«Con-tracción» es una serie de Reinaldo Cid, un fotógrafo al parecer obsesionado con ciertos modos de la memoria y con la interrogación de objetos y edificaciones cuya fijeza a menudo revela —gracias a su voluntad experimental, y al desvío interpretativo que todo artista imprime en la materia que trabaja— zonas inesperadas de los procesos sociales, históricos.

Reinaldo Cid. Con-tracción (2015).
Tanto «Feromonas» como «Blindsight» —proyectos ambos publicados en El Estornudo— remiten a mecanismos internos muy específicos (neuroquímicos, corticales…) que igualmente atañen a la colectividad.
Feromonas o campanas que nos congregan, que nos llaman a la acción, y que pautan el tiempo común. O esa inusual vista ciega con que se ve lo que no podemos ver en un país y un tiempo determinados.

Reinaldo Cid. Con-tracción (2015).
La representación artística cierra quizá el ciclo neurológico, porque nos hace conscientes de eso límbico, eso elemental que (también) mueve los sucesos políticos y prefigura las estructuras sociales.
Pero esta vez Reinaldo Cid acude a un tropo, digamos, muscular: «Con-tracción».
«Pretende ser», dice, «una metáfora de las relaciones de poder entre el hombre y la máquina». Pero ya sabemos que el pulso entre hombre y máquina es siempre un pulso del hombre consigo mismo.
De modo que esta serie toma distancia de cualquier retórica demasiado abstracta y dispara contra el espectador una estilizada, punzante reflexión sobre el dispositivo racial que define categorías como poder y progreso en la Historia y el Presente de Cuba.
«Las obras», explica Cid, «relacionan la figura masculina del negro con los residuos industriales del pasado azucarero de Cuba. Se exploran las connotaciones culturales del hombre negro como máquina de trabajo, al mismo tiempo se alude al universo simbólico de sus prácticas religiosas depositadas en forma de ofrendas a las vías del tren».
Carne y hierro, azúcar; carne y hierro, ferrocarril… Cuba… «Con-tracción».
(Fotografías autorizadas por Reinaldo Cid).