Lo primero que noté ese día en las calles de Brooklyn fue el sol. En aquella esquina, me dio una alegría tremenda. Sentí que ese día sería especial, raro. Había un olor en el ambiente; era algo conocido, pero no pude asociarlo a nada específico. Caminando hacia el metro me encontré con un Ford de 1957, detenido, oxidado, viejo. El sobresalto fue como imagino debe ser el de los turistas cuando ven por primera vez los carros americanos en La Habana. Le hice fotos al carro. Me acerqué y vi que el modelo era Country Sedan. Esto no lo sabía. Tenía un hueco en una de las ventanillas de atrás; primero asumí que era un balazo, pero luego pensé que podría ser cualquier cosa.
Me fui en metro a Roosevelt Island. Cuando salí de la estación, caminé por la calle en dirección al puente. Decidí visitar el hospital. Caminé hasta un paseo pegado al río y me senté un momento para descansar y observar con calma todo a mi alrededor. La insignia en el banco era diferente a otras que había visto en otros parques; esta ponía: «I’m gonna get you so many lizards. Magic you, Janet». Fue allí donde noté el nombre de la calle: Loop. La calle sigue siendo Loop a donde quiera que vayas.
Miré el edificio al cruzar, todo bastante desierto, y comencé a tener una sensación de rareza. Me sentía como si estuviese en una película de ciencia ficción futurista. Caminé a lo largo del paseo. Le hice varias fotos a los edificios de Manhattan que se ven al otro lado del río. Poco a poco la sensación medio rara iba aumentando, según avanzaba. Era raro y placentero. Llegué al final del paseo, donde la calle Loop se convertía o se cruzaba con la calle Loop. Pasó un bus rojo con unas luces led que decían: Roosevelt Island.
Encontré la entrada al Franklin D. Roosevelt Four Freedoms Park y, dentro, el FDR Hope Memorial. Había una escultura de bronce. Roosevelt sentado en una silla de ruedas y una niña con muletas frente a él; ambos sonreían y se extendían las manos en forma de saludo. Una familia detuvo el coche con su bebé; se tomaron varias fotos. Todo me parecía un misterioso sueño. Yo, divertida, imaginé que en aquella familia todos eran robots y que actuaban por pura programación, recreando una escena predeterminada que seguramente transcurriría idéntica cada día.
Recordé a los Sims de El Instituto, personajes del juego Fallout 4 que yo solía jugar en Cuba. Entonces pensé que estar en aquella isla era como estar dentro del juego, lo cual me agradó, aunque no dejaba de ser inquietante. Fallout 4 es un juego de rol con mapa abierto, donde la trama distópica, postapocalíptica ocurre en la Commonwealth de Massachusetts.
Seguí caminando y di con las ruinas del Smallpox Hospital. Alguien me había dicho que en ese hospital hicieron experimentos con humanos en otra época. No sé si sea verdad, pero la información contribuyó a la magia de la visita. Lo que dice el cartel acerca del hospital es que fue fundado en 1856 con el fin de tratar y aislar a los enfermos de smallpox (viruela), y que en 1886 fue convertido en una escuela de enfermería que cerró en 1950. Desde entonces el edificio fue abandonado.
Más adelante hay una escalinata para subir hasta la punta de la isla donde está el busto de Roosevelt y una cita de su «Discurso de las cuatro libertades»:
En los días futuros, que pretendemos hacer seguros, esperamos ver un mundo fundamentado en cuatro libertades humanas esenciales.
La primera es la libertad de discurso y expresión —en cualquier sitio del mundo.
La segunda es la libertad de cualquier persona para adorar a Dios a su propio modo —en cualquier sitio del mundo.
La tercera es la libertad de querer —que, traducido en términos mundanos, significa llegar a acuerdos económicos que aseguren a toda nación una vida en paz y con salud para sus habitantes— en cualquier sitio del mundo.
La cuarta es la libertad de miedo —que, traducido en términos mundanos, significa una reducción a nivel mundial de los armamentos hasta un punto y de una manera tan concienzuda que ninguna nación estará́ en situación de cometer ningún acto de agresión física contra ningún vecino —en cualquier sitio del mundo.
Franklin D. Roosevelt 6 de enero de 1941
En la parte sur de la isla, al este del río, se puede ver Manhattan; al oeste, Queens. El cielo estaba lleno de nubes y el ambiente a veces cobraba cierta densidad, aunque había muchísimo sol. Habían pronosticado mala calidad del aire porque estaba regresando el humo de los fuegos de Canadá. A lo lejos, el cartel de Pepsi Cola me hizo pensar otra vez en el juego: las bebidas se llaman Nuka Cola y la moneda son chapas de botellas. Regresé caminando por el lado de Queens y salí otra vez a la calle Loop.
Siempre he tenido curiosidad por ese islote. La Universidad de Cornell tiene un campus allí dedicado a la investigación y posgrados. La renta de un apartamento de un solo dormitorio ronda por los 3,700.00 USD mensuales. Saludos.