Hay un gesto simple y universal, un pase de magia básico, que plantea esta serie fotográfica sobre el ballet: aquí se muestra lo invisible. El incompleto reverso de esas tramas: Giselle, Coppelia, El lago de los cisnes… Parte del extraño mecanismo que el público luego experimentará como un reloj estético: compás, armonía, vida y muerte coreografiadas.

Yailín Alfaro Guilén. Ballet Nacional de Cuba. Camerino.
Yailín Alfaro Guilén. Ballet Nacional de Cuba. Camerino.

La fotógrafa y diseñadora Yailín Alfaro Guillén fisgonea y obtura tras bambalinas para que nosotros, en el trance del voyeur, lejos de saciar la curiosidad, ensanchemos los linderos del misterio.

Está aquí el Doctor Coppelius, retraído, con una flor de Coleridge en sus manos; están las bailarinas que se alistan para la función o que espían, desde fuera del mundo, la vitalidad escénica de los otros; por lo demás, somos testigos del tiempo antes del tiempo (del arte)…

Yailín Alfaro Guilén. Ballet Nacional de Cuba. Dr. Coppelius (Coppelia).
Yailín Alfaro Guilén. Ballet Nacional de Cuba. Dr. Coppelius (Coppelia).

Y, sin embargo, ahora tenemos aún más preguntas.

Alfaro Guillén ha fotografiado, tras bastidores, en los camerinos, entre las mangas del escenario, a los protagonistas del Ballet Nacional de Cuba, constituido con ese nombre en 1959 bajo la incesante tutela de Alicia Alonso, Prima Ballerina Assoluta. Lo ha hecho sin diluir las atmósferas, sin quebrar la tensión psicológica y estética que cada obra irradia más allá de su tiempo y su espacio estrictos.

Se revela entonces en estos negativos inmóviles casi tanta plasticidad y tanto dramatismo como en el positivo cinético que suele apreciar el espectador desde su butaca.

Yailín Alfaro Guilén. Ballet Nacional de Cuba. Cuerdas.
Yailín Alfaro Guilén. Ballet Nacional de Cuba. Cuerdas.

«Vi entonces —dice la autora del libro Ballet Nacional de Cuba en tres tiempos (Ocean Sur)— cómo se transformaban aquellas mujeres tangibles en sueños e ilusiones. Cuánta pericia para convertir telas en plumas y manos en alas. Cuánta firmeza en el amarre preciso de unas zapatillas, ahora toscas e inertes, que minutos después se tornarían en puntos de apoyo para volar. Dolores físicos enmascarados que abandonarían pronto para iluminar la escena».

Justo la única imagen totalmente escénica de esta selección parece concentrar el peso significativo del ensayo fotográfico que propone Alfaro Guillén: por cada figura a la luz, hay una multitud de sombras. Cada intérprete es único, es otro y es muchos. Es eso lo que habitualmente no alcanzamos a ver.

  • Yailin Alfaro Guillén. Ballet Nacional de Cuba.
    Yailin Alfaro Guillén. Ballet Nacional de Cuba.

(Imágenes autorizadas por Yailín Alfaro Guillén).