En cada una de estas piezas se yuxtaponen el enigma de toda llegada, toda futuridad que pronto va a incinerarse en el presente, y los ecos de un tiempo y un espacio ya para siempre perdidos. Se trata una vez más del viaje no solo como experiencia individual, sino como infalible metáfora de la existencia.
«La serie Dípticos abarca un viaje por el mundo», dice en su statement el fotógrafo cubano Armando Guerra, asentado en España. «Mientras esta persona cruza la Tierra, su mente regresa por momentos al lugar de nacimiento».
De un lado, ciertos puntos de la ruta vital: paisajes, objetos, estampas más o menos cotidianas o adventicias; del otro, la imagen latente —o eso suponemos—, los trazos míticos del origen repitiéndose en la ruina o en la soledad de las cosas, en la silenciosa verdad de estos lugares.
Una cara es propiamente el viaje; la otra cara es el hogar, nos informa el autor de estas fotografías, cada una de ellas —hablamos ahora de cada hemisferio en estas piezas compuestas— plena de realidad, de potencia evocadora o testimonial.
«No se trata de nostalgia, sino de una continua referencia a un pasado, a un lugar grabado en tu interior», leemos en la declaración del artista.
«A medida que pasa el tiempo, las líneas entre el hogar y el viaje se vuelven borrosas», dice. «El punto de referencia ya no se siente estable y sólido. ¿Pero lo fue alguna vez? Cuando el viaje se convierte en el hogar, ¿estamos finalmente en paz con nosotros mismos?».
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Armando Guerra es director y productor de documentales. Ha trabajado para CNN, CBC, PRI, CGTN AMERICA y Radio Habana Cuba. Actualmente es productor ejecutivo de Mambo Panda, una compañía que produce documentales para TV y campañas para organizaciones internacionales como el IDB, el IMF y las Naciones Unidas. Entre sus filmes se cuentan Für Maria, Reinventing Cuba, Ascending, Unsustainable, The Landing Strip, Fortress Europe, The Spanish Gate, Made in Different Places, Up North y, más recientemente, Zero Hour.
(Fotografías autorizadas por Armando Guerra).