Pablo Milanés falleció en Madrid en la madrugada de este 22 de noviembre. Tenía 79 años, y una larga vida domando, amortajando a la muerte con sus canciones.

Estos retratos enviados por Omar Sanz quieren evocar el destino contradictorio, trémulo del artista, melancólico y triunfal, solitario en la incesante compañía de la multitud, dolorido y eternamente dichoso, que él mismo andaba conjurando en sus primeros versos y melodías.

Pablo Milanés / Foto: Omar Sanz
Pablo Milanés / Foto: Omar Sanz

Mis 22 años

Hace tiempo, yo anhelaba 
Encontrar la dicha eterna. 
Siempre, a base de reveses, 
Pude ver la realidad. 
Le cantaba a mi tristeza, 
A mi dolor y a mi muerte. 

Pablo Milanés / Foto: Omar Sanz
Pablo Milanés / Foto: Omar Sanz

La tristeza en mí vivía, 
Viniendo el dolor, a veces, 
A acompañarme en la búsqueda 
Del camino hacia la muerte. 

Pero como ser humano, 
Me contradigo y me opongo 
Al pasado que pasó 
Pasando por veintidós años 
De penas y dolor. 

Y de aquí sale mi canción. 

Pablo Milanés / Foto: Omar Sanz
Pablo Milanés / Foto: Omar Sanz

Mi tristeza la sepultaré… 
Y el dolor siempre del brazo de ella irá. 
Nada habrá que me provoque más tristeza… 
Y el dolor siempre del brazo de ella irá. 

Y en cuanto a la muerte amada, 
Le diré, si un día la encuentro: 
Adiós, que de ti no tengo 
Interés en saber nada. 
Nada…

(Fotografías autorizadas por Omar Sanz).

1 Comentario

  1. Gracias, Omar Sanz, gracias El Estornudo. Es lo que más me ha llegado de todas las fotos y textos leidos en estos días. Ta vez sea porque a Pablo Milanés lo descubrí aquel domingo de 1965, cuando Elena Burke estrenó Mis 22 años en el teatro Amadeo Roldán. El autor no estuvo presente: al igual que a miles de jóvenes cubanos, lo habían mandado a esos campos de concentración que fueron las UMAP y que todavía hoy el castrismo no les ha pedido perdón. Ni a Pablo ni a ninguno de ellos, fueran artistas, homosexuales, católicos o seguidores del rock y del jazz. Le peor es que la represión y la barbarie continúan, ahora por unos tipos todavía más incultos y mediocres que los barbudos que bajaron de la sierra y empezaron a destruir La Habana y el país completo. Gracias, Pablo, por habernos regalado tu música y tu presencia! Mis condolencias a la hermosa familia que dejaste!

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