quiero parecerme a mi mamá. quiero ir con mi hijo a todas partes y parecerme a mi mamá. y así con mi hijo de la mano, parecida a mi mamá, hacer lo que siempre hago: sentarme donde me quiera sentar y jugar a lo que yo quiera. jugar a comer uvas dulces en un vasito plástico transparente. las uvas de north miami son las más dulces del mundo, incluso más dulces que mi mamá. pero yo no quiero ser dulce. my name is peaches, pero no soy un melocotón. yo quiero ponerme un vestido que también se lo pusiera mi mamá, que mi mamá elegiría si le dijera: vámonos a salir a pasear. pero adónde, a dónde. no importa a dónde. hay uvas dulces y bellas artes. hay cisne. la que está arriba del cisne soy yo
rosie inguanzo fue testigo de que jorge pantoja dijo que la que estaba arriba del cisne era yo. el cisne no sé quién es, pero arriba del cisne estoy yo con una cosa en la mano. isadoro saturno dijo que no sabía si lo que yo tenía en la mano era un sándwich o un corazón. jorge pantoja, el que lo pintó, dijo que no era un sándwich ni un corazón. estoy arriba del cisne y tengo un libro en la mano. pero no lo estoy leyendo porque yo no sé leer. sé subirme, escarrancharme. pero yo no sé leer. y jorge pantoja no sabe pintar. jorge pantoja habla. sin parar. repite la palabra mother y la palabra boop. repite forever forever boop. repite mother boop, forever mother boop. forever jorge
nadie había visto un dibujo de jorge pantoja desde hacía ocho años en una pared. nadie había visto nada de jorge pantoja puesto en una pared. nada curado. nada organizado. nada montado. jorge pantoja montado en una pared vacía, desde hacía ocho años, nada de nada. textura-papel, textura-cartón, en una pared. desde hacía ocho años, hasta este domingo diez de septiembre, textura en una pared. william cordova forever enmascarado en una pared. nice to meet you william, nice to meet you cisne. yo no soy el cisne, yo estoy arriba. y tengo un libro en la mano aunque no sepa leer
para la página de la galería llamada bajo el puente, córdova escribió: «en el antiguo Japón (período edo 1603-1868), la gente aprendió a caminar con un estilo especial llamado namba, en el que el brazo y la pierna ipsilateral se mueven al mismo tiempo, a diferencia de la marcha normal. esta forma de caminar es más compacta y conectada, con una alta integración de la parte superior e inferior del cuerpo». jorge pantoja está en el ámbito sincronizado del público ejerciendo estrategias de namba. su presencia y sus movimientos son desinteresados, pero nunca verdaderamente ausentes. sus fotografías son consistentemente verticales a diferencia del ojo, pero muy parecidas a una figura. sus paisajes nunca «se escapan», sino que son miles de píxeles digitales liberados
es decir, que estamos en presencia de un mendigo millonario en plena pandemia habanera y en pleno Miami aturdidor. la pandemia lo atrapó en la habana, a jorge, afectando su yin yan, su equilibrio. el artista se vio a sí mismo inconforme, irresoluto. se encerró de madrugada en habitación estrecha de centímetros cuadrados llamada rest room y evacuó gente. formas cotidianas de la realidad humana con la que se tropezaba. caminaba a diario no para llegar sino para conseguir, fluctuar y fugar. dólar por peso cubano. dibujo por pierna de cerdo. libro por ristra de ajo. postales japonesas por ice cream. una vez le dio doscientos pesos a un hombre sin zapatos, sin casa y sin mujer, y no se arrepintió. el hombre se llamaba melocotones pero no era un melocotón
curiosidad provocada, el hecho de que pantoja no se dibuje a sí mismo: mira a la cantante, tú no la conoces, pero esa es la cantante. un dibujo en una esquina de una mujer con trenza. esa cantante española. la cantante. con una trenza. curiosidad desmedida, la procedencia de materiales para crear los dibujos, noventa y nueve dibujos. noventa y nueve no, más. hojitas de facturas y cartulinas antiguas, dibujos sobre dibujos, garbage, reciclaje, páginas sagradas. en el dibujo largo de la última cena también estoy yo, sentada con un collar, comiendo qué. a mi lado, dice jorge, hay tiburones. a mi lado hay mickey mouse y tiburones. miami beach está llena. de tiburones. cantidad de tiburones. cuáles tiburones, dice marcela. yo no veo tiburones. pero miami beach está llena. tú sabes
