Boris González Arenas: «Yo entré en la oposición por vergüenza. No se puede vivir en Cuba y hacerse el que nada pasa»

    Mi nombre es Boris González Arenas. Nací en 1976. Soy licenciado en Historia y me gradué de Dirección Cinematográfica en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. Por 11 años he sido opositor político a la dictadura comunista. Soy también periodista independiente, escritor. En enero del 2015 me expulsaron de la Escuela Internacional de Cine, donde había sido profesor por cinco años. Me mantengo siempre al tanto de lo que está pasando en la sociedad civil, en la oposición política cubana y en los movimientos sociales.

    Mi oficio en la escuela de cine era como coordinador de cátedra. En la escuela de cine existen numerosas cátedras que tienen que ver con las especialidades cinematográficas, y hay una cátedra que no tiene que ver con la especialidad cinematográfica, que es la Cátedra de Humanidades. Y yo era el coordinador de la Cátedra de Humanidades. Era muy interesante y me mantenía muy al tanto de lo que estaba pasando en el cine más delicioso que se produce a nivel mundial. El día a día mío era procurando todo lo que necesitaban los profesores relacionados con las humanidades para hacer sus talleres. Ocasionalmente, también yo participaba en talleres donde impartía temáticas que tenían que ver con el cine: podía ser en un taller de dirección de arte, hablar sobre algún tema relacionado con el arte en las películas; eso era ocasionalmente. Básicamente, lo mío era proveer de lo necesario a los profesores invitados para que pudieran impartir sus talleres. Como en la cátedra también se invitaba a profesores que tenían que ver solamente con las humanidades, pues entonces tenía una relación muy estrecha con esos profesores. Era un intercambio muy favorable porque a la escuela de cine venían figuras de esas disciplinas y, como figuras al fin, no eran figuras por casualidad, eran figuras porque eran personas muy ricas desde el punto de vista intelectual y moral. Pero yo no pasaba el día a día con los alumnos. Yo estaba dentro de una oficina en la que me sentía muy cómodo. Ya yo había empezado a escribir para un blog personal y allí, en los tiempos que no hacía lo directamente relacionado con la cátedra, pues trabajaba sacando información de Internet. Tenía internet. En Cuba, en ese momento, no había internet; recuerda que la internet es corriente en Cuba desde diciembre del 2018. Yo llevaba tres años expulsado de la escuela de cine. Pero allí en la escuela de cine yo tenía internet, tenía condiciones, tenía impresora; tenía condiciones que después nunca más tuve para la investigación y para el trabajo. De hecho, te podría decir que allí se me iba haciendo posible extender mis trabajos intelectuales y de investigación. Pero eso fue cortado de cuajo. Y salí, me quedé desempleado. Entonces, en realidad, mis relaciones más estrechas eran con el claustro profesoral; habían sido muchos de ellos profesores míos. Incluso el que articula toda mi expulsión había sido un profesor muy estimado, Gerónimo Labrada, que fungía entonces como director de la escuela. Todos ellos eran personas muy allegadas.

    La expulsión mía de la escuela de cine es una expresión de lo que pasa con la sociedad bajo un sistema como la dictadura cubana, donde todo compromiso personal se rompe en función del interés del Estado. Allí donde el sujeto se expresa contra el Estado, o con intereses políticos propios e independientes, está la perversión fundamental a nivel de sociedad en Cuba, y las personas tratan de esconder eso. La relación diaria entre todas las personas es muy buena hasta el día en que tocan la puerta y piden información del vecino, y entonces la dan como si fueran enemigos jurados de ese vecino. Eso pasó allí. Mis relaciones en la escuela de cine con el claustro profesoral, y con todos, no solo eran buenas, es que son buenas, son entrañables. El colectivo de trabajo de la escuela de cine me quiere a mí, y yo lo tengo siempre en mi corazón.

