En mi segunda cita con Cuba quise trabajar con algo que me frustraba profundamente; el hecho de ser tratada a veces como un medio o un objeto, desde una distancia ficticia y adornada frívolamente. Esta circunstancia, causada por el contraste entre la precariedad material de algun@s cuban@s y la solvencia económica de la mayoría de los turistas, implica tensas relaciones de poder.
El arte de la seducción y las promesas idílicas despliega todas sus redes para cazar la mariposa. Un amigo, Gustavo Arcos, me advirtió: «Cuando un cubano empieza a hablar con una extranjera, no sabe dónde va a terminar…».
Siendo yo la mariposa consciente de que no es fácil escapar de tales redes, decidí usar la fotografía para tratar el tema del «jineterismo» y de las relaciones emocionales y sexuales que se establecen entre una turista fémina y el varón cubano. Y narrarlo en primera persona.
El proyecto marchaba en paralelo con mi vida en la isla, y todas estas relaciones se traspolaban en impresiones sobre el país que también son parte importante de estas fotografías y que, además, intenté guardar en algunas notas de viaje que empiezan así:
15.11.2014. (…) Me he acostumbrado casi o por completo a cocer el agua más de diez minutos antes de enfriarla para beber, las duchas frías, los cortes de agua y apagones de luz. Me empiezo a tomar con humor el acoso cubano a mi status europeo, los intentos de timo y la rebeldía de la guagua; comienzo a desenvolverme con los CUC y los pesos, con la malanga y el boniato, con el humanismo y el deseo capitalista-material. (…). En Cuba, la religión predominante es el relativismo, a pesar de que yo siempre creo exagerada la cantidad de azúcar en el café.
En cuatro días menos de 20 minutos de Internet, sol, cero por ciento de grasas saturadas y una ciudad que se abre paso entre la selva o una selva que se abre paso entre la ciudad.
Y casi a la vuelta de dos años:
03.07.2016. Tu sabor a miel azahar me revienta el pecho. Me estoy haciendo adicta a nosotros, nosotros porque me reflejo en ti. Excepto cuando no me lo puedo creer, esos momentos que me pregunto si es real o solo una putería nuestra. (…). Nos ponemos fértiles y sudamos ríos de colores de luz. Cada cosa que hacemos juntos es como hacer el amor. Creo que hay gente en el mundo que morirá sin experimentar algo tan fluido y mágico. Si todo fuese un simulacro…
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Ana Cayuela (Almería, España, 1991). Fotógrafa. Estudia en la Facultad de Bellas Artes de Granada y, en tercer año de la carrera, una beca le permite trasladarse a la prestigiosa Bauhaus Universität-Weimar, en Alemania. Se gradúa de ambas universidades antes de viajar por primera vez a Cuba, adonde más tarde regresa. Imparte clases de iluminación creativa en el Instituto Superior de Arte de La Habana.
Varios galardones reconocen su trabajo; entre ellos destacan el Bauhaus Essentials Kreativ-Preis, en 2012, y el premio alemán de fotografía joven en 2015.
Ha publicado su obra en Profifoto, Yorokobu o el Bauhaus Journal. Ha expuesto en el marco del mes europeo de la fotografía «EMOP» 2016, así como en varias galerías y museos de Alemania.
(Texto y fotografías de Ana Cayuela).