- Más pelos y más kilos.
He aquí una descripción resumida de lo que fue el porno del pasado con respecto al de hoy.
Un mal resumen, no sobra decirlo.
- Porque otras cosas definen, también, la pornografía de otros tiempos.
El abandono de los personajes, por ejemplo. Nada de mirar a la cámara. O sólo mirarla de manera furtiva –un instante en el descaro.
- El cibersexo cuenta contigo (o con quien tú quieres ser), es inclusivo…
En el porno de otras décadas, de otros siglos, el espectador mantenía su condición. Apenas participaba (salvo en las evoluciones obvias que le permitía la tecnología pre-interactiva). De muchas maneras, todo apuntaba al voyerismo.
- Umberto Eco ha escrito sobre el lugar de los automóviles en las transiciones entre una y otra escena del cine porno. Tengo una amiga que va más lejos, y compara esas transiciones con las películas de Bruce Lee.
-Son meros momentos de descanso -así me dice-, para coger aire y empezar otra vez a repartir leña.
- J. me habla de una película donde se oye mi acento en una protagonista. Una cubana que goza y narra al mismo tiempo. Ese momento lingüístico –los otros momentos de la lengua eran más o menos iguales a otros momentos de la lengua de otras patrias-, enciende una señal de alarma en mi universo consciente.
- Y L. me regala una colección de porno hecho en los 70. Se distingue allí, todavía, una intención por escapar de la ciudad. Un tiento bucólico que deja un regusto, digámoslo así, medieval. El sátiro, la dama a pervertir, los figurantes. Una entrega y un mundo que ya no existen. El porno de esos años no remite al futuro. Más bien, acarrea una nostalgia por la vida en la comuna, al margen de las costumbres modernas. No es raro que abunden, en aquellas películas, el vino y las frutas; he visto además un bufón y algún enano.
- El swinger contemporáneo evoca por momentos al yuppie. Su viaje “allí” no es definitivo. Entra y sale de los intercambios para volver a su otra vida. Las escenas antiguas parecen imantar la vida hacia sí mismas. El porno vintage es, por momentos, un agujero negro. Si pasas “la puerta verde”, lo más probable es que no regreses…
- En el porno anterior a los ochenta se va al porno para llegar al sexo. Ahora vamos al sexo para llegar al porno. ¿Pero, es que hay alguna diferencia?
- Hay generaciones que no han conocido la silicona. Y hay generaciones que sólo han conocido la silicona.
- Yo crecí en un mundo rodeado de sexo y carente de pornografía. He vivido la pornografía a destiempo, o quizá a tiempo. Los que hemos tenido esa experiencia, sabemos que no hay nada, salvo la industria, que pueda ser calificado como pornográfico.