Jacqueline Herranz Brooks envía estas postales desde algún lugar de Queens, Nueva York, en estos días de pandemia. Las fotografías que contienen, sin embargo, han sido tomadas en el pasado, en «territorio indio».
«538 acres alguna vez habitados por los pueblos indígenas Rockaway, Delaware y Lenape», se lee en cada una de estas piezas que traen hasta nosotros la vegetación y los juegos de luz que hay en Forest Park, el único sitio cercano en Queens donde escapar un rato del stress y el acoso de la enfermedad.

«En Forest Park, caminé para liberar tensiones y también improvisé poesía durante estos paseos: “hablaba como loca”. O caminaba mientras escuchaba un podcast de Suzanne Simard sobre las colaboraciones subterráneas entre los árboles. Encontré un lugar especial para conectarme con mi orisha, Ogún: “¡Oke Ogún! ¡Ogún Kobú Aguanilé!» Y mientras caminaba y fotografiaba y hablaba en voz alta…»

Así lo ha contado la fotógrafa y diseñadora de estas postales que fueron enviadas por correo a amigos y colegas, y luego fueron exhibidas como parte de «Emerging from Isolation: Notes on the Pandemic», una muestra acogida por la Galería del York College.

Para dicha exposición Herranz Brooks también escribió: «Andaba fotografiando, grabando, meditando mientras caminaba por los senderos en Forest Park, territorio Rockaway y Lenape hasta 1635, y pensaba en el “Trail of Tears” (“Sendero de lágrimas”) en la década de 1830 cuando el Indian Removal Act (la política de desplazamiento y eliminación de los nativos norteamericanos) se hizo ley, que todavía prevalece en otras formas de privación de los derechos y la aniquilación cultural en estos Estados Unidos».

Estas postales de Forest Park cumplen la doble función estética de desestabilizar u horadar el orden (pandémico) del presente («se las envié por correo a viejos y nuevos amigos y colegas, lo que me permitió conectarme con ellos durante estos tiempos de distanciamiento físico») y, a la vez, reflexionar sobre otra época, las nociones de territorio y pertenencia, y el devenir histórico de los Estados Unidos.

«La idea comenzó con mi reflexión sobre nuestras interrelaciones, además de lo problemático que pueden ser los usos y la distribución del espacio/tiempo».

Gracias a la artista, Forest Park es una puerta que da a otro lugar y otro tiempo, aun en medio del hiperpresente neoyorquino, jamás tan inhóspito y deletéreo como en los últimos meses.
Pero Forest Park es también, en cierto modo, el símbolo de un paraíso perdido. Sus habitantes originales fueron expropiados, desplazados, abolidos tras la llegada del «hombre blanco», esa otra gran epidemia venida del Este.

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Jacqueline Herranz Brooks. Nacida y criada en Cuba, vive en Queens, Nueva York. Es una artista y autora interdisciplinaria, que combina fotografía documental, interpretación de paisajes sonoros e intervenciones urbanas en instalaciones multimedia. Ha publicado varios trabajos de autoficción donde explora la ficcionalización de la memoria, entre ellos Liquid Days (Argentina, 1997), Escenas para turistas (Nueva York, 2003), Mujeres sin trama (Nueva York, 2011) y Viaje en almendrón (Libro instalación, 2015).

(Postales autorizadas por Jacqueline Herranz Brooks).