El autor estos retratos, Anyelo Troya, estuvo entre la veintena de personas detenidas este 27 de enero a las puertas del Ministerio de Cultura (MINCULT) de La Habana. Cuenta que recibió golpes, que le rompieron su teléfono celular y el visor de su cámara.
Algunos de los rostros que aparecen en esta galería fotográfica también fueron violentamente desalojados del lugar —o reprimidos anticipadamente— por el crimen de manifestarse pacíficamente frente a una entidad pública. Exigían un diálogo funcional con la institución y el respeto de los derechos cívicos en la isla. Protestaban, en particular, por los arrestos preventivos y las retenciones domiciliares que, desde las primeras horas de la mañana, acontecían en varios puntos de la ciudad.
Eran las vísperas del natalicio 168 de José Martí.

Las fotos corresponden a octubre pasado, cuando se filmó el videoclip del tema «De qué me van a hablar», de Maykel Osorbo featuring El Funky.
Anyelo Troya. De qué me van a hablar (Maykel Osorbo). Anyelo Troya. De qué me van a hablar (Maykel Osorbo).
Maykel Castillo «Osorbo» es una de las voces opositoras más activas y afiladas contra el régimen de La Habana y, por supuesto, este miércoles supo ganarse un nuevo arresto injustificado en la escaramuza del MINCULT.
Justo antes, el ministro Alpidio Alonso había atravesado la verja institucional, había cruzado la calle —bajo custodia de sus subalternos, pero sobre todo de los policías desplegados en los alrededores—, y había iniciado un vodevil infame lanzando un manotazo para arrebatar el teléfono móvil a uno de los jóvenes que le apuntaba, peligrosamente, con la cámara de su dispositivo.

También fueron arrestadas en diferentes momentos de este 27 de enero las artistas Camila Lobón (estuvo frente al Ministerio) y Tania Bruguera (no pudo llegar hasta allí). Ambas miembros del grupo de 30 representantes del 27N. Ambas sonríen en la portada de este artículo.
Una suerte parecida corrieron el artista Luis Manuel Otero (Troya ha retratado también algunas de sus posibles muertes accidentales a manos del poder en Cuba) y la poeta Katherine Bisquet.

En su página de Facebook, el 27N ha dicho que el objetivo de la jornada era conmemorar el plantón ocurrido de hace dos meses y, al mismo tiempo, homenajear a Martí junto a una de sus tantas efigies habaneras. Al parecer, la Seguridad del Estado no estuvo de acuerdo con ese «plan subversivo», y entonces puso en marcha su plan represivo de siempre: detenciones exprés, vigilancia y limitación de movimiento de activistas, opositores y periodistas independientes.
De cualquier modo, la acción del 27N fue consumada junto a otro busto martiano: se leyeron versos y se pidió tolerancia y diálogo políticos. Quienes luego se dirigieron hacia el MINCULT reaccionaban justamente a la represión estatal de esa mañana.
Anyelo Troya. De qué me van a hablar (Esteban Rodríguez). Anyelo Troya. De qué me van a hablar (Zuleidis Gómez Cepero).
Uno de los protagonistas, el artista Julio Llópiz, ha contado que también querían acompañar, vistos los acontecimientos, a los tres representantes que debían reunirse con el viceministro Fernando Rojas (quien había cruzado mensajes con el 27N durante semanas, mientras la prensa oficial infamaba a los miembros del grupo y a otras voces críticas).
El resumen de la jornada: una vez más fue aplicada ilegítimamente la fuerza del Estado para disolver una protesta pacífica; en tanto, se producía un oportuno apagón de los servicios de Internet (así lo denunciaron ciudadanos desde la isla). El cubalibre postsocialista es una mezcla de violencia profiláctica y censura digital, naturalmente.
Anyelo Troya. De qué me van a hablar (Omara Ruiz Urquiola). Anyelo Troya. De qué me van a hablar (Iliana Hernández).
Más tarde, los medios oficiales dedicaron sus habituales soliloquios a tergiversar los sucesos, y en un ataque de inspiración pusieron a circular una versión que incluía a medios periodísticos independientes (starring: El Estornudo y Rialta Magazine) en el papel de operadores o instigadores de la protesta y, cómo no, administradores de las redes sociales del 27N.
Esos medios, afirmaron en televisión nacional, estaban «sobreaviso»: es decir, sus editores tenían calendarios a mano y no dudaron en usarlos para saber que este miércoles sería día 27, y después… sería 28 de enero, aniversario natal de ese antiguo sedicioso: Martí.