    Mi expulsión tiene un antecedente importante…, y cuando yo hablo de mi expulsión siempre me gusta decirlo porque es un homenaje que yo le hago a Rafael Rosal, el director anterior a Gerónimo Labrada, que es el director cubano que me expulsa. Rafael Rosal es un director guatemalteco, y él viene un día y me dice: «Boris, necesito hablar contigo». No teníamos ninguna relación, siempre lo digo; además, Rafael Rosal es un hombre de izquierdas, es un hombre que llegó a la escuela de cine con una simpatía muy grande por el sistema comunista, y estoy convencido de que no era un hombre corrupto, trató de hacer todo por la transparencia en el uso de los recursos de la escuela. Y él viene y me dice: «Boris, necesito verte». Voy a ver a Rafael Rosal, y me explica: «Mira, la Seguridad del Estado quiere que yo te expulse de la escuela, porque tú estás publicando en tu blog desde el internet de la escuela, y yo le dije a la Seguridad del Estado que si querían botarte que vinieran y te sacaran ellos, que yo, Rafael Rosal, no te voy a expulsar porque tu trabajo tiene las mejores evaluaciones. He consultado a los docentes de la escuela y tienen el mejor criterio de ti, y mi decisión es que no, que no te expulso. Pero me pones en una situación muy difícil si publicas estando en la escuela de cine». Yo le digo: «No te preocupes, yo no necesito el internet de la escuela para publicar; no lo haré nuevamente». Es un compromiso que yo hice. Me puedo sentir orgulloso y puedo alardear de que, si hago un compromiso con una persona, lo cumplo; es elemental. Además, Rafael Rosal estaba haciendo algo que nadie en Cuba va a hacer, que es hacerte visible el interés —vamos a poner «el interés» entre comillas— del sistema policial comunista en tu persona, para dañar tu persona.

    Un día Rafael Rosal, después de aquel diálogo en que me comprometía a no publicar, y por su puesto que ni remotamente publiqué, creo que me llamó y me dijo: «Boris, es que yo necesito que tú ni entres en el blog porque se registra, y está aquí la Seguridad del Estado registrándolo y trayéndomelo para mostrarme cómo tú estás haciendo esto y aquello». Le dije: «No te preocupes, no voy ni a entrar al blog. No lo necesito».

    Mi trabajo era excelente, te repito, mi trabajo era excelente en la escuela de cine. Eso te lo puedo asegurar porque yo siempre trato de hacer el mejor trabajo posible, y dejé de entrar… no lo necesitaba. Pero un día me llama Rafael y me dice: «Mira, Boris…», y me enseña una lista que era el historial de mi computadora en la escuela de cine —en los centros de trabajo en Cuba, o en muchos lugares, hay una computadora central por la cual se accede a todas las demás computadoras; no sé si eso es normal, pero eso pasaba en la escuela de cine. Me dice: «Mira el historial de tu computadora». Allí aparecía que yo llegaba, me conectaba a mi blog a las ocho de la mañana y me salía de mi blog a las cinco de la tarde, cuando venía para La Habana; o sea, que yo estaba todo el día sin hacer nada, mirando mi blog. Aquello sí me desconcertó, por supuesto. Le dije: «Rafael, yo te puedo prometer a ti que yo no he entrado ni una sola vez». Y entonces eso me provocó una dificultad tremenda. Pero con la buena suerte de que a los dos o tres días voy a ver a la responsable del tema ese de las computadoras, y me dice: «Vamos a ver, Boris, voy a entrar en la computadora esta, por ejemplo», y me dice: «Vamos a ver en tu computadora»; y me dice: «Mira, ahora mismo aparece como que tú estás conectado». Y dije: «Bueno, no me muevo de aquí. Llama a la especialista y vamos a ir a ver». Llegamos y, efectivamente, ni estaba el blog abierto, ni aparecía en el historial; no aparecía en ninguna parte. Sencillamente, a una hora específica en que yo no estaba en la oficina, parece que entraron y, de alguna manera que yo no domino, conectaron mi blog de modo que cuando yo encendía la computadora se conectaba y cuando yo la apagaba se desconectaba del blog. Afortunadamente quedé bien parado desde el punto de vista moral, porque tú comprenderás que decirle a alguien que tú no vas a hacer algo y empezar a hacerlo de manera más descarada es una degeneración, ¿me entiendes? Quitaron el sistema operativo, lo cambiaron todo, y se resolvió ese problema. Pero los problemas en la escuela de cine habían comenzado; son varios, muy largo el tema de la escuela de cine: la famosa tiendecita de la cerveza, el descaro de fulanito, el descaro de menganito; en fin, todo eso es demasiado extenso. Rafael Rosal entra en crisis con el Gobierno cubano, por las negociaciones para salvar el financiamiento de la escuela, que era extraordinario, y lo expulsan de Cuba. Cuando lo expulsan de Cuba, entra Gerónimo Labrada; no recuerdo, creo que junio del 2014, pero no estoy muy claro.

