Bergenline, avenida infinita

    La primera vez que estuve en la avenida Bergenline todavía no vivía en New Jersey. Había quedado en encontrarme con la prima María Elena en la agencia de seguros donde ella trabajaba para de ahí ir a almorzar. 

    Mientras caminaba por la avenida tomando alguna que otra foto de sus vidrieras, se me acercó un viejito. En cuanto habló supe que era cubano, y me dijo: «¿Usted sabe que esta es la avenida comercial más grande de Estados Unidos?». 

    La avenida me parecía infinita, así que bien podía ser cierto lo que decía el señor. Le expresé todo mi asombro, y por supuesto intercambiamos lugares de nacimiento y cantidad de años fuera de Cuba. El señor los contó en inviernos: «Pero, por suerte, ya no cae tanta nieve como antes». 

    Me sorprendió un poco el encuentro porque María Elena me había contado que ya no vivían tantos cubanos en New Jersey como cuando ella llegó, en 1970, con sus padres y sus hermanos. Según la prima, en otros tiempos la mayoría de los negocios de la avenida pertenecían a cubanos que luego se fueron a Miami buscando el sol de Cuba. 

    Lo mismo planeaba hacer ella después de retirarse, pero no le alcanzó el tiempo y se mudó al cielo. 

    Cuando llegamos al restaurante busqué información y encontré una avenida comercial aún más larga, la Colfax, en Colorado, con más de 50 millas de extensión. La Bergenline, con cinco millas, es la más larga del estado de New Jersey, con más de 300 tiendas minoristas y restaurantes. 

    Quizá fue eso lo que quiso decir el señor de los cuarenta inviernos… Pero se le escapó un recuerdo. Un recuerdo de cuando su calle Galiano era más grande que la más grande de Italia. Un recuerdo de cuando su calle Galiano era la más grande de La Habana, de Cuba, y del mundo entero. 

    Cinco años después, la avenida me sigue pareciendo infinita —y no hablo de distancias, de principio y fin.

    No quiero entenderla. Y, si documentar es probar alguna verdad, me sería imposible hacerlo, porque en Bergenline cada verdad es relativa y efímera como sus otoños.

    Ingeborg Portales. Primavera (Bergenline Avenue, New Jersey).
    Ingeborg Portales. Primavera (Bergenline Avenue, New Jersey).

    Hoy que ya no me resulta extranjera, la recorro más segura. La avenida ha dejado de mirarme como a una extraña porque sabe que disfruto perderme en ella y pensar: en este lugar ya me he perdido antes…

    (Texto y fotos de Ingeborg Portales).

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