Esposa del preso político José Daniel Ferrer logra visitarlo por solo dos minutos

    El preso político cubano José Daniel Ferrer recibió este lunes una visita de dos minutos en la cárcel de máxima seguridad de Mar Verde, en Santiago de Cuba, por parte de su esposa, quien se plantó ante las autoridades penitenciarias para exigir su derecho a visitarlo en prisión, luego de que en más de un año solo haya podido verlo brevísimamente a finales de noviembre último.

    «Me permitieron ver a mi esposo por dos miserables minutos», dijo —en un audio al que tuvo acceso El Estornudo— la doctora Nelva Ismarays Ortega Tamayo, tras visitar este 1 de abril al líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) en la cárcel donde ha estado cumpliendo, desde que fue detenido el 11 de julio de 2021 por intentar sumarse a las protestas populares de ese día, el resto de una sanción que le impusieron en febrero de 2020 de cuatro años de privación de libertad por el supuesto delito de «lesiones y privación de libertad» en contra de un tercero, y que había sido conmutada por una sanción de cuatro años y medio de detención domiciliaria.   

    Ortega Tamayo subrayó que este lunes pudo encontrarse con su esposo «por muy poco tiempo», y recordó las amenazas y represalias que ella ha sufrido por exigir verlo y denunciar públicamente las violaciones de los derechos de su familia y de Ferrer, quien no puede recibir visitas matrimoniales y familiares desde hace más de un año y tampoco tiene acceso a llamadas telefónicas.

    También detalló que para lograr esa breve visita se plantó desde la siete de la mañana de este lunes frente a la prisión, hasta que tres horas después logró ser atendida, en el salón de espera, por el primer teniente Iranis Pozo, segundo jefe de Orden Interior de Mar Verde, quien la condujo hasta la oficina donde en otras ocasiones había podido ver a su esposo.

    Además, contó que primero recibió varias negativas por parte del citado oficial de la prisión, a quien le reiteró su voluntad de mantenerse plantada ahí hasta que le permitieran ver a José Daniel Ferrer, y expresó que ella no estaba cometiendo ningún delito, que solo exigía un derecho que le han violado por más de un año, pero que, si la iban a llevar presa, que lo hicieran de inmediato.

    Nelva Ismarays igualmente contó que su debate con el oficial Pozo ocurrió en la misma oficina a la que fue llevada y que todo el tiempo estuvo custodiada para que otros familiares de visita en la prisión no supieran de su postura.

    «Cerca de las 11:15 a.m., cuando le dejé claro de que me iba para el salón de espera, que allí ya no estaba haciendo nada, (…), me dijeron que volviera hacia la oficina, y allí el mismo oficial me dio la noticia de que se había determinado, luego de colegiarlo con la Seguridad del Estado y la Jefatura, de que me darían dos minutos», refirió la también opositora del régimen, quien detalló que pudo ver a su esposo «en el mismo pasillo del calabozo, donde me han dejado en otras ocasiones».

    Ortega Tamayo reveló que su esposo «se ha recuperado desde que mi hijastra Fátima Victoria pudo verlo el pasado 18 de marzo», pues «en aquel momento, cuando ella fue, Ferrer estaba muy débil, tras cinco días en huelga de hambre, exigiendo asistencia médica para el también preso político Fernando González Vaillant, quien presentaba una situación crítica de salud, por lesiones dermatológicas infectadas sin tratamiento. En aquel momento, Ferrar llevaba solo 24 horas ingiriendo alimentos y estaba muy débil».

    Por otra parte, aunque el líder de la UNPACU no ha sido golpeado, «no pierden la costumbre cobarde y mezquina de llegar allí y amenazarlo con que todo termina si él decide salir del país, aceptando el destierro» o de lo contrario tendrá que «acatar el tiempo que les dé la gana a ellos, incluyendo los 17 años de la Primavera Negra, más todos los procesos fabricados desde entonces, incluyendo el de desorden público, por salir a la calle el 11 de julio, desde que lo secuestraron por participar en las manifestaciones».

    La esposa del preso político subrayó en sus declaraciones que en prisión le mantiene las mismas «condiciones inhumanas, crueles y degradantes» y que José Daniel Ferrer agradece a «todo el que está pendiente de su estado de salud».

    «Incluso, se emocionó muchísimo cuando le conté que muchas personas salieron exigiendo fe de vida, cuando hubo fuertes rumores de su muerte», destacó Nelva Ismarays, quien aseguró, además, que su esposo le comentó, cuando lo iban a meter al calabozo, que ya este lunes él cumplía el fin del cierre de su sentencia por los falsos delitos que le impusieron en 2020 y que sus compañeros sancionados junto con él en esa ocasión, Fernando González Vaillant y Roilán Sarraga Ferrer, igualmente habían cumplido hace meses su sanción, pero que aún seguían presos.

    «Sin duda, la dictadura se empeña en mantenerlos fuera de las calles», subrayó la esposa del preso político, quien reiteró los temores de la familia por el estado de salud de José Daniel Ferrer y agradeció a todas las personas que han estado exigiendo la libertad de su esposo y la de todos los presos políticos cubanos, como el senador Rick Scott, la congresista María Elvira Salazar, y la activista opositora Rosa María Payá, además de otros políticos y europarlamentarios.

    «Gracias a ustedes, al apoyo y al reclamo, se dio la visita anterior y esta también, porque han estado pendientes de todo lo que ha pasado. No dejaremos de exigir nuestro derecho de mantenernos en contacto con él, que nos den siempre muestras reales, como es preceptivo por ley», dijo también. Ortega Tamayo no veía a su esposo desde noviembre de 2023, aunque desde marzo de ese mismo año las autoridades penitenciarias ya le habían comenzado a negar su derecho a la comunicación en persona y por teléfono.

    El 18 de marzo de 2024, Fátima Victoria Ferrer, hija del preso político, también pudo verlo en prisión, tras plantarse en la entrada de Mar Verde para tener fe de vida de su padre, tras fuertes rumores dentro y fuera de Cuba de su posible muerte.

    El líder de UNPACU es también uno de los 75 opositores encarcelados durante la llamada Primavera Negra de 2003.

    En 2011, fue liberado bajo una licencia extrapenal para todos los detenidos en esa ocasión. Sin embargo, en octubre de 2019, el opositor fue otra vez detenido, y en febrero de 2020 condenado a prisión, tras un juicio a puerta cerrada por un supuesto delito de lesiones a un tercero, junto a sus compañeros Fernando González Vaillant y Roilán Sarraga Ferrer.

    Luego de seis meses de encierro, y en medio de fuertes presiones internacionales, en abril de 2020, la justicia cubana le conmutó la pena por una sanción de cuatro años y medio de detención domiciliaria, sanción que le fuera revocada cuando lo encarcelaron el 11de julio, al intentar unirse a las protestas ciudadanas de ese día en Santiago de Cuba y en otras provincias del país.

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    Katia Monteagudo
    Katia Monteagudo
    Nació en el centro de Cuba, pero es ya chilanga por adopción. Pertenece a la generación del linotipo, a la mismísima era del plomo, pero sigue en el oficio por puro deseo casi 40 años después de haberse licenciado en la Universidad de La Habana.
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