11-J: El cuerpo preso y el alma libre de Duannis Dabel León Taboada

    Es preferible vivir en una celda inhabitable, enfrentando torturas, que con los pensamientos encadenados por la injusticia.

    Carta de Duannis Dabel a su madre Yenisey Taboada; Combinado del Este, La Habana, 5 de junio de 2022 

    El 16 de julio de 2021, Yenisey Taboada Ortiz hace su primera denuncia en las redes sociales. Informa sobre el arresto violento que ha sufrido su hijo. A Duannis Dabel León Taboada se le ha cumplido la profecía que marcó su ángel de la guarda hace siete años, cuando entregó su cabeza para coronar ocha. Iría preso en su juventud.

    Al día siguiente, la madre sale desesperada y peina, de oeste al centro de la ciudad, todas las estaciones policiales de Arroyo y Diez de Octubre. Después de tanta búsqueda inútil, ella y su hija Melanie, de 18 años, llegan hasta la estación de Acosta, y allí ven cómo trasladan a los detenidos en unas camionetas oscuras. Tras la negativa de las autoridades a dar información sobre el paradero de Duannis Dabel, la única salida que encuentran es gritar su nombre a toda voz. Si está en uno de esos carros, quizás pueda responder.

    Alguien que había sido liberado ve la desesperación de las mujeres y les dice que compartió celda con su hijo. El hecho de ser un muchacho sociable hace que el barbero Duannis Dabel no pase inadvertido. El exdetenido ofrece una información que las mujeres no querían oír. Duannis Dabel había sido ferozmente golpeado. 

    Melanie se descompone. Yenisey, también desecha, intenta controlarla. Los policías no intervienen ni regañan, aun cuando la joven ha pasado del llanto angustioso a gritar consignas antigubernamentales. Yenisey tiene miedo que detengan también a su hija. La sujeta; la arrastra para alejarla de allí. Al menos ya sabe, o al menos eso ha dicho el desconocido, que a su hijo lo trasladaron para 100 y Aldabó.

    Durante 21 días consecutivos, Yenisey Taboada asiste a esa estación, hasta que por fin logra ver a su hijo. El teniente coronel Capote, de la Seguridad del Estado, le informa que Duannis Dabel está acusado de «propagación de epidemias» y «desorden público». El oficial intenta, engañosamente, minimizar la preocupación de la madre. 

    Ella pide que al menos lo dejen llamar a casa el 19 de agosto, cuando estará cumpliendo sus 23 años. Capote —quien dijo haberse ocupado de la operación contra los manifestantes del 11 de julio (11-J) en la esquina de Toyo, municipio habanero de Diez de Octubre— promete que, así sea desde su teléfono personal, Duannis Dabel llamará a casa ese jueves por su cumpleaños.

    Ese día, con una dosis de cinismo que el muchacho no logra olvidar, los guardias de 100 y Aldabó le cantan la felicitación a Duannis Dabel.

    Uno de los últimos días de agosto es el señalado para trasladarlo a la Prisión de Valle Grande. Pero si no es por Elier Padrón, vecino suyo, y también manifestante del 11-J, quien lo vio llegar y avisó por teléfono a los familiares, nadie sabe cuándo se hubiese enterado la madre. 

    En Valle Grande, Duannis Dabel recibe visitas cada 15 días durante dos meses. Se convierte en barbero de presos y policías. Hasta el 27 de octubre de 2021. Ese día, mientras ella hace una cola para comprar pollo en la calle Perla, el abogado escribe por WhatsApp a Yenisey. Su hijo será trasladado para el Combinado del Este; la Fiscalía Provincial solicita para él 21 años de privación de libertad.

    La gente de la cola, los transeúntes ven llorar y gemir a la mujer, que mira al cielo como en busca de respuesta. Su hijo varón, el niño que a los 13 años, cuando ella no tenía para comprarle un par de zapatos, decidió aprender a pelar para ahorrarle los cinco pesos diarios de la merienda y aportar algo más de dinero a la familia, estaría encerrado durante las próximas dos décadas. Al salir de la cárcel tendría más edad que su madre en este punto.

    Unas horas después, al teléfono, Duannis Dabel intenta en vano ser fuerte. Fragmenta las noticias, cuidando los nervios de la madre. «Papi, ya lo sé todo». Él, enérgico, pero sensible, discierne el desconsuelo en la actuación de su madre, y desde un teléfono público del Combinado del Este termina sumando su llanto al de ella, su oscuridad a la de ella.

