Luis Quintanal explora en Masones en Cuba el estado actual de una fraternidad que, en tiempos, resultó muy influyente para el devenir histórico de la nación.
«La masonería», recuerda el autor, «fue introducida en Cuba a mediados del siglo XVIII, y constituyó el primer núcleo revolucionario y de lucha conspirativa contra el poder».

«El compromiso desde sus inicios con la realidad social de la isla», prosigue el fotógrafo en su statement, «generó ejemplos pioneros de liberalismo, como ejemplifica el hecho de que se aceptaran negros entre sus miembros, mucho antes que España decretara la abolición de la esclavitud en sus colonias».



Recuerda Quintanal que los masones apoyaron, en general, el ascenso al poder de Fidel Castro hace más de seis décadas. Sin embargo, el radical cambio histórico provocaría «el inicio de la decadencia en la fraternidad: muchos de sus miembros destacados abandonaron el país, sus recursos y manifestaciones públicas disminuyeron».



Quintanal —quien no solo retrata a los propios masones, sino también espacios consagrados al rito y el encuentro fraternal en logias cubanas emblemáticas— señala que a partir de los años ochenta se experimentó cierto repunte de la institución.

Actualmente, la masonería cuenta con más de 20 mil afiliados, apunta el fotógrafo, debido al «enfoque de tolerancia» adoptado por el gobierno con respecto a instituciones no gubernamentales y religiosas en la isla.






(Fotografías autorizadas por Luis Quintanal).