Los ventrílocuos —y sus jefes ventrudos— que divulgan esas teorías conspiratorias parecen minuciosamente incapaces de comprender cómo se tejen la solidaridad y los afectos de los ciudadanos libres, cómo progresa una (nueva) racionalidad en los intersticios de un estado de cosas opresivo, incapaz de regenerarse por sus propios medios, cómo la situación de una víctima se traduce límpidamente para otra víctima, y la violencia sistemática vuelve sistemática la respuesta cívica; cómo la apuesta individual por la libertad, a pesar de las diferencias, hace que te reconozcas en el otro, y cómo todo eso va generando una colectividad orgánica, a menudo acéfala, pero con sentidos cada vez más nítidos y eficaces.
Cómo, también, la viralidad de esta época cataliza lo político a una velocidad que excede los tiempos de un Estado apoltronado en sus dogmas y su vieja impunidad.
Anyelo Troya. De qué me van a hablar (Kirenia Yalit Núñez). Anyelo Troya. De qué me van a hablar. Anyelo Troya. De qué me van a hablar (María Matienzo).
Esa misma vocación conspiranoica del gobierno cubano —la paranoia como piedra de toque en la construcción del enemigo; ese discurso sin puertas ni ventanas que erige una realidad alterna y la instrumenta políticamente— se ha visto recientemente, con lente de aumento, en el trumpismo delirante que negó el virus y el resultado electoral y que luego asaltó el Capitolio.
La negación es la forma corriente de la política oficial cubana desde hace bastante tiempo. Cuando se insiste en el «trumpismo» de un opositor negro y pobre del barrio de San Isidro —alguien que ha gritado «Trump 2020», pero que antes y después de esa frase es lo que es: un chamaco que creció sin padre porque el padre se fue en una balsa; un tipo expropiado hasta de su bicitaxi—, y cuando se extiende esa acusación sobre todo aquel que pida justicia y derechos, el gobierno cubano está negando la realidad que alienta frente a sus narices y, tal vez, justamente por eso, la realidad sigue confabulándose contra la estolidez autoritaria del gobierno cubano.

Se trata entonces de la conspiración de esta época contra el anacronismo de ese poder (aún) vigente.
No hay nada tan peligroso como estos rostros que ha fotografiado Anyelo Troya, y como los cientos de muchachos que acamparon durante horas en las afueras del MINCULT a fines de noviembre.

Tal como estos ciudadanos, preguntamos: de qué nos van a hablar… mientras no se trate de una conversación abierta, justa, democrática. Pero quizá ya todo estaba dicho hace mucho tiempo, aquí* 👇:
Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
¿O son una las dos? No bien retira
su majestad el sol, con largos velos
y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
que en la mano le tiembla! Está vacío
mi pecho, destrozado está y vacío
en donde estaba el corazón. Ya es hora
de empezar a morir. La noche es buena
para decir adiós. La luz estorba
y la palabra humana. El universo
habla mejor que el hombre.
Cual bandera
que invita a batallar, la llama roja
de la vela flamea. Las ventanas
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
las hojas del clavel, como una nube
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa…
(Fotografías autorizadas por Anyelo Troya).
*El poema «Dos patrias», de José Martí, fue leído a coro por los manifestantes este 27 de enero frente al Ministerio de Cultura en La Habana.