¿Qué emigrantes cubanos corren más riesgo con Donald Trump en la Casa Blanca? Responde el abogado Willy Allen 

    Tal como se esperaba, el pasado 5 de noviembre los cubanoamericanos le dieron un abrumador apoyo en las urnas a Donald Trump. La última encuesta de la Universidad Internacional de Florida (FIU), publicada días antes de las elecciones, vaticinaba que el 68 por ciento de los votantes cubanoamericanos respaldarían al republicano. Los analistas hablan de un voto cubano aún más republicano que en momentos anteriores. Pero no solo los cubanos tomaron este camino; un condado tradicionalmente demócrata como Miami-Dade se volcó esta vez completamente a la derecha. A nivel nacional otros grupos con tendencias históricamente demócratas —como los hispanos (45 por ciento)— también respaldaron como nunca antes a Trump para que se convirtiera en el presidente número 47 en la Casa Blanca.

    No han tenido consecuencias sus impeachments, sus líos con la justicia, sus comentarios misóginos o las muchas amenazas de llevar a cabo la deportación más grande en la historia de Estados Unidos. Ninguna de esas razones fue tan fuerte como la percepción de una mala economía o el hartazgo por las promesas incumplidas de los demócratas. 

    Ahora Trump está enfrascado en nombrar a la persona precisa para cada cargo en su equipo, a los más fieles y conservadores, los que han demostrado estar a la altura de la política de mano dura que, según él y sus partidarios, necesita el país. Hasta enero, cuando se mude a la Casa Blanca, es una incógnita lo que pasará en materia de inmigración, uno de los grandes temas sobre el tablero político, y que concierne, en primer lugar, a millones de indocumentados en Estados Unidos. Por lo pronto, Trump ya designó a su «zar de la frontera» —Tom Homan— para resolver la crisis migratoria, y desde antes ha prometido eliminar programas como el de parole humanitario que ha beneficiado a más de 110 mil cubanos o la aplicación de CBP One, mediante la cual los migrantes que esperan en territorio mexicano agendan una cita en la frontera para su solicitud de asilo. 

    ¿Qué sucederá en lo inmediato y a partir de enero próximo? ¿Debemos tener miedo los cubanos y los emigrantes latinos en general? ¿Quiénes serían los más perjudicados? El abogado Willy Allen, quien lleva muchos años —y administraciones— lidiando con el carrusel de las políticas migratorias, responde a estas interrogantes. 

    «No siento miedo. De lo que estoy convencido es de que hay que pelear con las leyes que existen hoy. Uno no puede mandarse a correr y pensar que van a deportar a todo el mundo, porque no es así. En este país hay leyes, y vamos a tener una administración que a lo mejor va a ser más dura con las leyes que existen. Ha ocurrido anteriormente. Mi primer voto fue por el republicano Richard Nixon y mi último voto por Kamala Harris, así que he estado votando por los dos partidos, por quien considero que es mejor para el país. Y a veces el país está de acuerdo conmigo y a veces no lo está. Me preocupa un candidato cuya política general fue basada en el odio al emigrante —no el emigrante en general, sino el que tiene un color diferente. Vimos los ataques contra los haitianos, que si comen gatos y perros… Contra los mexicanos, que si son traficantes de drogas y asesinos… Te das cuenta de que estamos invadidos por el odio, y me preocupa cómo se va a ver al otro: el emigrante».

    ¿Quiénes podrían sufrir más las políticas para frenar la crisis migratoria que tanto ha prometido Trump? 

    Ha empezado nombrando un zar para deportar, una persona cuyo trabajo principal va a ser deportar. Van a buscar la forma de aumentar las deportaciones. Primero me preocupan las casi 600 mil personas que han entrado con el parole humanitario y que ahora están en la mirilla para ser deportados. Los cubanos están a salvo en este caso, porque la Ley de Ajuste Cubano todavía existe. Los cubanos que han entrado con parole tienen la posibilidad de, al año y un día, legalizarse y obtener su residencia. Pero los haitianos y los nicaragüenses que no tienen un Estatus de Protección Temporal (TPS) que los proteja —como los venezolanos que entraron antes de agosto de 2023—, se van a ver en la calle peleando. Muchos de ellos sí pueden ser deportados; sospecho que los haitianos, nicaragüenses y venezolanos no protegidos por el TPS van a pedir asilo político. Ahora, el asilo lo controla el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de una forma administrativa, y pueden cambiar la parte administrativa de cómo se van a llevar a cabo esas entrevistas de asilo. Sospecho que no van a ser los más rápidos; lo harán conmenos profesionalismo, y limitarán a las personas que pueden pedir asilo. Creo que menos casos van a ser cerrados y más casos van a ir a juicio. Habrá más pleitos en las cortes federales. 