    A Rafael Rosal le hicieron interrogatorios bastante amenazantes; le crearon una situación dentro del país muy difícil; lo obligaron a irse a Guatemala, donde él está amenazado de muerte. Cuando viene mi expulsión de la escuela de cine, ya la maquinaria es la cubana; porque ya la escuela de cine había sido intervenida, ya Gerónimo Labrada era el director. Probablemente hasta sea una especie de agente oficial de la Seguridad del Estado en el mundo del cine; no tengo idea de eso, no puedo decir que lo sea, pero no me extrañaría. Y él era el hombre que habían escogido para que dispusiera todo allá dentro. No tengo idea si se resistió a mi expulsión o qué pasó; lo cierto es que en diciembre del 2014… Acuérdate de que el 17 de diciembre del 2014 se anuncian las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, y Tania Bruguera, con esa inteligencia y capacidad creativa que no me canso de celebrar, ingenia hacer El susurro de Tatlin, la segunda versión de El susurro de Tatlin en Cuba; había tenido varias versiones en el extranjero y había tenido una cubana, en la Bienal de La Habana; la segunda versión en la Plaza de la Revolución, hablándole al lugar desde el que siempre habló el tirano Fidel Castro, nada mejor. Allí había una cosa de mármol donde se paraba Fidel y escupía sus discursos por horas a una población que lo escuchaba embelesada o no, y lo que pretendía Tania: algún día eso se va a hacer en la Cuba en democracia. Bueno, yo por lo menos algún día, en libertad, voy a ir y le voy a hablar un minuto a la plataforma de mármol porque la idea me parece fabulosa: era que las personas fuéramos y le habláramos un minuto al poder, con libertad, y le dijéramos lo que pensábamos.

    Por supuesto, El susurro de Tatlin no se produjo; Tania Bruguera fue detenida, si mal no recuerdo, esa madrugada. Ella no llegó nunca. Allí había mucha prensa independiente y mucho esbirro, por supuesto, haciéndose pasar por artista, y mucho esbirro haciéndose pasar por esbirro. Y cuando pasan…, no sé, yo no recuerdo la hora, porque creo que era a las dos El susurro de Tatlin; cuando nos vamos a ir nos detienen a todos. Vamos detenidos para el Vivac; eso es el 30 de diciembre. Salimos en libertad, si mal no recuerdo, el 2 o el 3, así sin más; o sea, yo no sé si un día antes salió un grupo y después salimos al otro día nosotros. Ahora tendría que recordar…; varios de los que estábamos allí éramos periodistas independientes: Ernesto Santana, Waldo Fernández, Pablo Pascual Méndez Piña y yo. Todos publicamos artículos; el mío se llama «El susurro de Stalin». O sea, salimos en libertad el día 2 de enero; yo estaba en las vacaciones de fin de año de la escuela de cine. Entonces, el primer día, si mal no recuerdo, el 5 de enero del 2015 —si no era lunes el 5 de enero, el 6—, yo estoy todo el día en mi oficina solo. Yo no sabía que se estaba desarrollando una gran reunión de los cubanos del claustro profesoral —ya aquí no se cometió el error de vincular cubanos con extranjeros; ya se sabe que los extranjeros no van a funcionar igual que los cubanos. ¿Qué se hace? Se llama solo a los cubanos y a los jefes de cátedra y también, por supuesto, se llamó a jefes de talleres internacionales, abogados, pero todos cubanos; no se permitió ahí una voz extranjera porque no es lo mismo, no están dispuestos los extranjeros a oír los mismos argumentos y aceptar los mismos argumentos. Entonces, a las cinco de la tarde —a la cinco y cuarto salía la guagua—, a las cinco o cinco menos cinco —o sea, para dar poca ocasión para hablar y discutir—, me llaman: «Boris, hace falta que vengas a la dirección». Voy a la dirección; allí estaban todos esos profesores. Por supuesto, algunos eran íntimos amigos míos y personas de discusión política muy favorable. Y resulta que se había determinado mi expulsión de la escuela. Creo que ahí mismo me dieron un documento que hablaba de eso, y yo dije cinco o seis cositas; tenía diez minutos para que se me fuera la guagua… No vale la pena detallar eso. Tuve que escuchar a Gerónimo Labrada; fue el único que habló. Allí se preparó eso: aquí nadie habla, solo va a hablar Gerónimo. Yo pregunté si aquello era unánime, porque eso era importante saber: si todos los que estaban allí habían traicionado de esa manera su deber ciudadano, su deber cívico. Me dijeron que sí. Bajé, cogí mis cosas. Vinieron dos personas, una desafortunada y la otra muy afortunada. Era, por ejemplo, una de las que te decía ahorita; yo no tenía esa especial relación, sin embargo, se bajó de la guagua, vino: «Mi amor, lo que tú necesites, dime, y te ayudo aquí a recoger las cosas». Y entonces la guagua salió 15 minutos más tarde porque yo tenía que recoger mis cosas.

