Isabel Muñoz sintió un día las tremendas ganas de fotografiar la danza. Parece abstracto: fotografiar la danza. Esa energía, la belleza de cualquier movimiento, el impacto del giro, la levedad de una caída. Su búsqueda la condujo necesariamente a Cuba, un país donde el baile está en todas partes, y donde confluyen la danza clásica junto a bailes folclóricos o populares. Bailes propios, otros foráneos, que luego también se han exportado al mundo.
Todo baile cubano, cualquiera que sea, tiene una alta carga sensual, una continua provocación con paralelismos sexuales. Ello se puede ver en cada una de las fotos que hoy presentamos, tomadas por Isabel a finales de la década del 90.