    ***

    Duannis Dabel León Taboada soñaba de niño con tener una finca, que fuera a su vez refugio para animales callejeros. Quizás ese sueño floreció mientras visitaba la Finca Las Pinedas. Su madre primero se asustó cuando vio al niño venir con cebollinos y tamarindos maduros. Pero él era incapaz de robar. El dueño de la finca se los había donado como recompensa por las horas que había pasado junto a él desyerbando los canteros. En el mismo portal de la casa, con permiso de Yenisey, el pequeño Duannis Dabel vendió los primeros aguacates y mazos de cebollinos. 

    Esta actitud no lo abandonó. En octavo grado empezó a pelar. Durante el segundo año en el Instituto Tecnológico «René Ramos Latour» (municipio Arroyo Naranjo), donde estudiaba Metrología, Normalización y Control de la Calidad, su afán por las artes plásticas lo llevó a invertir sus propios ingresos como barbero —puesto que la situación económica de la familia era bastante precaria— en lienzos, pinturas y un caballete. Hizo un retrato de Bolívar que, dicen, querían enviárselo al mismísimo Hugo Chávez. Le regalaron por su trayectoria un pomposo almuerzo con el Historiador de La Habana y otras personalidades políticas y culturales cubanas.

    Las palabras claves para Duannis Dabel eran emprender y enfocarse. Por eso decidió anular muchos gastos de dinero, reunir todos sus ingresos, y vender su ropa y sus diez pares de zapatos, para poder consagrarse a Changó. Nadie sabe a ciencia cierta, en medio de una familia religiosa, con qué especie de suerte del más allá ha sido bendecido el muchacho. Pero aseguran que desde niño tenía la habilidad de predecir eventos futuros con precisión, y que caía en trance para que los espíritus lo poseyeran y dieran mensajes de salvación y guía a todos a su alrededor.

    El Obbá que dirigió la ceremonia del santo, al fijarse en los signos que el diloggún dio para Duannis Dabel, profirió que, en vez de a un chico de 17 años, parecía que estaba consagrando a un hombre adulto, maduro y responsable. En los siete días que dura asentar el santo, Duannis Dabel dio sugerencias de números a los santeros presentes, quienes sacaron muy buen partido en la lotería. A su padre le regaló especialmente una pareja de números, el conocido y añorado «parlé». Al día siguiente de la apuesta, Eraldis León pudo reunir cerca de mil CUC (equivalentes a la misma cantidad en dólares) para coronar Ochún.

    A sus 17 años, y hasta pasados los 21, Duannis Dabel decía que no quería abandonar Cuba, que este era «el mejor país para los negocios». Aquel niño que había empezado promisoriamente con la cabeza del bodeguero, pasó con el tiempo a tener sus propios locales, y clientes fieles que acudían a hacerse cortes, tintes y otros tratamientos para el cabello, hasta Víbora Park o La Güinera o donde estuviera su nuevo local. Tenía una motocicleta eléctrica, pero su madre le pidió que la vendiera para evitar que incumpliera su itá malé.[1]

    La situación económica en la isla se fue tornando más difícil aún para los pequeños emprendedores. La apertura de tiendas en moneda libremente convertible, la escasez de productos de primera necesidad, y luego la sacudida económica debido a la pandemia, trastocó la cabeza del joven Duannis Dabel.

    Decidió que, si quería de veras prosperar, y no tener que ver a su madre desgastándose como pantrista por un salario mínimo, debía optar por el exilio.

    Por segunda vez en la vida empezó a vender todas sus pertenencias, mientras doblaba horas en su local de barbería de La Güinera. Para hacer más dinero decidió vender queratina, para lo cual habría obtenido licencia. A través de redes sociales, un comprador le hizo un buen encargo. Era policía. Lo detuvieron y se lo llevaron para la estación ubicada en El Capri. Allí durmió esa noche.

    «¿Cómo obtuviste el producto?», le insistían. «Si nos dices quién te lo vendió, te vas libre pa tu casa». Duannis Dabel no sucumbió a la tentación. Dos mil pesos de multa, y el decomiso de más de 80 pomos de queratina, cotizados en 20 dólares cada uno aproximadamente.

    El 11 de julio de 2021, Duannis Dabel León Taboada estaba en trámites para viajar hacia Nicaragua. Se quedaba a dormir alguna que otra noche con su madre en Centro Habana. Ese día decidió ir al Bar D Lázaro, ubicado en La Güinera, a tomarse algunas cervezas. Allí vio a la gente manifestándose en la calle, reclamando libertad, con pasos lentos y gritos acompasados. Ultimó su cerveza, regresó a casa, y luego se incorporó a la multitud en el Café Colón.

    Duannis Dabel León Taboada (23 años) es barbero y, tras el 11-J, preso político / Foto: Mauricio Mendoza
    Duannis Dabel León Taboada (23 años) es barbero y, tras el 11-J, preso político / Foto: Mauricio Mendoza

    ***

    Mi cuerpo está encarcelado pero mi alma enérgica es libre en mi pensar.

    Carta de Duannis Dabel León Taboada a su madre; 9 de junio de 2022

    «Empezó una guerra y yo quiero avisarles»; fue el pensamiento que llevó, el lunes 1 de noviembre de 2021, a la afligida Yenisey Taboada hasta los pasillos de la Fiscalía General, donde coincidió con otras madres de manifestantes del 11-J. El 27 de octubre, en una llamada telefónica, Duannis Dabel le había dicho: «¡Mami, denuncia todo!». 

    El miércoles 3 de noviembre, a la oficial del Combinado del Este que registraba las visitas de los familiares, no le gustó la blusa gris de Yenisey. Le impedía entrar. Fue la primera vez que Yenisey Taboada consiguió su cometido a golpe de gritos de «Patria y Vida». Una oficial de mayor rango hizo pasar a la enfurecida madre. Ella abrazó luego de mucho tiempo a su hijo, quien también vestía de gris y formaba parte en la cárcel de los muchachos de «Operación Dignidad», apodados por guardias y presos comunes como «os TP», es decir, «los tirapiedras».

    A partir de ese entonces Yenisey Taboada empezó a sentir el asedio de la Seguridad del Estado mediante citaciones, amenazas, coacciones y vigilancia policial domiciliaria. Casualmente, el 15 de noviembre, día fijado por dramaturgo y opositor cubano Yunior García Aguilera y la plataforma virtual Archipiélago para una marcha pacífica por la liberación de los presos políticos, ella tenía una citación en Fiscalía. Allí, el proceso se ralentizó hasta el punto de retenerla más de ocho horas.

    El 31 de enero de este año, en el Tribunal Municipal de Diez de Octubre, comienza el juicio contra los manifestantes de la Esquina de Toyo: entre ellos, Duannis Dabel León Taboada. Los familiares se acaloran, pues la orden es juicio a puertas cerradas; los acompañantes deben verlo todo a través de un televisor. Además de las familias, se han congregado en las afueras de la sala Camila Rodríguez, Carolina BarreroDaniela Rojo y otros activistas de La Habana, quienes reclaman la libertad de los acusados.

    El quinto día culmina con arrestos violentos a familiares y activistas, incluyendo menores de edad y personas mayores de sesenta. La propia abuela de Duannis Dabel, además de su impetuosa hermana Melanie, son detenidas.

    Yenisey Taboada Ortiz, madre del preso político Duannis Dabel León Taboada (23 años) / Foto: Mauricio Mendoza
    Yenisey Taboada Ortiz, madre del preso político Duannis Dabel León Taboada (23 años) / Foto: Mauricio Mendoza

    El 16 de marzo, el tribunal se pronuncia y solo resta dos años a la petición fiscal de contra Duannis Dabel León Taboada (19 años de privación de libertad). La madre, entonces, no descansará hasta que su hijo sea libre. «Todo el tiempo me tuvieron engañada; me decían que no iban a echarle esos años, para que me estuviera tranquila en las redes sociales», dice. Pero Duannis Dabel fue claro, firme. «Mami, esta gente son lo peor; denúncialo todo».

    El 27 de mayo es el juicio de casación de los 33 de Toyo. La defensa por parte de varios abogados resulta inmejorable. La parte acusatoria busca presentar al país largas condenas para que jamás ose alguien tomar nuevamente las calles. Dejan hablar a los acusados y Duannis Dabel, quien inicialmente pensaba no hacerlo, se siente motivado tras las palabras de Yunaiky de la Caridad Linares Rodríguez, una joven condenada finalmente, como él mismo, a 14 años de cárcel.

    Ante las palabras del juez, él va perdiendo la calma. Va perdiendo la nobleza como no la perdió, según ha relatado, cuando fue torturado en 100 y Aldabó para identificar a otros manifestantes en los videos que le mostraban, como tampoco la perdió cuando les dieron un vaso de agua para ocho, o cuando lo levantaron en la madrugada para que admitiera que el gobierno norteamericano le había pagado para salir el 11-J a protestar. 

    El juez lo manda a callar porque considera que no tiene nada más que decir. Duannis Dabel sigue pidiendo inútilmente la palabra y el juez desestima su petición. Dice Bárbara Farrat que del muchacho se había apoderado el general Antonio Maceo. 

    «Si no me vas a dejar hablar, entonces esto es lo que tengo para ti», toma aire Duannis Dabel, y suelta como liberado de todos sus miedos: «¡Abajo la dictadura! ¡Abajo el gobierno de Miguel Díaz-Canel! ¡Abajo todos ustedes que son unos corruptos! ¡Patria y Vida!».

    ***

    [Al pueblo de Cuba]

    Por favor, no nos dejen solos. Ustedes son la esperanza.

    Carta de Duannis Dabel León Taboada a su madre; Combinado del Este, La Habana, 9 de junio de 2022 

    Duannis Dabel León Taboada llegó a la Esquina de Toyo después de esquivar los gases que lanzó la policía en el Café Colón. La Calzada de Diez de Octubre había sido barrida de oeste a este por los manifestantes, y ahora tocaba usar los botes de basura para esquivar piedras y balas. Las fuerzas especiales, tras la orden del presidente Díaz-Canel, llegaron pronto al lugar. Hasta camiones de bomberos asistieron para sofocar el incendio social. Duannis Dabel jamás había vivido cosa igual, y temió que cuando se lo contara a su madre no le creyera.

    En Centro Habana, Yenisey Taboada dejó a su hija más pequeña en casa y salió con su madre a la tienda de Carlos III. Ahí estaban cuando comenzaron a aglutinarse cientos de manifestantes. Con ellos, se dirigieron por toda la calle Reina hasta llegar al Palacio Central de Computación. Ella vio bajarse de inmensos camiones a decenas de hombres vestidos de negro. Venían con piedras y palos.

    Mientras regresaba a casa se preguntaba por su hijo. No supo de él hasta las siete de la noche, cuando lo vio entrar desgajado y con heridas sangrantes. Al otro día su hija Melanie le enseñó un video en Facebook que contenía imágenes de lo sucedido en Toyo. Desde una azotea, un hombre grita a cuatro policías: «¡Chico, no tiren más que van a matar a la gente!». Yenisey Taboada reconoce en el video a su hijo, que pasa sin protección ni cordura junto a los tiros. Entonces logró creerle.

    Decidió insertarle amitriptilina y otros calmantes en la comida, porque Duannis Dabel, alterado, solo sabía asomarse al balcón y mirar hacia la calle con ansiedad. «Tienen que ser más», le decía ella. «Mami, todos están en las casas pensando igual. Más somos tú y yo». 

    Yenisey se acercaba a su hijo recién bañado, y le sentía mal olor. «Sí, mamá, ese es el muerto, que lo tengo pegado. Me está diciendo que me prepare, que voy a ir preso». 

    El 16 de julio de 2021, en la mañana, la novia fue hasta la casa de Centro Habana para verlo luego de varios días de incomunicación. Horas más tarde despidió a la novia en la reja que da a la Calzada de Diez de Octubre. Yenisey salió a hacer mandados y Duannis Dabel salió a encontrarse con su suerte. Fue a casa de un amigo. Saliendo de allí vio acercársele a toda velocidad dos carros patrulleros.

    Ocho hombres, entre policías uniformados y oficiales vestidos de civil, no tomaron bien que Duannis Dabel se lanzara a correr. Nuevamente las piedras. Los vecinos se asomaron a verlo todo. Una piedra grande lo alcanzó en la espalda y lo tiró al suelo. «Ayúdenme», gritó. Los oficiales se ensañaron con el rebelde. «¡Pueblo, ayúdenme! ¡No permitan que me hagan esto!».

    Los vecinos observaron, y algunos grabaron. Un conocido de la familia prefirió solo advertir a la madre. A Duannis Dabel lo tiraron dentro del carro patrullero, y recibió golpes durante el trayecto hasta una celda de la estación policial de Acosta. 

    Yenisey Taboada Ortiz, madre del preso político Duannis Dabel León Taboada (23 años) / Foto: Mauricio Mendoza
    Yenisey Taboada Ortiz, madre del preso político Duannis Dabel León Taboada (23 años) / Foto: Mauricio Mendoza

    *Este trabajo forma parte de una serie gestionada y publicada por el sitio Cultura Democrática


    [1] Esta es la ceremonia yoruba en que, después que a los orishas se ha ofrecido el sacrificio de animales de cuatro patas, mediante el diloggún, cada uno de ellos da sus consejos al iniciado. Esto lo oficializa el Obbá y se realiza al tercer día del sodo ocha o asentamiento del santo.

    spot_img

    Newsletter

    Recibe en tu correo nuestro boletín quincenal.

    Te puede interesar

    La banalidad política de las etiquetas ideológicas

    El partido comunista de Estados Unidos declara una membresía...

    Camila Rodríguez y Justicia 11J, o cómo sobrevivir a la represión...

    En el perfil de Facebook de Camila Rodríguez (1991), lo primero que resalta es una frase tomada, y ligeramente modificada, del dramaturgo latino Publio Terencio Afro. «Nada sobre cárcel me es ajeno», dice, y se adelantan un par de datos biográficos: Camila Rodríguez es licenciada en Filología por la Universidad de La Habana; es, además, una activista que ha dedicado los últimos años a la causa de los presos políticos del régimen cubano a través de la organización Justicia 11J.

    Abusos sexuales e impunidad en la Escuela Internacional de Cine y...

    Ciertamente, este trabajo puede ser también un primer paso que conduzca a nuevas denuncias y futuras indagaciones que apunten a figuras que han acumulado alguna cuota de poder, tanto dentro de la EICTV como en la industria del cine, y aprovechado su posición para abusar en diferentes grados de estudiantes y colegas.

    El Cobre y sus masones

    Cada movilización se recibe como una chispa que la gente enseguida quiere aprovechar para encender de una vez y para siempre el fuego de la libertad. Junto con los gritos de corriente y comida, o cualquier otra cosa básica que escasea, más temprano que tarde, aparece el de libertad. Y una serie de expresiones irreverentes hacia las autoridades. Esta vez, Santiago destacó con una protesta a ritmo de conga que pidió a voz en cuelo «pinga pal presidente».

    De la Matrix a Santiago de Chile

    El autor de estas imágenes es alguien que fotografía...

    Apoya nuestro trabajo

    El Estornudo es una revista digital independiente realizada desde Cuba y desde fuera de Cuba. Y es, además, una asociación civil no lucrativa cuyo fin es narrar y pensar —desde los más altos estándares profesionales y una completa independencia intelectual— la realidad de la isla y el hemisferio. Nuestro staff está empeñado en entregar cada día las mejores piezas textuales, fotográficas y audiovisuales, y en establecer un diálogo amplio y complejo con el acontecer. El acceso a todos nuestros contenidos es abierto y gratuito. Agradecemos cualquier forma de apoyo desinteresado a nuestro crecimiento presente y futuro.
    Puedes contribuir a la revista aquí.
    Si tienes críticas y/o sugerencias, escríbenos al correo: [email protected]

    spot_imgspot_img

    Artículos relacionados

    Camila Rodríguez y Justicia 11J, o cómo sobrevivir a la represión y el exilio

    En el perfil de Facebook de Camila Rodríguez (1991), lo primero que resalta es una frase tomada, y ligeramente modificada, del dramaturgo latino Publio Terencio Afro. «Nada sobre cárcel me es ajeno», dice, y se adelantan un par de datos biográficos: Camila Rodríguez es licenciada en Filología por la Universidad de La Habana; es, además, una activista que ha dedicado los últimos años a la causa de los presos políticos del régimen cubano a través de la organización Justicia 11J.

    «Esta pared es del pueblo, úsela». Ausencia y grafiti en La Habana de hoy

    Mr. Sad lanzó en febrero de 2024 la convocatoria a su exposición personal con la intención explícita de donar su espacio a todos, y eligió como nombre y lema una consigna típica, un lugar común dentro de la retórica postrevolucionaria: «esta pared es del pueblo», poniéndola en crisis justamente por cumplirla y explotarla de manera literal.

    Todo el mundo se eriza

    He visto, o más bien escuchado, un video de...

    Day Casas: la belleza escapista

    Hay algo en estos retratos de Day Casas que los alejan del típico fotoshooting para modelos Instagram y de la estética tropicaloide del videoclip cubano. Se intuye una pretensión high couture, un acabado tan detallado de las atmósferas que hace pensar en lo que está ocurriendo fuera de esa composición.

    1 COMENTARIO

    1. Esta historia me ha sacado las lágrimas.. la calidad humana de ese muchacho y su familia es inmensa… dios les siga dando muchas fuerzas.. libertad para duannis y todos los presos

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí