Con la victoria de Donald Trump en las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos y su regreso a la Casa Blanca el 20 de enero próximo, también se espera el retorno de la política de «máxima presión» que ejerció contra Cuba durante su primer mandato, además de revertir las pocas medidas que la Administración Biden aprobó para «relajar» las relaciones entre Washington y La Habana en estos últimos cuatro años.
Según el politólogo estadounidense William LeoGrande, Trump no va a dudar en volver a apretar las clavijas y en entregar el control de la política sobre Cuba a la comunidad conservadora del sur de Florida, razonamiento que se confirma con la propuesta del político de origen cubano, Marco Rubio, como Secretario de Estado, quien es un crítico acérrimo de los regímenes autoritarios en América Latina y un máximo defensor de la vigencia de las sanciones económicas y las restricciones de viajes como herramientas de presión.
El retorno de la política de «mano dura» contra el régimen de la isla también resultó uno de los aspectos que más porcentaje obtuvo en la Cuban Poll 2024, la encuesta que realiza la Universidad Internacional de Florida (FIU, por sus siglas en inglés) desde 1991, para medir el pulso de la comunidad cubanoamericana en el sur de ese estado, sobre todo en el condado de Miami-Dade, donde son el grupo étnico más numeroso dentro de la mayoría hispana, aunque los cubanoamericanos representan menos del uno por ciento de la población total de Estados Unidos y el 7.1 por ciento de los hispanos de toda Florida.
La mayoría de los encuestados fueron cubanos ya nacionalizados como estadounidenses, pero con familiares cercanos o personas importantes viviendo en Cuba. La encuesta, realizada entre septiembre y octubre últimos, también identificó que la economía, la atención médica y la inmigración son temas clave para la comunidad caribeña en el país norteño.
De acuerdo con los resultados de este sondeo, más de la mitad de los cubanoamericanos están totalmente o algo de acuerdo en que las políticas del gobierno de Estados Unidos deben ejercer la máxima presión sobre el gobierno cubano para promover cambios políticos, y al mismo tiempo encaminarse a mejorar las condiciones económicas de los cubanos en la isla.
Asimismo, el 46 por ciento de los cubanoamericanos dijo que era muy probable o algo probable que respaldaran a un republicano promotor de políticas que apoyaran al sector privado de Cuba. No obstante, esa cifra se redujo al 32 por ciento si el que apoyaba esas políticas era demócrata.
«Realmente existe la posibilidad de que un republicano adopte este tipo de enfoque y al menos no queme puentes con gran parte de esta comunidad», asegura Guillermo Grenier, profesor de sociología en FIU y uno de los investigadores principales de este estudio, en el que 1001 cubanoamericanos del sur de Florida expresaron sus perspectivas acerca de las relaciones entre Estado Unidos y Cuba, además de otros temas relacionales entre la diáspora cubana y la isla.
La mayoría de los cubanoamericanos encuestados (70 por ciento) consideró que el embargo económico contra Cuba no ha funcionado, aunque el 55 por ciento estimó que debe mantenerse. También casi el 70 por ciento de los consultados consideró que Cuba debe permanecer en la lista del Departamento de Estado de países patrocinadores del terrorismo, una medida que impacta negativamente en cualquier tipo de ayuda humanitaria, negocio, inversión y comercio que implique a Cuba y, por extensión, a los ciudadanos cubanos, según la organización líder en investigación e incidencia que promueve los derechos humanos en las Américas, WOLA.
No obstante, más de la mitad de los encuestados también dijo estar a favor de vender alimentos y medicinas a Cuba en un momento en que haya escasez de productos de primera necesidad en la isla.
También el 34 por ciento dijo estar a favor de que los cubanos residentes en Estados Unidos inviertan en el emergente sector empresarial independiente en Cuba, aunque el 49 por ciento de los encuestados con 40 años o menos le dio más apoyo a esta iniciativa.
En tanto, los encuestados de filiación demócrata son los que más a favor se encuentran de invertir en la isla, ya que el 64 por ciento votó por apoyar una política que permita invertir en pequeñas empresas independientes. Sólo el 21 por ciento de los republicanos mostró interés en apoyar una política de este tipo y alrededor del 37 por ciento de los independientes consideró que es una iniciativa que merece la pena.
A la pregunta de si debería permitirse a los propietarios de pequeñas empresas de la isla, sin ninguna conexión con el Partido Comunista de Cuba, abrir cuentas bancarias en Estados Unidos, el 42 por ciento respondió que era una buena idea. Los más jóvenes (49 por ciento) y recién llegados (67 por ciento) expresaron aún más entusiasmo por esta política.
La filiación partidista también estableció una demarcación distinguible al responder esta misma interrogante, ya que el 70 por ciento de los cubanoamericanos demócratas opinó que se debería permitir a los propietarios de pequeñas empresas de la isla utilizar el sistema bancario estadounidense, mientras que solo el 32 por ciento de los republicanos estuvo a favor de esta opción.
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Con un próximo gobierno y una comunidad en Estados Unidos a favor de más aislacionismo y «mano dura» contra Cuba, ahora muchos se preguntan qué podría pasar con el emergente sector privado de la isla en la nueva era Trump. Desde 2021 a la fecha, se han establecido más de once mil micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) privadas, que van desde servicios de transporte hasta restaurantes y empresas textiles o de tecnología. En estos negocios se emplean unos 297 mil trabajadores, que representan más de 15 por ciento de la fuerza laboral del país, según el Ministerio de Economía y Planificación.
Este emergente sector privado se ha abierto paso en medio de la peor crisis del país. En el último año lograron importar alimentos y otros bienes por valor de mil 300 millones de dólares, y otros 936 millones de dólares hasta junio de 2024, según datos ofrecidos por el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, durante la sesión de la Asamblea Nacional en julio último.
También el 28 de mayo último, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció la aprobación del esperado paquete de políticas de la Administración de Biden para apoyar al sector privado cubano, mediante el cual estos negocios podrían tener acceso al sistema bancario estadounidense, además de otros servicios como la concesión de licencias para servicios de software digital, redes sociales y plataformas de colaboración, entre otros beneficios, que aún están por ver seis meses después del anuncio de este programa.
Pero, según el economista cubano Omar Everleny Pérez Villanueva, «Biden no dio muchos motivos para ahora revertir alguna situación, porque él realmente logró materializar muy pocas cosas en beneficio del sector privado cubano». El exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana argumentó a El Estornudo que muchas de las medidas anunciadas por Biden no se han implementado y que prácticamente «quedó en el aire» la posibilidad de que los empresarios cubanos privados pudieran abrir cuentas bancarias en Estados Unidos.
«Eso no llegó a materializarse porque, entre otras cosas, había muy poco tiempo. Es decir, los propios bancos estaban diciendo que había que esperar a las elecciones, porque no iban a cambiar todo el andamiaje legal para después, si cambiaba la presidencia, volver a virar para atrás. Tampoco se le dio crédito a los privados cubanos. Entonces, como que eso no se materializó», subraya Pérez Villanueva.
A su juicio, entre las entidades más afectadas podrían estar las propias empresas norteamericanas con permiso de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) para vender a las MIPYMES productos al por mayor depositados en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel
«Hay empresas radicadas en Estados Unidos. que se dedican a mandar envíos a los privados en Cuba en grandes cantidades. Estamos hablando de contenedores. Yo no sé si esas licencias las van a virar para atrás. Eso no ha quedado muy claro, porque hasta ahora Trump se ha enfocado más en el tema de la inmigración, pero para la parte del sector privado no ha dicho nada. Entonces, yo creo que habría que esperar que pase un poco el tiempo. No creo que ellos vayan a atacar al sector privado cubano como tal. Sí van a ser más analistas a la hora de dar una nueva licencia, porque ellos dicen que hay muchas empresas privadas que son parte del gobierno, que hay gente del gobierno involucrada», abunda el economista cubano.
Asimismo, considera que el sector privado compra muchos en otros mercados como República Dominicana, Panamá, México y España. «El mercado de Estados Unidos no es el mercado más importante para los privados cubanos. Me atrevería a decir que representa un 20 o 25 por ciento. Lo que pasa es que lo más visible en ese mercado ha sido la venta de automóviles. Son empresas propias radicadas en Estados Unidos a las que le han dado la licencia para mandar vehículos a Cuba. No sé si esas licencias podrán mantenerse».
Por otra parte, entre los tantos conflictos internacionales irresueltos y disputas comerciales que Estados Unidos debe enfrentar el próximo año, Cuba no representa una prioridad. «De Cuba solo se habla en Florida», dice Everleny. «Ya muchas empresas norteamericanas que vendían en Cuba no lo están haciendo, y no por parte del gobierno norteamericano. Es por el gobierno cubano, que no tiene la divisa. Ya casi no se trae pollo de Estados Unidos porque no hay dinero para pagarle a los productores. Todo contenedor de pollo que llega a Cuba tiene que pagarse antes de salir del puerto norteamericano y esas condiciones aún se mantienen. Entonces yo diría que, cualquier efecto nuevo que haya ahora, no creo que sea extraordinario».
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El gestor de negocios privados en Cuba, Yosmani Rafael Rodríguez Álvarez, con más de 115 MIPYMES creadas desde 2021, considera que «el señor Trump más que todo es empresari. Aun así, al pertenecer a la derecha estadounidense, puede tener compromisos con la derecha cubanoamericana y tomar algunas medidas que también afecten al sector privado, principalmente quitando licencias o permisos ya otorgados por la Administración Biden. En lo personal no lo doy por hecho, pero pudiera ser una posibilidad».
Rodríguez Álvarez asegura que «el sector privado cubano está más atado por políticas internas que por medidas externas. El hecho de que tengan un listado de actividades prohibidas, dentro de las cuales están las más importantes para desarrollar un país, ya es una traba importante. Existe una norma que regula la posesión del suelo para crear infraestructura, nos encontramos sujetos de forma obligatoria a entidades estatales intermediarias, y también hay muchos otros aspectos que reducen la capacidad de gestión y creación más allá de las políticas externas. Claro, cualquier medida que se apruebe, que ponga una piedra para entorpecer el comercio, no es buena, aunque, si lo hace Trump, puede que afecte más a su sector privado que al nuestro».
Mónica Cordoví (MonicaOnline Shop), gestora de marketing digital y promotora de ventas de negocios privados en Cuba, comentó a El Estornudo que los más afectados con posibles nuevas restricciones serían «la gente de a pie».
«Evidentemente [las medidas] afectarían mucho al sector privado cubano, pero mucho más a la población. En este momento el sector privado garantiza en Cuba que el pueblo adquiera productos y servicios que el gobierno no se puede dar ni el lujo de ofrecer, debido a la falta de recursos y a los bloqueos tanto internos como externos que nos asfixian», dijo Cordoví.
Por otra parte, destaca que «siempre existirá una manera de continuar con el negocio y si fuera necesario se ampliará el mercado y buscaremos otros proveedores que permitan adquirir productos de calidad lo más accesible posible». En ese sentido, Cordoví concuerda con Aymeé, quien refiere que «los que pierden el mercado son ellos».
Trabajadora de una empresa panameña importadora-exportadora en Cuba, Aymeé prefiere identificarse con seudónimo. Cree, incluso, que si la nueva administración le retira el permiso a los cubanoamericanos que comercian con los privados e importan a través de las navieras que entran a puertos de la isla, su empresa podría salir beneficiada. «Nosotros seguiremos adelante. Podremos seguir trayendo mercancías de otras naciones y pagar desde otros bancos en el mundo. Trump que se dedique a arreglar a su país», concluye.