El 12 de febrero Rihanna cantó en el entretiempo del Super Bowl y yo me acordé de la siguiente historia. En 2011 conocí a una mulata que me sacó el aire en la vocacional Carlos Marx de Matanzas. Ella tenía novio y nos mandamos varias cartas. Ahí me contó las cosas que le gustaban: recuerdo el perfume Agua de Gío, el color azul, Rihanna. La mulata, de hecho, se parecía a la gran estrella de Barbados. A partir de ahí me aficioné a su lista.
Rihanna en ese momento conquistaba el mundo y yo la escuchaba para conquistar a alguien. Al parecer, con 16 años todavía creía en los cuentos de hadas. Buscaba en los anchos pasillos el olor del Agua de… que la mulata solía usar. Mis compañeros me decían que estaba perro detrás de ella, porque efectivamente, como buen sabueso, podía detectarla.
Los días pasaron y nos vimos varias veces. Ella dejó a su novio. Yo me pavoneaba cuando estábamos en un sitio (siempre dentro de la escuela) donde alguien nos podía ver. Aquella mujer me gustó mucho. Rihanna también. Quizá sea eso lo que más agradezco del romance. Considero un privilegio haber vivido la hipnosis en la que esa gran artista se convirtió en leyenda.
***
La National Public Radio de Estados Unidos dijo en 2018 que Rihanna era la músico más influyente del siglo XXI. «Lanzó un álbum de estudio de larga duración cada año entre 2005 y 2012, excepto en 2008. De las 61 canciones de Rihanna en el Billboard Hot 100, 14 de ellas fueron éxitos No. 1, y 31 fueron los diez mejores éxitos… No es suficiente decir que Rihanna es el aire. Rihanna dio forma a la textura y el sabor del aire».
Ahora llevaba casi siete años sin publicar un disco. Los grandes medios del planeta lo vendieron como el regreso de la estrella, pero ya ella se encargó de decir que no. Esta solo era otra muestra breve de su talento. En 2018 hizo lo mismo cuando actuó en la ceremonia de los Grammy. En 2020 colaboró con el músico canadiense PartyNextDoo. El resto del tiempo lo dedica a otras cosas y no le ha ido mal. En agosto de 2021 Forbes dijo que Rihanna era la artista femenina más rica del planeta, estimaba su fortuna en más de mil 700 millones de dólares.
La marca de cosmética que creó en 2017 se amplió a la moda en 2019. El año pasado saldría a la bolsa por un valor de más de tres mil millones de dólares. Uno de sus puntos fuertes ha sido promover la inclusión racial a través de la diversidad de los productos que ofrece.
Rihanna tuvo un hijo en mayo de 2022 y dijo que su familia era la prioridad ahora. Precisamente el domingo su vestuario insinuaba que la familia crecería. Su mánager lo confirmó más tarde: la artista estaba embarazada.
En 2019 Rihanna rechazó actuar en el entretiempo del Super Bowl por la manera en que la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL en inglés) ha lidiado históricamente con el racismo.
El cambio de postura fue justificado por la artista en una entrevista concedida a Apple Music: «El Super Bowl es uno de los mayores escenarios del mundo. Por mucho miedo que me diera, porque hacía siete años que no me subía a un escenario, hay algo estimulante en todo ese reto. Para mí es importante hacerlo este año. Es importante que mi hijo lo vea».
***
Cada segundo domingo de febrero la final de la NFL se vive prácticamente como una fiesta nacional en Estados Unidos. Es uno de los días del año donde más se come en el país.
Apple Music fue el principal patrocinador del entretiempo del Super Bowl, que se mantuvo como una de las transmisiones televisivas más vistas en Estados Unidos. La franja publicitaria de este evento también es la más cara del año.
Es tan importante esta ventana mediática que hasta los mismos artistas que se presentan son un producto publicitario. Por eso no cobran nada de la NFL. Los dólares llegan después. Según CNN, la agrupación Maroon 5 percibió un aumento del 434% en la venta de su música tras su actuación en 2019. La obra de Shakira y Jennifer López fue un 800% más demandada en las plataformas digitales después de su presentación en la edición de 2020.
En 1967 se celebró el primer Super Bowl entre los campeones de la liga americana y nacional de fútbol (después se fusionaron y convirtieron en conferencias). Desde ese año, hasta mediados de los 80, el entretiempo únicamente era animado por bandas estudiantiles.
Para la revista Vogue la presentación de «El rey del pop» en 1993 fue un antes y un después en la historia del show de medio tiempo. «Michael Jackson cambió la historia de este evento en una combinación entre su vestuario militar —diseñado por Michael Bush—, pirotecnia espectacular y sus incomparables coreografías», detalló la publicación.
Tres años después Diana Ross dio un paso más en la espectacularidad al cambiarse cuatro veces de ropa en 12 minutos y salir del escenario en un helicóptero.
Este año Rihanna no invitó a nadie, como venía siendo costumbre en las últimas ediciones. Solo la acompañó su futuro hijo y esto le generó no pocas críticas. La lentitud en algunos de sus movimientos fueron cuestionadas por algunos ortodoxos.
Para mí se merece todos los reconocimientos posibles. Las plataformas desde las que cantó se elevaron a gran altura en varias ocasiones. En ningún momento flaqueó ni se vio intimidada. Tantos años fuera de tarima no fueron reconocibles.
Tampoco pensé en los diez años que han transcurrido desde que escuché su música por primera vez. Aquella mulata de la vocacional no estuvo conmigo ni 15 días. Volvió con su novio y yo indirectamente le dedicaba canciones de Prince Roice en los altavoces de la escuela. Quizás por eso nunca más me hizo caso. Debí insistirle con Rihanna.
