Desde mis comienzos me he caracterizado por ser un fotógrafo “callejero”, alguien que intenta captar la espontaneidad de la vida diaria. Encuentro personas fascinantes, conozco un poco de sus vidas, observo algunos momentos trascendentes. También me preocupan las dificultades que afectan mi entorno; fotografiar ciertos temas es una forma de participar en un diálogo colectivo.
De esa preocupación por mi entorno surge Hogar, una serie de fotografías que llegó a ser finalista del Magnun Photography Awards 2016 y cuyo escenario es el viejo Teatro Campoamor.
Originalmente solo quería documentar los restos del edificio antes de que colapsara. Hasta el día en que encontré a Reynaldo. Él abría el candado de una puerta improvisada. Me presenté y le pregunté si podía tomar fotos del interior. Mientras hablaba, él me inspeccionaba con desconfianza. Finalmente me preguntó si era periodista. Le respondí que no. Luego dijo: «Ok. Solo cinco minutos. Después, te vas».
En ese corto tiempo no pude fotografiar mucho, pero algunas cosas me llamaron la atención: cubos de agua, pomos de plástico para reciclar, plantas bien cuidadas y un perro que ladraba. Deduje que él no era un simple trabajador de la construcción, sino el morador de aquel lugar. Esto despertó mi interés y quise volver a visitarlo.
Regresé y cada vez que podía le llevaba café, alguna botella de aceite y otros productos comestibles; también máquinas de afeitar y jabón. Solo trataba de ser amable y de ayudarlo según mis posibilidades.
Por fin, tuve su permiso para fotografiar dentro del teatro. Estuve comprometido desde el mismo instante en que conocí a Reynaldo, pero cuanto más tiempo pasaba con él, más quería desarrollar el proyecto. Pasé cuatro meses fotografiando Hogar y me gustaría seguir haciéndolo durante los próximos años.
Texto extraído de la entrevista realizada por Grethel Morell al autor.