Nunca se han detenido a darle a la gente la oportunidad de expresar el deseo de cómo quieren vivir su vida, o de qué manera pudieran hacer planteamientos y demandas para hacer más sustentable su convivencia. Nunca han tratado dentro de su experimento macabro de dar soluciones o de tener un diálogo abierto con los jóvenes para comprenderlos y acompañarlos en el proceso de la construcción de una sociedad libre sin tantas restricciones y prohibiciones. El saldo de todas esas acciones de falta de diálogo y tolerancia es la mediocridad, la falta de educación y de respeto que rige en la Cuba actual a todo nivel y de las que son responsables ellos. Cuba actualmente es un país con un alto crecimiento de feminicidios, asesinatos, de asaltos, alcoholismo y de una falta de compasión y solidaridad por la situación tan precaria de la vida y la propia desconfianza que tienen todos sobre todos, lo que ha llevado a un éxodo sin precedente y sin ninguna posibilidad de controlarlo.    

    Sabemos que conoces de sobra el rostro de la censura artística en Cuba, aún resuenan los ecos del atropello a La Habana de Fito, documental en el que interviniste como productor. ¿El encargado tendría alguna posibilidad de exhibición en la isla?

    No la van a aceptar, y sabía de antemano que así sería. El encargado fue unas de las películas que fueron censuradas Junto a La Habana de Fito, de Juan Pin Vilar y Existen, de Fernando Fraguela, en la sede del Ciervo Encantado, y ya son historia las tremendas chapucerías culturales que vinieron detrás de esa acción, sobre todo con la película sobre Fito; es lo mismo que ha pasado con casi 600 películas en los últimos 20 años. Solo que esta vez fue distinto y esta violación de robar y exhibir la película sin permiso, criminalizar a su director y a Fito, acusándolo de manipulable y desconocedor de la historia cubana, despertó una vez más un cardumen de creadores que ya en años anteriores había causado revuelo y terminado con la extirpación del cerril presidente del ICAIC, pero esta vez con una Asamblea decidida a llegar hasta el final del asunto y que aún está pendiente de respuestas de las demandas imputadas.

    Ha cambiado la directiva del ICAIC. ¿Qué representa de cara al ejercicio de derechos culturales por parte de los creadores y el público cubanos?

    No creo que cambiando a la directiva de una institución se produzcan cambios sustanciales en la sociedad, sabemos a dónde va a parar la cabeza del dirigente que desafíe a un superior o que tenga una iniciativa distinta a la establecida por los censores. Lo bueno que ha pasado con todo esto es que los cineastas se han unido de una vez por todas para reclamar derechos contra la censura y la exclusión a través de la Asamblea de cineastas y les ha sido imposible ignorar las demandas, que es lo que habitualmente hacen. Esta vez han tenido que ceder a reunirse y escuchar lo que les tiene reservado un gremio saturado de tantas promesas incumplidas y de tantos atropellos. Ojalá todas estas acciones sirvan de ejemplo para que cada gremio obrero del país le cante las cuarenta a los dirigentes de sus asociaciones y pidan explicaciones sin miedo sobre los atropellos de todo tipo que sufren los trabajadores cubanos.

    Has dicho que tu paso por la EICTV te hizo decidirte a hacer cine cubano desde Cuba. ¿Seguirás intentando?

    Siempre estaré dispuesto a hacer cine desde Cuba. La escuela de Cine de San Antonio de los Baños, además de formarme a principios de los años dos mil como cineasta, me formó como un ser comprometido con su arte. Entendí y me apasionó lo importante que era registrar tu tiempo. Julio García Espinosa dijo una frase muy interesante para mí: «Un país sin imágenes no existe», y yo sentía que vivía en un país sin imágenes, al menos de la realidad de la que yo procedía. Me formulé  la idea de ser defensor de un arte que sirva para exponer nuestro calvario político y social. Tenemos muchas deudas con las pasadas y venideras generaciones, hay muchas cosas no contadas y espero que el cine y el arte en general sea partícipe de ese proceso.

    ⁠¿Qué viene ahora para Ricardo Figueredo cineasta?

    Estoy en una nueva etapa, una difícil etapa de mi vida, nunca me imaginé viviendo fuera de la isla, nunca imaginé que a mis 51 años tuviera que replantearme cómo enmendar mi vida y eso no me hace cien por ciento feliz. He visto con dolor cómo artistas y activistas no solo de Cuba, sino también de Venezuela o Nicaragua, que tienen las mismas problemáticas políticas, han sido abandonados a su suerte y no reciben apoyos para difundir sus experiencias como emigrantes o refugiados políticos. Las agendas de subsidio para el arte destinadas a nuestros países son de alguna manera cómplices de la desgracia que aún después de haber emigrado persisten en marginar a los que pretendimos alzar la voz a través del arte en nuestros países de orígenes. En Argentina, como en buena parte de Latinoamérica, el cine vive momentos desesperados, el desinterés político, la falta de políticas para fondos y garantías de conservación del cine, la falta de unión y la poca ejecución de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que no emite criterio ni toma acciones para salvar o representar el cine de nuestros pueblos, es una lucha que voy a emprender. Siempre con la idea de que el cine siga siendo, además de un entretenimiento, un expositor en el tiempo de la lucha de nuestros países por liberarse de las dictaduras.

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    1 COMENTARIO

    1. Iba más o menos bien hasta que dice: «En Argentina, como en buena parte de Latinoamérica, el cine vive momentos desesperados, el desinterés político, la falta de políticas para fondos» En un pais donde la pobreza es extrema después de la catástrofe kirchnerista, no puede pretender que se priorice el uso del dinero público con los fines que él desea. Que «luche su yuca» sin quejarse del «desinterés político».

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