    Los cubanos que podían hacerlo, en su mayoría, votaron por Trump. Pero, ¿cuál puede ser el saldo real de estas elecciones para la comunidad cubana?

    En general, mi preocupación por los cubanos es muy limitada por la Ley de Ajuste Cubano. La mayoría de los cubanos tienen esa protección, pero no todos. Los cubanos que han entrado con el estatus I-220B, aunque no tienen un peligro de ser deportados de manera inminente, van a tener que pelear más casos de asilo en la corte. Y sospecho que la mayoría de los cubanos, si tienen que pelear asilo político en la corte, van a perder, porque… ¿cuántos cubanos son disidentes de verdad, cuántos han hecho algo por ser disidentes en Cuba? El porcentaje es muy pequeño. Y cuando te apliquen las leyes de migración, que son muy fuertes, sospecho que el 80 por ciento de los cubanos va a perder. Así que será un problema más serio para algunos cubanos. 

    ¿Y qué podría suceder con los miles de cubanos que permanecen con el estatus I-220A?

    Puede que demore para que sea convertido en residencia. Lo que pueda decir sobre lo que va a pasar con estas personas es especulativo, pero son especulaciones que me dan cierta confianza; no importa el gobierno. El director de DHS, Alejandro Mayorkas, dijo que la I-220A no era una entrada legal para los cubanos, pero la nueva persona al frente de DHS puede decir que sí lo es. Si la congresista cubanoamericana María Elvira Salazar sigue con lo que ha prometido, de pelear por la I-220A, es posible que tengamos suerte con la nueva administradora republicana. ¿Quién sabe? Yo creo que el problema de la I-220A se va a resolver a favor de los cubanos; sé que es un problema interno y administrativo, pero tengo cierta confianza en que el tema se va a resolver. El problema más grande va a ser para los cubanos que han entrado en balsa y tienen una orden de deportación expedita, porque tienen fianza, lo que nunca se ha considerado una entrada legal, y van a tener que pelear su asilo en las cortes. Y los que están en camino a Estados Unidos van a encontrar una frontera mucho más agresiva.

    Trump anunció que quitará programas como la aplicación CBP One y el parole. ¿Cuánto afectaría a los cubanos en espera de esos beneficios?

    El parole humanitario está muerto ya. Supuestamente entraban 30 mil personas al mes y las últimas entradas fueron de poco más de mil. Ya el parole humanitario, desde que se descubrió el fraude en julio, se está muriendo. A los que están esperando nunca les va a llegar. Los que estaban esperando cita con CBP One tampoco la van a tener; sospecho que no, la gran mayoría no. CBP One no es para que entres y te legalices como cubano, sino para que pidas asilo político en Estados Unidos, y muchos cubanos no lo han entendido. 

    En su mandato anterior, Trump retiró al personal diplomático de La Habana tras los supuestos ataques sónicos, y por consiguiente se dificultaron los procesos migratorios. Luego, durante esta administración, hubo algunos avances. Pero, ¿podría ahora empeorar esa situación en particular?

    A Trump Cuba no le interesa, pero todo depende de lo que Marco Rubio quiera hacer como secretario de Estado. Puede reducir el personal de la embajada. Creo que lo que puede crear ciertos problemas son los viajes de residentes cubanos y ciudadanos a Cuba. Rubio por décadas ha tratado de restringir los viajes a Cuba; ahora como secretario de Estado puede hacerlo. Otra cosa que puede afectar a Cuba es que Rubio imponga más sanciones. 

    Trump ha dicho que va a hacer la deportación más grande de la historia. ¿Cuánto de cierto puede haber en ello? 

    Yo tomo la palabra de un presidente cuando dice las cosas, aunque sea un presidente en el que no confío. Ha repetido que no importa lo que cueste, porque la cosa es deportar. Habrá deportaciones masivas; sospecho que va a ser muy difícil, porque es casi incosteable. Creo que ni en enero, ni febrero ni marzo, pero para mayo o junio habrá más redadas de ICE en centros laborales, y más personas con órdenes de deportación porque perdieron sus asilos serán recogidos y deportados. Vamos a ver personas que van a cortes, y, si pierden, las pueden detener; eso ha sucedido en el pasado: ibas a tu juicio de asilo y te detenían en la calle y te ponían un brazalete en la pierna o un GPS para seguir tus datos. Antes había oficiales de deportación en las cortes; creo que podemos regresar a eso. Los cubanos con el riesgo más grande de ser detenidos y deportados son los que tienen I-220B, pero hay que recordar que Cuba decide a quién va a recoger, a quién recibe o no recibe. 

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