Ari Regina maquilla como si estuviera esbozando un monumento. Sus manos, de arquitecta y estilista, son cuidadosas con los tonos, perfeccionistas con las sombras, meticulosas con la iluminación. Si le preguntas cuál es el secreto de un buen maquillaje, responderá con tres palabras: «Menos es más». En el lenguaje del makeup, esto se traduce en hacer un uso adecuado de los productos estrictamente necesarios, y asegurar una debida preparación de la piel.
Tiene 35 años. Se graduó en la carrera de Arquitectura en La Habana. Es, sin dudas, una de las maquillistas más solicitadas de Cuba. Ha mostrado su talento en las modelos de la pasarela cubana Arte y Moda, en campañas de la fashion latinoamericana o europea, y en los famosos de paso por la isla. Es admiradora de muchos arquitectos cubanos de la primera mitad del siglo XX, y una fan declarada de Kevin Aucoin, el maquillista responsable de varios de los más despampanantes looks que en los noventa llevaron estrellas como Whitney Houston, Cher, Madonna, Cindy Crawford, Liza Minnelli, Tina Turner o Naomi Campbell.
No obstante, si Ari Regina tuviera que decir cuál ha sido su mayor influencia, diría de golpe que su madre. Recuerda el día en que de pequeña su madre la llevó a un curso de maquillaje y peluquería. «Ese momento fue un detonante», asegura. Por otro lado, hoy no se dedica profesionalmente a la arquitectura, pero no puede desprenderse de ella en cada uno de sus trabajos.
«La arquitectura es fundamental para mí. Está presente en mi criterio en temas de diseño, en mi ética de trabajo con los clientes, y también en las proporciones, colores, estilos y la apreciación por lo sencillo y depurado», dice. «Piensas como arquitecto. Incluso en las sesiones fotográficas estoy al tanto del tema escenográfico y la luz».
Su formación como maquillista ha sido completamente autodidacta. Pasa horas tomando cursos de cosmética online, escuchando a artistas del makeup y a creadores de contenido «beauty». De Cuba, Ari Regina se queda con el trabajo que hacen los maquillistas Michel Rego y Yos Baute. De fuera, elegirá a Katie Jane Hughes, Spencer, Raoul Alejandre y Danessa Myricks.
«El criterio de los expertos es muy importante; tener una cultura y conocimientos generales de cine, moda e historia te ayuda a crear con mayor facilidad», dice la maquillista. «Para mí entrar a este mundo fue un proceso de mucho tiempo, dedicación y aprendizaje. Nunca se acaba. Las tendencias son velocidad pura».
Ari Regina prefiere el maquillaje para campañas de moda. No obstante, su pasión no es un límite. Su cuenta en Instagram está repleta de los incontables rostros que ha maquillado para producciones de videoclips, cine, salones de fiestas, sesiones fotográficas de quinceañeras, colaboraciones con fotógrafos de moda, influencers, etc. Todos estos rostros tendrán en común «la sencillez y la versatilidad»; elementos que, asegura, definen su estilo.
«Trato de crear looks dependiendo de lo que me pida la persona o la marca para la que estoy trabajando», explica. «Siempre escucho las ideas de los clientes, y a partir de ahí acotamos una imagen final con mis recomendaciones y visión. Es un proceso muy interesante».
Ari Regina se considera una emprendedora. Durante la pandemia creció mucho en su oficio. «La creación de contenido se aceleró, y con eso mis trabajos para los medios digitales e influencers», dice. De hecho, la mayoría de ofertas laborales le llegan a través de las redes sociales. Según ella, el éxito de un maquillista hoy radica en estos factores: «Tus habilidades y técnicas, el trato con los clientes, y cómo manejas tus redes sociales: eso influye muchísimo».
La cultura del maquillaje ha ganado lugar en Cuba en los últimos años. Si por mucho tiempo abundaban opiniones al estilo de «las jóvenes no necesitan maquillarse», «el maquillaje arruga» o «si te maquillas no luces natural», lo cierto es que ahora son criterios más bien obsoletos. Ari Regina los llama «prejuicios sociales».
«Pertenecen a otra época y otra visión, que ciertamente existió en muchos hogares y se extendía por todo el país. Aún te puedes encontrar personas con esos criterios», dice. Los jóvenes son los más interesados en el maquillaje, que hoy viene acompañado de mucha información sobre el cuidado de la piel. La tendencia mundial es hacia un aspecto de maquillaje natural, más luminoso, que enfoca una piel sana sin tanto drama ni carga. Puedes verte natural y sumamente saludable estando maquillada».
Según Ari Regina, hay actualmente una gran comunidad de maquilladores cubanos en redes sociales, y existen productos disponibles en tiendas del país que «han hecho un cambio considerable y han brindado oportunidad de adquirirlos directamente sin necesidad de hacer encargos o pedidos al exterior a través de terceras personas».
No obstante, también reconoce que muchas veces los productos no son de calidad, o que la capacitación que reciben los maquillistas en Cuba no se ajusta a los estándares internacionales. Por ello, Ari Regina afirma que, definitivamente, no existe una industria del maquillaje en la isla.
«Una industria cubana no existe como tal, según mi criterio personal», dice. «Otras personas pueden opinar totalmente distinto. Hay múltiples espacios dedicados a la belleza, salud y bienestar, por lo que resulta un sector de interés para muchas personas y emprendedores. Aunque, a diferencia de hace una década, está más extendido el uso del makeup y la práctica de maquillarse para eventos o sesiones contratando servicios, se necesita un mercado más amplio de productos, acceso a capacitaciones y establecimientos comerciales que oferten insumos para la práctica profesional».
Ari Regina planea seguir trabajando muchísimo en su desarrollo como maquillista. Tiene un sueño que, sin dudar, asegura que se va a cumplir: «Fundar un espacio diseñado íntegramente por mí en algún lugar icónico de La Habana, Madrid o Estados Unidos, donde las personas lleguen y no quieran irse», dice, y luego añade: «Lo dejo dicho por aquí. Marquen el día, la fecha y la hora porque así será».
Mientras tanto, Ari Regina disfruta de las frecuentes sesiones de maquillaje que se presentan. Su trabajo es para ella, más que todo, una terapia.
«El maquillaje ayuda a empoderar, embellecer, estabilizar a las personas», dice. «¿Quién no recuerda el maquillaje de sus 15 años, de su boda o de la graduación? O, simplemente, un día en que saliste arreglada y eso cambió tu ánimo. El maquillaje fortalece muchísimo».