Chile transita su peor crisis sociopolítica desde el «regreso de la democracia» el 11 de marzo de 1990. El anuncio de un alza en el precio del metro disparó en Santiago una serie de masivas protestas que impugnan la enorme desigualdad económica y, de paso, el ordenamiento político de un país que hasta ayer se tenía por vitrina paradigmática del neoliberalismo en Latinoamérica.
La procesión en Chile iba por dentro, y no parece entonces demasiado extraño que el estallido social emergiera desde los mismos subterráneos del transporte público. Ya lo había advertido un personaje de Roberto Bolaño: «Chile y Santiago alguna vez se parecieron al infierno y (…) ese parecido, en algún sustrato de la ciudad real y de la ciudad imaginaria, permanecerá siempre».
Esta es la ciudad de Concepción, en el Biobío, una región abatida por el tsunami que siguió al terremoto de 8.8 grados ocurrido el 27 de febrero de 2010.
Las imágenes de Ruber Osoria —que integrarían desde ya una flamígera serie intitulada Chile despierta— nos hablan esta vez de un sismo humano que quizá ha venido fraguándose en Chile durante las últimas tres décadas.
O bien, oscuramente, desde antes, habida cuenta de que gran parte de las vigentes estructuras jurídicas (señaladamente la Constitución de 1980), políticas, económicas y mediáticas —administradas hasta aquí con avieso tino y gran soltura tecnocrática por una rancia élite de pocas familias— fueron heredadas de la propia dictadura militar (1973-1990).
En las últimas jornadas Chile ha vivido multitudinarias protestas pacíficas en diversos centros urbanos (en 10 de 16 regiones: Metropolitana, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Maule, Concepción, Biobío, 0’Higgings, Magallanes y Los Ríos); también brotes de vandalismo; toque de queda y represión indiscriminada del ejército y otras fuerzas del orden. Al menos 18 personas han muerto y se han contado más de dos mil detenidos.
La reacción en cadena ha sido al parecer inevitable, tal como cuando se desequilibra un ecosistema frágil y sometido a enorme tensión. En tiempos de seca, Chile sufre a menudo gigantescos incendios forestales que devoran miles de hectáreas de bosques y a veces nublan el cielo de las ciudades… Si hablamos de Chile, los paralelismos catastróficos se tornan, como se ve, muy fáciles por estos días.
Tras militarizar las calles y sacar músculo como no se había visto desde el largo aquelarre del general Pinochet, el presidente Sebastián Piñera no solo suspendió el aumento de las tarifas del metro, sino que ha anunciado un paquete de medidas para gestionar la crisis y, con suerte, restablecer la normalidad.
Sin embargo, las fieras contradicciones sociales y económicas no van a desaparecer de la noche al día. Han estado cocinándose durante muchos años, agolpándose bajo el quebradizo suelo de Chile.
Ruber Osoria. Manifestaciones en Chile. Concepción, octubre 2019.
(Fotografías autorizadas por Ruber Osoria).
El artículo pretende resumir la situación en Chile a una confrontación entre una izquierda progresista y una derecha reaccionaria que emplea las fuerzas del orden para reprimir a la primera. No es así. Chile es el país con una mayor clase media en toda la región, pero esa clase media se dejó tentar por las facilidades crediticias concedidas por los bancos y ahora está tremendamente endeudada. Su falta de previsión y la adopción de un estilo de vida consumista sin prever las consecuencias la ha llevado a la situación que enfrenta. Debe aclararse que de los 20 muertos contados hasta ahora 16 fallecieron en los tumultos e incendios producidos en las protestas. Debe aclararse también que en una página web abierta por venezolanos emigrados a Chile se denuncia la presencia de agentes chavistas en las protestas que han sido identificados con sus fotos. Sin cuestionar el derecho que tienen los ciudadanos a protestar ante políticas que consideran injustas, debo cuestionar que para ello se apele a la violencia y la destrucción de la propiedad ajena. Eso no es admisible y constituye un delito en cualquier país. Cabe señalar también que las fuerzas del orden sufrieron el ataque de los manifestantes contándose muchos heridos entre sus filas. Estos son algunos elementos que pueden contribuir a un análisis desprejuiciado de la situación chilena.
Interesante lo que pasa es que el pueblo se canso de endeudarse para poder estudiar se canso de espera hasta años para atenderse en un hospital se canso que vendieran Chile, las calles por ejemplo no so propiedad chilena y así muchos recursos también el abuso al pueblo mapuche por estos últimos años la llega de las forestales acabando con todo a su paso y muchas otras cosas .
y recalcar que este estallido no es de izquierda ni de derecha es una causa que ha unido a los joven chilenos , el poder centralizado por que el ex ministro del interior esta en el poder desde el 73 de que estamos hablando, y PIñera cada vez que habla no dice nada que sirva, hablan de violencia y vandalismo y parece que se les olvido como ellos bombardearon la moneda o eso lo olvidaron esa época eso si era violencia y vandalismo .
Interesante un informativo Cubano de periodistas que al parecer no han salido de Cuba. Preguntale a la Srta Cox, que tiene gran simpatia por sus pensamientos, que paso cuando no pudo salir de su pais por la Pandemia. Le adelanto..hablo peste de su pais. El facil opinar del IDEAL SOCIALISTA(que ha fracasado en todas partes del mundo) y las personas que disfrutan esa forma de vida(unicamente sus elites como uds mismos lo indican) . El capitalismo no es perfecto pero por lo menos respeta la opinion de cada individuo. Su discurso de Odio, resentimiento y envidia es tomado por un grupo que mas que una forma de vida necesitan un sicologo.
[…] miedo en ambas veredas: miedo al cambio, miedo al retroceso, miedo a las movilizaciones, miedo al miedo, miedo a un Chile viejo, miedo a un Chile que nada tiene que ver con el anterior. […]