entro al baño con el niño y me miro en el espejo. me estoy convirtiendo en jorge, lentamente, pero un jorge mudo. es decir, lo contrario de jorge, que habla mucho. me estoy convirtiendo en libro al que se le arrancan hojas para pintar sobre ellas, de modo que las palabras son la verdadera pieza, no el color seleccionado sino el párrafo debajo, borrado sin pensar. no pensamiento sino reproducción de pensamiento ido. en el baño hay unas ranas que parecen de verdad. espero que no me salten cuando me siente en la taza. se mojaría el vestido. el vestido que usaría mi mamá. afuera, las paredes pequeñitas abarrotadas de imágenes forman caleidoscopio, aturden y calman al mismo tiempo. salgo afuera con el niño. jorge habla
el dibujo azul de la mujer azul que no puede comer nada porque no hay nada en la mesa, solo un círculo rojo (una bolita roja) que no pertenece a la mesa ni a la mujer sino a jorge, y que jorge repite en cada dibujo aunque le cambie el color, como una idea, porque ahí se concentra su idea, su equilibrio, me confirma que el hambre, en su totalidad, no pertenece al estómago. la mujer azul en el dibujo azul está leyendo. Esa mujer sí sabe leer. está leyendo malone muere o cualquier libro de beckett: «pronto, a pesar de todo, estaré por fin completamente muerto. el próximo mes, quizá. será, pues, abril o mayo. porque el año acaba de empezar, mil pequeños indicios me lo dicen». no como yo, que estoy arriba del cisne con un libro en una mano pero sin leerlo. una página de beckett es un dibujo de Jorge
el inventario de escenas que desarrolla jorge pantoja día tras día y minuto tras minuto no tiene nada que ver con una pulsión del arte sino con algo que va más lejos o que no va a ningún lado porque es una compulsión, y si cambiamos la p por la v sería una convulsión. eso, en materia de estilo, y eso, en materia de contenido. hay uno que hace poemas en forma de perpetuidad, los escribe perpetuamente, sin detenerse. me gusta mucho cuando alguien no puede parar de hacer lo que sabe hacer, y, aun dejando de saberlo, continúa haciéndolo. entonces me doy cuenta de que no podré parar de estar arriba del cisne en la misma medida que no podré parar de querer parecerme a mi mamá. la búsqueda del parecido es sin dudas errada pero aun sabiéndolo continuaré buscándolo
cómo hablan los artistas. cómo se expresan. de artistas que saben hablar está lleno el camino del retrete. jorge se pasa dos horas hablando en inglés con gente. artistas, curadores, público y un niño al que solo le interesa hacer figuras. el niño se sienta en el suelo con su madre, hace figuras de colores con piezas tridimensionales. las hace simétricamente. jorge habla. hasta el final. el inventario perpetuo es un inventario lírico, agresivo. por qué agresivo, yo no veo ninguna agresividad. quise decir fuerte, quise decir brutal. jorge le pide a la madre del niño que lo lleve de regreso. parece que vendió algo, parece que sí fluyó. ya puedo invitarte al palacio a tomarnos dos tamarindos. los tamarindos del palacio son los más dulces del mundo. pero yo no quiero ser dulce. my name is la que está arriba
Me intriga
si, es verdad, el palacio era el sitio donde mas me gustaba ir cuando era niño. pero ese mundo ya no exite. se fue con la sombra de los tres espaciales y la operacion condor. que lastima, peri si, es verdad. el resto es de jorge pantoja.. los puntos rojos, en la pared, el los dibujos, en su cara y en el bolsillo.
espero que regrese jorge, el niño que sueña y el hombre que se despierta.