    A mí en la escuela de cine me dan una resolución que es la resolución de expulsión. Entonces yo escribo un documento que publico allí en la escuela de cine. Yo recuerdo que la revista Cahiers du Cinéma, para mi sorpresa, de pronto publicó… —te repito, Cuba estaba muy observada en ese momento por el tema de las relaciones diplomáticas Cuba-Estados Unidos—, publicó sobre mi expulsión. Me sorprendió y les escribí; ellos me respondieron. Fue un detalle muy bueno de ellos. Recuerdo porque me lo contaron, yo no vi la revista Variety, que es una revista dedicada al tema del espectáculo, creo que americana; también relacionó el tema de mi expulsión, y alguien lo imprimió y lo colgó en la escuela de cine.

    Hubo personas que quisieron que yo fuera —estoy seguro de que no tendrían problema en que diera sus nombres y les estoy muy agradecido por esto—, pero yo me negué; querían hacer una cosa nocturna, un desagravio nocturno conmigo… y eran los alumnos. Yo no fui a eso.

    Yo te puedo asegurar que es de los momentos más desagradables que he tenido que vivir en cuanto a la acción de la oposición, porque es que esos eran mis compañeros de trabajo, ¿me entiendes?, esa era gente muy apreciada. Date cuenta de que esto es en el 2015, y yo entro a la escuela en el 2003; estamos hablando de 12 años de relaciones muy próximas, de debate. Yo siempre he sido de debatir mucho, siempre he sido de conversar mucho, dialogo con las personas y me siento bien, y tenía muchos amigos allá adentro. Y muchos de esos amigos estaban en esa reunión; amigos y amigas estaban en esa mesa de la expulsión.

    En Cuba tenía unas condiciones extraordinarias: un salario que nadie tiene en Cuba de manera natural, o casi nadie, y eso, por supuesto, me permitía tener un proyecto de vida solvente, digamos. Y todo eso colapsa cuando me expulsan. Además, tengo dos hijos chiquitos; o sea, económicamente lo sentí, lo sentí porque no tenía ingresos de ningún tipo. Por otra parte, yo en la escuela de cine estaba en un proceso de edición de cortometraje, el proceso se quedó ahí… Estaba filmado ya; me costó dinero. Parte del dinero era con ese salario, por supuesto, y, bueno, se quedó ahí… No solo por el tema del dinero… Yo me he concentrado mucho en el tema político y en el tema profesional de la investigación, porque yo hago periodismo, pero un periodismo de investigación.

    Yo entré en la oposición por vergüenza. No se puede vivir en Cuba y hacerse el que nada pasa. Cuando a mí alguien viene, y mira que vienen personas allegadas: «No, yo siempre fui libre en Cuba, yo siempre en Cuba dije lo que yo creía, y nunca me pasó eso…», yo mejor me callo. Aunque no sacudas las cadenas, tú puedes decir que en Cuba es legítimo decir no me voy a meter en problemas, me van a aplastar la vida, no quiero que me aplasten la vida, pero que tú salgas y además presumas de que tú siempre hablaste con libertad, no, mi hermano, perdóname, en realidad tú nunca hablaste con libertad porque ni siendo comunista los comunistas hablan con libertad en Cuba. A mí que no me engañen.

