¿Por qué El Taiger es La Tranka de Cuba?

    El Taiger ha muerto esta tarde y Cuba está conmocionada. Llevo siete días sin dormir bien. Llevo siete días sin revisar sus historias de Instagram. Hace una semana que un disparo borró su conciencia. Algunos aún no lo creen. El reguetonero cubano con más hits de la historia ya no existe. En Guantánamo marcharon y en La Habana rezaron por él. Muchos pusieron velas en Louisville, Tampa o Barcelona, y una mujer limpiaba y reutilizaba las que se apagaban frente al Jackson Memorial de Miami. Migrantes cubanos le dedicaron reelsen plena travesía por México. J Balvin posteó una historia con su logo. Mi padre me preguntó qué tiempo hacía que él no cantaba en Cuba. La Familia Cubana, un perfil muy seguido en redes sociales, cambió su foto de portada y sumó su cara a la de El Dany (Daniel Muñoz, de Yomil y el Dany). Un amigo me dice que le ha dolido menos la muerte de su abuela que la de El Taiger. Los cubanos no estamos adaptados a enterrar reguetoneros, mucho menos al mejor de los nuestros. Deberían envejecer junto a nosotros.

    ¿Pero por qué nos sentimos así? ¿Cómo logró colarse en el corazón de tanta gente? ¿Qué va a pasar ahora? ¿Gente de Zona dejará de sacar «merengones» y ocupará su lugar? ¿Qué tipo de leyenda es este hombre? ¿Se puede ser leyenda y a la misma vez «La tranka de Cuba»? ¿Cómo el régimen va a degustar la tajada que se autoasignará de esta tragedia? ¿Qué va a pasar con su música? ¿Lo van a enterrar en Colón con todas las joyas que tenía? ¿El MINCULT le dará algún reconocimiento post mortem o inaugurará alguna estatua en su nombre? ¿Él se pondrá a guarachar en algún sitio con El Benny o con Polo Montañez? ¿Quién se quedará con nosotros? ¿Cómo habrá sido el abrazo con su madre, Magda Zaldívar? ¿Ella lo habrá vuelto a regañar por drogarse tanto? ¿Sus enemigos se habrán alegrado? ¿Sus amigos adinerados subirán la recompensa por cualquier información sobre el El Narra (Damián Valdez Galloso), el hombre que le vendía drogas y que la Policía vincula con su asesinato? ¿Se puede querer a alguien que se metía tanta droga? ¿Se puede seguir su ejemplo? 

    El Taiger y yo: la entrevista que nunca se dio

    Hay artistas que son muy buenos en lo que hacen, pero a uno no le gustan. Otros ofrecen hamburguesas industriales en forma de música, comida plástica para los oídos, que justifican cualquier tipo repulsión que se les pueda tener. El Taiger era un gran artista y a mí me gustaba su arte, razones de sobra para que quisiera entrevistarlo. Mi propósito era exponer aquellos matices suyos que me habían convertido en fanático, las líneas que no dejaba ver de perfil y a media luz. 

    Todo comenzó a principios de noviembre de 2021, unos 15 días antes de que él estrenara «Habla, matador». Mi cuñado por ese entonces me dijo que no escuchara «más mierda», que el único cubano que servía era El Taiger. Como migrar me había desconectado de su trayectoria, comencé a seguirlo y a chequear lo último que había sacado. El tumbao que a golpe de tres cubano catapultó al éxito la mencionada canción bastó para que no le perdiera más la pista.

    Unos éxitos más tarde, cuando España todavía estaba borracha con su tema «La historia», El Taiger decidió asentarse durante el verano de 2023 en la Torre Barceló de Madrid. Por las noches, cuando no tenía concierto, solía hacer directas por Instagram en la Plaza de España antes o después de drogarse. Testigos de esas escenas me comentaron que sus carcajadas podían escucharse a decenas de metros. Era un tipo que se reía de las cosas que pensaba y decía, solo; alguien que podía leer extasiado los comentarios negativos hechos por algunos de sus miles de seguidores en esas transmisiones. Nunca me atreví a abordarlo en la Plaza de España. A veces yo pasaba cerca del sitio donde él estaba transmitiendo, pero seguía de largo. Tenía miedo de que esquivara mi entrevista.

    Una de esas noches El Taiger y yo coincidimos en el El Lágrimas, el garito cubano de moda en Madrid. Recostado a la barra y sin soltar nunca el teléfono, se tiró fotos con todo el que se la pidió. Planifiqué mi ataque desde una esquina y esperé a que saliera. Un colega le fue con una muela de Miami y él mordió el cebo que le había puesto. Le entré distendidamente, pero cuando me presenté y extendí la mano se jodió mi estrategia. Su mano envolvió la mía como una mascota de catcher recibe un lanzamiento de curva. Empecé a tartamudear, titubeé con el nombre del medio en que publicaría su entrevista, y él asintió demasiado rápido. Mientras apuntaba el teléfono que me dictó ya sabía que nunca lo entrevistaría. Ese número no existía.

    Luego de eso, una parte de mí quería dejar de seguirlo y desechar su música, pero la otra se impuso y terminé escuchándolo más. Solo me puse una condición: entender el origen de su personaje y el éxito de su obra. Pocos días después él regresó a Miami y yo volví a escudriñar su perfil cada mañana. Entonces comencé a chequear sus noches de locura en discotecas, sus aventuras de after party en la madrugada, y sus intensas sesiones de estudio. Poco a poco aprendí a valorar mejor sus directas. Al levantarse era prácticamente cuando único estaba sobrio. Aprendí a diferenciar cuándo había fumado marihuana y cuándo se había metido cocaína. Esta última le hacía sacar las garras de tigre, y la primera le daba por hacer bromas y reírse. En cualquiera de esos estados era capaz de grabar, tararear o simplemente guardar la idea para hacer una canción que dos semanas después podía convertirse en un himno para miles de cubanos.

    Los comienzos: «Tuve que demostrar tres veces lo que yo era»

    Ese personaje, además de la inmensa atadura personal y profesional que le impusieron las drogas, arrastraba con ciertos dolores perennes. El principal y el más consabido era la pérdida de sus padres. Dijo en muchas entrevistas que no sabía vivir sin su madre y que ella era lo que más había querido jamás. El otro gran problema fue su falta de enfoque, algo que paradójicamente le sobró antes. 

    Una década atrás, cuando en Cuba aún la gente compartía la música a través de Zapia y se quemaban muchos CDs de contrabando, El Taiger quiso probarse en otra geografía, una donde podría encontrar más público y más dólares. Por eso salió de la isla de forma irregular, firmó con una disquera boricua, grabó con el entonces incipiente Bad Bunny, pegó más música dentro de Cuba, una canción suya se coló en Fast and Furious 8, y tuvo más dólares y más éxito.

    Consultado sobre un joven colega cubano, El Taiger habló hace diez meses sobre su decisión de salir de Cuba en el podcast de YouTube De la vida: «La gente bien parecida sufre el doble, porque ya vas delante con algo. Te lo digo porque yo tuve que demostrar tres veces. Por eso me volví esto, porque tuve que demostrar tres veces lo que yo era. Cuando era El Príncipe [en su etapa en Los 4 y Los Desiguales, 2006-2016] me traumé. A mí nunca se me olvida que en una recepción cogieron a una personalidad por la mano y le dijeron: “Mira, este es la moda en Cuba”. Cuando dijeron eso de mí salí de ahí con los ojos aguados, porque yo soy artista, cómo me van a presentar como estilista. Eso fue lo que me afectó a mí, por eso me fui de Cuba, me puse a hacer trap y firmé con Rottweilas».

    El Taiger hacía referencia a una influencia inédita que logró en la juventud cubana desde 2011, cuando creó el dúo Los Desiguales junto a Damián Carrazana. Los cortes de pelo, el estilo de las camisetas, el ancho de los pantalones, los accesorios más demandados en el vestir juvenil, salían de los outfits que utilizaba él en sus conciertos y sesiones fotográficas. Las tendencias de moda que imponía El Taiger complementaban el éxito arrollador que tenía su música en la isla. 

    Según la enciclopedia oficialista Ecured, Los Desiguales estrenaron siete discos, y decenas de sus canciones acapararon las listas cubanas de éxitos. Desde «La contestadora», que fue el primer tema grabado por el dúo, hasta «La pegadera», uno de sus últimos hits, Los Desiguales popularizaron casi todo lo que sacaron. El Príncipe lideró ese éxito abrumador que ha envejecido muy bien, a diferencia del que tuvieron otros dúos en competencia, como Chacal y Yakarta (Ramón Lavado y Luis Javier Prieto). En Spotify, por ejemplo, Los Desiguales tienen hoy cien mil oyentes mensuales, pese a que terminaron como dúo hace casi una década y en su perfil ni siquiera se halla toda su música.

    Nacimiento de El Taiger: «Mientras más cubano más universal»

    Radicado en Miami, y de la mano de Rottweilas, El Príncipe se transformó en El Taiger. Hizo todo lo que estuvo a su alcance para llegar al nivel de los boricuas, los fundadores del reguetón, quienes prácticamente monopolizan la industria en torno al género. En la citada entrevista explicó cómo fue ese proceso: «Jaime Cosculluela [jefe de Rottweilas y hermano del reconocido reguetonero boricua José Cosculluela] me decía que hiciera la música de mi país y yo no quería. Él me enseñó a manejarme y grabé “Ya coronamos” con los tanques [Cosculluela, J. Balvin, Bad Bunny y Bryant Myers]. Esa fue la canción que me dio respeto internacional». 

    Algo de lo que vivía orgulloso El Taiger era haber influido en la tendencia latina del trap: «Fuimos tres cubanitos, Dj Conds, Eliosver Galarraga y yo, los que fusionamos el trap. Cuando yo llegué a este país [Estados Unidos], los boricuas cantaban arriba de pistas hechas por los americanos». Cuando me di cuenta de que el trap está en el mismo tiempo que el son, el danzón y el chachachá, yo dije aquí es. Hice un disco que se llama Engagement y tengo una foto con Bad Bunny en el estudio cuando estaba loco por montarse encima de otra canción mía que se llama “Lo mío”».

    A pesar de que no le fue mal y nunca dejó de escucharse en Cuba, El Taiger percibió que no estaba ocupando el lugar que le correspondía y decidió replantearse el rumbo que le daría a su carrera. «Cosculluela», recordó en De la vida, «un día me dijo: “Aunque lo hagas mejor que nosotros nunca te la vamos a dar, porque somos nosotros. Tú tienes que ir por tu género. Te toca”. Ahí fue donde yo paré el camión, porque es que me extrañaban [en Cuba]. Había gente que me decía en el aeropuerto: “Maluma y todo eso está muy lindo, pero regálame un ‘Tú sí suenas’ [uno de sus grandes éxitos en Los Desiguales]”. Aprendí que mientras más cubano más universal. Si tú no eres de los tuyos no eres de nadie».

    Una de las primeras cosas que hizo El Taiger después de redefinirse, fue regresar a Cuba. Allí explicó al youtuber Adrián Fernández en una entrevista publicada a finales de enero de 2019: «Yo sé reconocer y darle valor a mi gente. A los 11 millones que me acompañan. Yo nunca voy a ser lo más grande que pueda tener este país si aquí no me reconocen como eso. Yo salí y pelié en otra tierra, se me reconoció, pero entendí que rey te hace tu gente, no nadie por ahí. Yo no tengo conciencia para venderle el alma al Diablo sabiendo que tanta gente me quiere. Prosperidad y dinero queremos tener todos, pero el mérito está en la forma en que tú logras eso». 

    El Taiger renunció a la posibilidad de reeditar sus viejos éxitos y sacó muy pocos temas durante diez meses. Entre diciembre de 2018 y octubre de 2019 no publicó ninguna canción en su canal de YouTube, que era por entonces su principal plataforma digital. En esos diez meses publicó su música a través del canal de Dj Conds y se hizo presente con éxitos como «El culpable» o «El tanke». Este último devino en advertencia para sus colegas: «No les doy pie / ni oportunidad / a que usen conmigo su mentalidad […] / Yo les doy cordel / Yo les doy cordel y los trabajo / yo les doy cordel / si aquí todo está más lindo que el carajo».

    Para septiembre de 2019, El Taiger ya estaba completamente de vuelta en la escena musical de Cuba. Regresó por la puerta ancha con el exitazo «Hilito rojo», un tema que utiliza de base la clave cubana tocada a piano. A partir de ahí no dejó de pegar canciones de forma ininterrumpida y selló con un éxito inigualable dentro del gremio musical cubano lo que serían los cinco años más fructíferos de su carrera. Estrenó seis discos en ese lustro —Blychy, Resiliencia, Los Británicos, The Lost Files, Everglades y La Ostia— y creció exponencialmente su base de oyentes en todas las plataformas digitales. De los 24 temas más escuchados en el canal de YouTube de El Taiger, por ejemplo, 21 se publicaron en estos últimos cinco años. Éxitos como «La historia», canción que entre Spotify y YouTube ronda los 300 millones de reproducciones, le dieron una inmensa popularidad en Europa.

    El principio del fin: «Adicto al crack, halo polvo, como perico»

    Mientras más crecía el alcance de su música, mayor era la adicción de El Taiger a las drogas. De ahí que decidiera pasar el verano de 2023 en España. Pretendía «bajarle» un poco al nivel de vida que llevaba y aprovechar el reconocimiento que se había ganado entre el público español. De cierta forma cumplió sus objetivos: realizó 25 presentaciones en festivales de gran renombre y grabó La Ostia, un disco de calidad. También ofreció muy buenas entrevistas y publicitó su música de manera prácticamente inédita, todo lo cual le valió el elogio de colegas y allegados. Quizás esos tres meses fueron los que mejor y más tranquilo vivió en mucho tiempo.

    Esa no era la primera vez que El Taiger buscaba escapar de sus adicciones y de la depresión que nunca pudo superar tras la muerte de sus padres en 2020. Tras 12 años sin verlo, en mayo de 2022 se reencontró en Cuba con su primo hermano Jorge Hernández Carbajal (Jorg Jr., el director de Los 4). Ese fue el primero de una serie de viajes a la isla en los que siempre decía priorizar el tiempo con su abuela y sus hijas. Incluso volvió a cantar en Cuba (estuvo cuatro años sin hacerlo), y realizó conciertos históricos en La Tropical (para miles de personas) y en el Johnny Club (junto a Damián Carrazana como Los Desiguales).

    Ni el reencuentro familiar, o con su público natural, mejoraron la conducta de El Taiger, pero sí potenciaron su éxito. Grabó en la isla con jóvenes talentos los hits «El tumbao del vecino», «El sano» y «Cupido», por solo citar tres ejemplos. Colaborar con él se convirtió en un aval para todo el que quisiera acreditarse dentro del panorama de la música urbana cubana. 

    Al regresar de Europa publicó «WASHY PUPA» y «Conducta», otras dos colaboraciones que afianzaron aún más su liderazgo dentro del género. Pero cada logro alternaba con una polémica, un arresto por posesión de drogas o un post en Instagram posando con rifles de asalto. Su bravuconería e insolencia llegó a reflejarse en la música que hacía: «Sus opiniones no las necesito / Dicen que soy adicto al crack, que halo polvo y como perico / Y ustedes son adictos a ser mal tipos».

    Al mismo tiempo, El Taiger comenzó a padecer «de la presión» (presumiblemente hipertensión arterial), y a tomar pastillas varias veces al día para controlarla. En varias ocasiones habló de su glotonería y su alimentación desproporcionada (llegó a reconocer que era un «gordito contento»). En varios videoclips y entrevistas posó semidesnudo ante las cámaras y exhibió su considerable sobrepeso. Al mismo tiempo se realizó varios tatuajes en el rostro que iban desde la insignia de los autos de lujo Rolls Royce hasta un tanque de guerra o un águila imperial. Su depauperada condición física le provocaba frecuentes ronqueras e, incluso, pérdidas de voz. En un concierto realizado en Las Vegas, al ya no poder pronunciar palabra alguna, salió a la tarima para animar al público y gesticular con la boca la música que la gente coreaba para sustituir su voz.

    El colofón en esa debacle personal (en lo profesional no paraba de estrenar canciones exitosas) llegó en agosto de 2024, cuando permaneció tres semanas preso bajo los cargos de robo con fuerza y agresión. Su arresto ocurrió después de haber tenido una pelea con una joven que por entonces era su pareja. Una vez excarcelado, aseguró haber aprendido la lección e incluso llegó a aconsejar a los jóvenes que no consumieran más drogas, que él, dijo, «ya estaba limpio». La presunta rehabilitación quedó en duda en sus últimas transmisiones en directo, pues asomaron nuevamente los habituales comportamientos erráticos.

    En la madrugada del 3 de octubre de 2024, Damián Valdez Galloso (alias «El Narra»), alguien a quien El Taiger reconocía como cercano, pagó el hospedaje en un hotel para el artista. Cerca de las 7:00 a.m., la Policía de Miami halló al cantante de «La historia» con un disparo en la cabeza en el maletero de un auto cerca del Hospital Jackson Memorial de Miami. Una semana después, pasado el mediodía del 10 de octubre, El Taiger fue declarado muerto en ese mismo hospital. La Policía aún no ha encontrado a El Narra.

