Lo obvio es que Gabriel Guerra Bianchini es una de esas personas, atentas, sensibles, que sí ven a estos animales callejeros, abandonados a su suerte, mientras desandan una calle cualquiera de La Habana. El resto somos nosotros, indolentes, ciegos, metidos hasta el cuello en nuestros asuntos, en la urgencia o en la molicie de nuestra existencia superior.
Guerra Bianchini asegura que su serie Tal vez ahora puedan vernos persigue «un fin social». Y, como se ve, su idea de «lo social» no excluye en modo alguno a estos perros y gatos que medran por los rincones de la ciudad y se cruzan a diario, invisibles, con la generalizada desidia de quienes deberían protegerlos.
Estos fotomontajes explicitan con un gesto hiperbólico una (ir)responsabilidad que atañe a toda la sociedad, civil y política.
Desde hace años grupos de activistas abogan en Cuba por una legislación de protección animal que, por supuesto, incluiría también otras especies sometidas a diferentes formas de maltrato. Recientemente, ese movimiento ha ganado visibilidad en las redes sociales y, también, en las calles de la isla.
Una ley de protección animal no solo desafiaría el abandono indiscriminado, sino que también propiciaría mejores estructuras para el cuidado, la atención de salud y, en general, la convivencia sostenible con los animales. Asimismo, de acuerdo con algunos activistas, prohibiría o regularía taxativamente prácticas como las peleas de perros y la tradicional lidia de gallos.
Esta semana el debate en las redes y la acción de un grupo de protectores consiguió que se rescataran algunos de los animales callejeros recogidos —muchos fueron sacrificados casi inmediatamente— durante una ofensiva relámpago de Zoonosis como parte, según denunciaron activistas, de los preparativos para recibir a los reyes de España y otros convidados a las celebraciones por el 500 aniversario de la Villa de San Cristóbal de La Habana.
Sostiene Guerra Bianchini que este proyecto fotográfico se funda en «una filosofía constructiva, optimista». En su opinión, «el camino de una ley en Cuba ya está trazado».
Ese camino, tal como ocurre en algunos países desarrollados, implica una clara voluntad gubernamental, pero, antes incluso, mayores niveles de sensibilidad social.
«La conciencia», dice Guerra Bianchini, «es lo que hay que empezar a crear».
(Fotografías autorizadas por Gabriel Guerra Bianchini).
[…] Fuente original: Revista El Estornudo […]
[…] Con la visita de los Reyes de España, el régimen de la Isla decidió que había que sacrificar a decenas de perros callejeros y apresar a Otero, esconder aquello que más les empaña su panorama […]
[…] dominado por gente fula. Se me fue el pensamiento… y recordé a los que quieren una ley para la protección de los animales, los que quieren una ley contra la violencia de género, los que quieren matrimonios entre personas […]