La fotografía capta esencialmente el estado de ánimo. No puede esconderse mucho al obturador. No hay espacio —tiempo, tal vez— para falsear, para actuar o para dejar la impresión que una trabaja a diario cuando va al encuentro del mundo. La fotografía es, al unísono, tiempo develado y traición. Consigue ser, a su vez, una suerte de obligado confesionario al que una entra reticente o de buen grado.
Las imágenes aquí mostradas forman parte de un corpus visual aun mayor. Comparten todas el anhelo y la necesidad de mostrar, en la veracidad del retratado, la vida que lacera, vertebra o redime a diversos vecinos de la barriada de El Cerro, antiguo barrio extramuros de La Habana, fundado en el año 1803. […] En nuestros días cuenta con más de 129 mil 378 habitantes. Su vórtice sociocultural aglutina la educación por el arte, las tradiciones, la música.
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Duro Soayu en lengua lucumí significa duro, fuerte, firme, parado, de frente. La expresión connota este muestrario fotográfico como correlato dilucidador.
Fragmento del statement de Carmen Rivero

Mercedes Pérez. 79 años. Ama de casa. «El barrio es magnífico, hay muy buenos vecinos. Soy una vecina más. El barrio yo lo encuentro bueno. ¿Cambiar? ¿Qué vamos a cambiar?».

Beatriz Chávez. 50 años. Ama de casa. «El barrio es el lugar donde una reside, donde se rodea con toda la gente que vive en la cuadra. Aquí soy una vecina más. Aquí cada cual tiene su forma de ser».

Lázaro Yoel Martínez. 24 años. Estudiante de Gastronomía. «El Cerro es un barrio donde aprendo de todo, me muevo, hago mis negocios. En el barrio soy un joven igual que todos. Todos hacemos lo mismo, jugamos al fútbol. Nah, uno más en el barrio. Me gustaría que en el barrio hubiera más muchachas. Hay muy pocas».

Yenifer Gobea. 16 años. Estudiante. «C’est fini».

Iván Reyes. 47 años. Mecánico. «Imagínate. El barrio ha sido el lugar donde nací y me crie siempre. En el barrio soy un vecino más… aquí. Me gustaría que las viviendas estuvieran mejor… Cosas así».

Reina Reyes. 53 años. Directiva en una empresa. «El barrio es el lugar donde nací. Aquí en El Cerro, soy una cerrana más, y siento mucho amor por él. Es mi raíz. En el barrio soy una cubana más. Me gusta la gente, me gusta la idiosincrasia de los que vivimos aquí: su cultura».

Alejandro Mateu. 24 años. Estudiante de Gastronomía y Turismo. «Aquí he desarrollado mi vida, la crianza, todo. En el barrio soy un muchacho muy sociable; me llevo bien con todo el mundo. Tengo buenas relaciones con todos los vecinos. Del barrio me gusta todo».

Olga Lidia Hidalgo. 49 años. Ama de casa. «El barrio no significa mucho para mí porque donde vivo es un poco incómodo. Pero qué voy a hacer, es lo que me toca. Ahí estoy con mis hijas, mis nietos. En el barrio soy una muchacha normal. Me llevo bien con todo el mundo porque todo el mundo somos nacidos y criados… Aquí hay que cambiar unas cuantas cosas que están en candela: la vivienda, la incomodidad».

Fernando Pedrozo. 48 años. Escultor. «El barrio es mi razón de ser. Aquí nací. Me gusta como es el barrio. En el barrio soy una gente sociable. Me conocen por “el escultor”. Me gustaría que volvieran a hacerse fiestas como antes, que sea un poco más alegre. La gente está un poco muerta».

Yamila Villa. 40 años. Ama de casa. «El barrio para mí lo es todo. Yo nací aquí. Este barrio me gusta; es mi mundo, mi vida. Todo lo mío está aquí. Me gustaría que cambiara el agua, no pasar tanto trabajo con el agua. Me gustaría que se fueran un poco los chismosos del barrio. En el barrio soy la más popular; todo el mundo me busca».

Eloy René Beltrán. 78 años. Músico. [No respondió a las preguntas sobre el barrio].

José Alexander León. 47 años. «El barrio es como la casa. Uno hace tanta afinidad con las personas que a veces pasas más tiempo en casa del vecino que en tu propia casa. Me llevo bien con todas las personas y estoy un rato aquí y otra allá, saludo a este, al otro, y así. En el barrio soy Pepe el servicial, el amigo de todo el mundo. Ahora porque tengo el cargo ese de delegado de circunscripción, delegado del Poder Popular, ahora se me aproximan más las personas todavía. Me gustaría cambiar en el barrio el estado de deterioro. Me gustaría tener la posibilidad de remediar eso. El Cerro tiene mucha connotación e importancia, principalmente esta calle de Tulipán, que viene del tiempo de la Colonia. Una de las primeras donde hubo asentamientos en el tiempo de los españoles. Todas esas casas antiguas que vuelvan a tener ese resplandor que tenían en esos tiempos».

Yelian Villa. 33 años. Desempleado. «El barrio es una comunidad. En el barrio soy Yelian. Me gustaría que cambiara todo en el barrio, los vecinos… Que vengan los antiguos vecinos».

Daniela Portos. 13 años. Estudiante de Música. «El barrio me gusta, y ya está».

Mauricio Fernández. 12 años. Estudiante de Música. «El barrio no significa nada. En el barrio soy yo. No cambiaría nada».
(Fotografías autorizadas por Carmen Rivero).