    Osmani García, quien en el peor momento de su etapa de adicto se llamaba a sí mismo «Osmanicaína» (en referencia a su desorbitado consumo de cocaína), dijo que El Narra no era amigo de El Taiger. «Nadie que te vende droga puede ser tu amigo», insistió.

    Preguntado sobre un puñal sangrante que llevaba tatuado en la sien, El Taiger contestó en De la vida: «Esa es la puñalada que tienes que aprender a que no te den más. Eso significa la traición, y he aprendido a vivir con ella, porque cuando tu personalidad lleva a otras personas a hacer algo contra ti, ahí es cuando tienes que escoger si vas a hacer tú o vas a cambiar para que eso no te suceda. Yo escojo siempre ser José y pago ese precio».

    El Taiger llevaba tatuado 0-1 0-1 en su mejilla izquierda y las 12:40 en el antebrazo derecho, la fecha (invertida) y la hora en que fue declarado muerto. Esto, interpretado como una escalofriante premonición contribuye a la forja de su leyenda si tenemos en cuenta la infinidad de bromas y alegorías que realizó sobre su muerte.

    Música y legado de «La tranka de Cuba»

    Después de que El Taiger fue encontrado en ese maletero pasaron muchas horas hasta que me convencí de que todo era real. Creía que en cualquier momento saldría a reírse de todo, como solía hacer cuando se metía en candela, y seguiría con la costumbre de reunir a miles de fanáticos en un live de Instagram para dar explicaciones entre carcajadas. Ese momento nunca llegó. 

    Cuando miles de cubanos en la isla y la diáspora salían a llorarlo en las calles, empecé a pensar en qué nos dejaba. Me pregunté si las noticias de la tragedia podían opacar completamente el hecho de que en ese momento tuviese dos canciones tendencia en YouTube: «El punto» y «Marca mandarina». Obviamente, una cosa opacó en alguna medida la otra. El intento de asesinato, los días entre la vida y la muerte, el desenlace fatal, no solo eclipsaron cualquier reporte sobre las meteóricas cifras de sus temas; también frenaron el lanzamiento de uno de los temas que dejó grabados con otros dos nuevos talentos cubanos. En todo caso, mientras el dolor aumenta con la confirmación de su muerte, su música se escucha cada vez más por estos días: ganó 100 mil oyentes en Spotify y su canal de YouTube crece a razón de casi diez mil suscriptores por día.

    Ningún artista musical cubano ha acumulado más hits desde 2006, año en que debutó El Taiger con Los 4 para prometer que el oro era suyo y el resto debía repartirse la plata y el bronce. Ningún artista musical cubano ha alcanzado tanto éxito en ese periodo haciendo géneros tan variados como trap, reguetón, rap, son, bolero o merengue. Ningún artista musical cubano ha grabado con Bad Bunny, el ser humano más escuchado del último lustro en todo el planeta a través de Spotify.

    A pesar de su polémica vida personal, El Taiger siempre estaba creando música nueva. «Yo tengo una máxima», dijo en De la vida: «no me gusta vivir de lo que hice, por eso vivo de lo que hago. La gente me dice que yo soy el que más números uno ha tenido en Cuba, pero yo no voy a celebrar nunca eso. El ayer se fue y el mañana es un regalo, por eso se llama presente. Yo tengo dos millones de defectos, pero sí no dejo de ir al estudio. A mí me encanta mi rutina. Yo soy la persona más feliz del mundo cuando una hora antes del concierto estoy en el estudio. Esa es mi iglesia, mi templo. Nunca me voy de vacaciones porque a mi me gusta mataperrear. Hace poco lo dije en una historia: “Lo que a ti te gusta a mí me vuelve loco”. Yo amo mi género, esto es de nosotros y para nosotros, yo vivo esto. Yo primero fui fanático de esto, después me volví alguien que trabajaba en esto y luego me volví la “tranka” de esto». 

    Sobre el origen de ese apodo, El Taiger explicó en la citada entrevista: «Esa frase sale de una gente de esas que se pone a vender queso en la autopista en Cuba. Yo paré, y siempre había una pila [de vendedores], pero ese día había un tipo con un chamaquito. Cuando el tipo me ve ya con el queso en la mano me dice: “¿Tú te puedes bajar un momento del carro?”. Me bajo y él le dice al niño señalándome: “¿Tú viste al jabao este? Tienes que ser como el jabao este que es una tranca”. Y se me quedó. Esas son cosas de guajiros. Los guajiros son lo mejor que tiene Cuba. El guajiro es la mejor versión del cubano».

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