En Guyana, las casitas me llamaron la atención.

Cuando me llevaron a conocer el centro de Georgetown, me pareció lindo e interesante, pero yo tenía ganas de entrar al barrio y ver las casas. Había hecho algunas fotos en la misma cuadra del hostal, pero no me atrevía a caminar sola por ahí con la cámara. Le pedí a Tony que me llevara en la moto eléctrica a dar una vuelta, y que me llevara por el barrio para adentro. 

Georgetown, Guyana / Foto: Evelyn Sosa
Georgetown, Guyana / Foto: Evelyn Sosa

Hice muchísimas fotos desde la moto. Estuvimos dando vueltas hasta que empezó a caer el sol. Las casitas elevadas, algunas remodeladas, otras muy viejas, coloridas: los portalitos y los techos a dos aguas. Estuve fascinada todo el viaje, mientras conversaba con Tony: la gente está invirtiendo en Guyana; este es un país que se ha ido desarrollando muy rápido después de que salió de su dictadura en el año 1985. 

Las cuadras tienen a ambos lados canales de drenaje que corren frente a las casas; por eso la mayoría de ellas tiene puentecitos que conectan la entrada con la calle. La ciudad se encuentra por debajo del nivel del mar. 

No era del todo igual antes de que los cubanos comenzaran a viajar a Guyana, me dijo Tony. Los cubanos han llevado grandes cantidades de dólares; se han abierto nuevos negocios. Los propios cubanos han invertido. 

Georgetown, Guyana / Foto: Evelyn Sosa
Georgetown, Guyana / Foto: Evelyn Sosa

Hay bastantes casas que parecen abandonadas, probablemente de familias que emigraron a Estados Unidos.

Pero dice Tony que aun así los precios son impagables. Un dólar americano equivale a 200 dólares guyaneses. 

Georgetown, Guyana / Foto: Evelyn Sosa
Georgetown, Guyana / Foto: Evelyn Sosa

En el billete de 20 dólares aparece la catarata de Kaieteur, en la Guayana Esequiba, una de las más altas del mundo, cinco veces más alta que las cataratas del Niágara.