    La escuela de cine no es un tema de volver a dar clases, es un tema de volver a la escuela de cine. La escuela de cine es esencial en mi configuración como ser humano. Yo entré con 29 y salí en el 2015, con los períodos de tiempo que hubo entre graduarme y entrar como profesor. La escuela de cine es un lugar especial. Hay vistas de la escuela de cine a las que yo viajo de manera fácil, vistas, imágenes: viajo muy fácil a ellas en momentos de tensión. Esas colinas, esa vista que se pierde en la inmensidad, las tengo ahora mismo; te las estoy diciendo y las estoy viendo.

    *Segunda entrega de la serie de entrevistas titulada «El color de las ideas».

    spot_img

    Newsletter

    Recibe en tu correo nuestro boletín quincenal.

    Te puede interesar

    La Resistencia, los Anonymous de Cuba: «para nosotros esto es una...

    Los hackers activistas no tienen país, pero sí bandera: la de un sujeto que por rostro lleva un signo de interrogación. Como los habitantes de Fuenteovejuna, responden a un único nombre: «Anonymous». En, Cuba, sin embargo, son conocidos como «La Resistencia».

    Guajiros en Iztapalapa

    Iztapalapa nunca estuvo en la mente geográfica de los cubanos,...

    Selfies / Autorretratos

    Utilizo el IPhone con temporizador y los filtros disponibles. Mi...

    Un enemigo permanente 

    Hace unos meses, en una página web de una...

    Reparto: la otra relación entre Cuba y su exilio

    El dúo de reguetoneros cubanos Dany Ome & Kevincito el 13 aterrizó en La Habana el jueves 7 de marzo. Sin haber cantado jamás en la isla, son uno de los responsables del boom que vive actualmente el reparto cubano. La voz principal, Ome, llevaba casi 13 años sin ir a su país.

    Apoya nuestro trabajo

    El Estornudo es una revista digital independiente realizada desde Cuba y desde fuera de Cuba. Y es, además, una asociación civil no lucrativa cuyo fin es narrar y pensar —desde los más altos estándares profesionales y una completa independencia intelectual— la realidad de la isla y el hemisferio. Nuestro staff está empeñado en entregar cada día las mejores piezas textuales, fotográficas y audiovisuales, y en establecer un diálogo amplio y complejo con el acontecer. El acceso a todos nuestros contenidos es abierto y gratuito. Agradecemos cualquier forma de apoyo desinteresado a nuestro crecimiento presente y futuro.
    Puedes contribuir a la revista aquí.
    Si tienes críticas y/o sugerencias, escríbenos al correo: [email protected]

    spot_imgspot_img

    Artículos relacionados

    Guajiros en Iztapalapa

    Iztapalapa nunca estuvo en la mente geográfica de los cubanos,...

    Un enemigo permanente 

    Hace unos meses, en una página web de una...

    Parqueados en el cine

    Cuba: el romance cinéfilo de más de un siglo  El...

    Güines, entre la esencia y el descenso

    Doscientos años después, Güines resulta un pueblito venido a menos, sin cañas ni azúcar, poco a poco olvidado y abandonado, tanto por los jóvenes que emigran como por la administración y el relato nacional. Un lugar que vive de sus antiguas glorias, cada vez más lejanas.  

    4 COMENTARIOS

    1. Boris, omites lo que te conviene acerca de lo que te sucedió en la EICTV. Recuerda que tu blog estaba en blogspot.com (probidadcuba.blogspot.com), que es propiedad de google, por tanto no necesitabas tener el blog abierto para publicar en el, solo con mandar un correo desde tu gmail con el articulo, ya se publicaba en el blog.

    2. Muy interesante, siempre mi curiosidad me lleva a comprender más y mejor la naturaleza humana, y de las veces leyendo es como su estuviera escuchando a la persona hablar, sus sentimientos encontrados son muy fuertes y sinceros, más así es la vida y la épocas que nos a tocado vivir, es por ello que de nosotros depende no sea este sufrimiento el legado que dejemos para las generaciones futuras, es primordial y de máxima responsabilidad para con nosotros mismos hacer todo lo necesario por ayudar a erradicar este cáncer que se llama castro-comunismo, este sistema tan corrupto e ineficaz que nos consume en vida, gracias por estas revelaciones de su vida privada, estamos en la misma frecuencia.

    3. No se puede vivir en Cuba y hacer que no pasa nada!!! Me ha gustado esto.No importa lo q se haga, como se haga, lo importante es hacer para eliminar la dictadura terrorista cubana.

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí