El cuerpo femenino como núcleo discursivo, interfaz y horizonte de sentido.
La propuesta estética de Osiris Cisneros estalla desde un centro íntimo, presuntamente vedado, oscuro en cierto modo, y se dispersa acelerándose para iluminar ciertas zonas difíciles del arte y la sociedad contemporáneos.
Esa luz descubre y define al fotógrafo mismo. Hace que exista.

La mujer como ficción y como objeto… pero, sobre todo, ¿por fin?, como sujeto autoconsciente que se toma a sí misma y se infla o desinfla, y se autorretrata, y se ordena o desordena en un librero. Y determina, como vemos, la existencia misma del autor.

Si hay un fotógrafo ahí, alguien que hemos llamado Cisneros, es porque esto que ha fotografiado, la inexistencia cósmica de hombre, la feminidad inconsútil, esa totalidad salvaje, ese universo autónomo, ya había ocurrido, secretamente, antes.

Solo después es que viene la idea de estos retratos: experimentales, instalativos, teatrales, obsesivos, levemente distópicos e intensamente hermosos, como escenas de crímenes, en un thriller, diseñadas por una mente genial.
Ahora sabemos que, si se trata del cuerpo, nunca se trata solo del cuerpo. Quizá no sea mucho decir que estos desnudos son también paisajes de una época futura que desde hace algún tiempo ha comenzado a transcurrir…

El statement que acompaña estas piezas de Cisneros subraya una «postura irónica», y destaca que «el cuerpo se convierte en materia de fascinación, en territorio de maniobra para la restitución del erotismo».

Parte del mecanismo tras estas imágenes se descubre cuando leemos: «Su narración fotográfica, muy al contrario del sexismo que algunos pudieran argumentar, se orquesta sobre una relación de confidencialidad y acuerdos tácitos con su pareja sentimental, Olga Más, también narradora física e intelectual del discurso fotográfico de Cisneros».

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Osiris Cisneros Ortega (Habana, 1985). Es fotógrafo, dibujante y pintor. Actualmente reside en Miami, Estados Unidos.
(Fotografías autorizadas por O. Cisneros).