Para que nos amáramos, al fin,

ocurrieron todas las cosas de este mundo

y desde que no nos amamos

solo existe un gran desorden.

Cristina Peri Rossi

Todo pasó muy rápido. Antes de que me diera cuenta ya me había chocado un SUV, un carro de esos grandes, en la I-95 a la salida de Biscayne Boulevard. Los meses se habían estado yendo rápidos y lentos, como en la canción edulcorada de Andrés Cepeda, cuando cantaba con Poligamia. Escuché a Poligamia por primera vez antes de mudarme a La Habana y de que alguien me preguntara, también por primera vez: ¿y tú, sabes cocinar? Hay un antes y un después de todo, hasta de Poligamia, de Andrés Cepeda, de los estudiantes de Medicina, de Centro Habana, de Las analfabetas, de el bulldog francés, de el teatro, de Miami, de mi hijo y del amor.

El año 2021 parecía haber empezado bien. Sabíamos que tendríamos que seguir esperando pero al menos logré conseguir aquello indispensable, un trabajito. El trabajito consiste en llevar cosas de un lado a otro. Esas cosas son libros, para niños pequeños, menos pequeños y adolescentes. Los libros se trasladan en cajas plásticas donde caben aproximadamente cien ejemplares más o menos, en dependencia del tamaño y del grosor de los libros. Parece un trabajo fácil y lo es. Las apariencias, en este caso, no engañan. Como todo trabajo, cansa. Los trabajos fáciles cansan, en la misma medida que los trabajos difíciles, por eso se llaman trabajos. Los trabajos fáciles son peligrosos, en la misma medida que los trabajos difíciles.

Miami. Legna Rodríguez Iglesias.
Miami. Legna Rodríguez Iglesias.

Pasarse horas enteras en un expressway todos los días es peligroso, si hablamos de Miami. Las jornadas de trabajo para un driver que se respete están llenas de sabiduría y peligro. Hay que andar tan a la viva que uno siente que está muerto. Más que muerto, casi muerto, una condición mucho menos favorable, por la ambivalencia y los pies, que uno está aquí y otro está allá. En ese sentido, la metáfora de estar con Dios y con el diablo no aplica aquí. Tampoco hay nada más ofensivo para mí este año que esa condición ambigua y conveniente: la de estar con Dios y con el diablo.

Este trabajito me ha dado sin dudas una oportunidad innombrable, como la fiesta de haber nacido en Cuba. La oportunidad de ver Miami con los ojos del amor. La oportunidad de sentir felicidad porque estoy pasando por aquí y mira lo que hay en esa calle. El amor que solo existe porque estoy pasando por aquí y mira lo que hay en esa calle. El amor en cada uno de los lugares por los que voy pasando, metida en un Chevy Spark Místico Azul, chocado a traición en la I-95 a la salida de Biscayne Boulevard.

Miami. Legna Rodríguez Iglesias.
Miami. Legna Rodríguez Iglesias.

Transitar Miami ha sido mirar Miami con unos ojos en peligro de escozor, sin cámara fotográfica ni conocimiento técnico de la velocidad de la luz, del tiempo y de nada. La vista fija en el punto medio entre los dos extremos del bumper, entre la rueda izquierda y la rueda derecha, equidistantes y fijas, a buen recaudo de las líneas amarillas o suspensivas o blancas. A buen recaudo de los bordes de las aceras, las esquinas puntiagudas, los policías, los consiguientes vehículos, los semáforos, las señales, las fachadas atractivas, el cielo azul, el sol de frente, el sueño y el cansancio. Escribir Miami ha sido transitar Miami. El cristal de aumento de la cámara fotográfica, Fujifilm barata xt200, se rompió más temprano que tarde.

Cada vez que pronuncio esa frase me acuerdo de mi infancia en Camagüey, la provincia del centro de Cuba donde nací. La escuela primaria a la que yo iba se llama, todavía, Grandes Alamedas, en homenaje al presidente chileno Salvador Allende y a uno de sus discursos políticos más famosos. Me aprendí aquel fragmento de discurso con la alegría de un niño disciplinado que se aprende lo que le enseñan. Lo de temprano y tarde va al principio. El fragmento sigue estando inmensamente impreso en unas de las paredes vacías del patio interior del edificio: y se abrirán las grandes alamedas, por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. Mis amigos camagüeyanos no me dejarán mentir.

He escrito el mejor Miami que conozco porque lo he escrito con amor. No amor por Miami, eso no existe, sino amor por quien, ausente, quisiera tener al lado, en el único asiento acompañante que permanece vacío, no de cajas y libros sino de gente. Cierta gente bonita y calladita, que no moja pero empapa, ensopa, inunda, desborda. Cierta gente lejana, remota, insomne. Cierta veracidad. De todas formas, sigo escribiendo, a veces, a pesar del trabajito y de la vista fija. Por eso mentí descaradamente en mi declaración de aspirante a la Beca Cintas, no respecto a lo que significa sino respecto a su causa, porque toda declaración es una falsificación:

Miami for sale es un libro de crónicas sobre Miami, sin precedentes en la literatura cubana o en la literatura americana o en la literatura cubano-americana. Es una guía turística inadmisible en ninguna de esas categorías pero igualmente regurgitada de ellas. No sabemos en dónde estamos parados hasta que tropezamos y caemos de rodillas o de bruces en el mejor de los casos o nos caemos de nalgas y nos hacemos un hematoma en el coxis. Esa punzada es Miami. La descripción cansada de un lugar transitorio, cambiante, pero también inamovible en cierto sentido emocional, verbal, cultural. ¿Es Miami una emoción? Formalmente, Miami for sale presenta una estructura plana, diríase un relieve de llanura o pantano, como el lugar que describe. No persigue un tono histórico ni de investigación. Se trata de un tipo de descripción basada en la experiencia personal, absoluta, de clase migrante, nómada. Otra añadidura. Cero neutralidad. Ninguna corrección. Atlas político, físico, climático y de población. 

Publiqué la primera foto el cuatro de marzo, sacando la cabeza por la ventanilla. Seis fotos en total ese cuatro de marzo en Instagram. Las fotos del once de marzo les ganaron en color. Luego el trece, el quince, el dieciséis. Así hasta el veintiuno, donde flaqueé y publiqué una serie que no tenía nada que ver con las fotos del presente subjuntivo, una serie de animales de Miami vistos en Miami por primera vez, zoológico ilustrado. Jamás he escrito un diario. La galería book driver me ayuda a recordar:

-una mujer es un edificio a medio construir. 8 de marzo

-una mujer es una amapola con una basurita en el pétalo. 8 de marzo

-no es aquí donde vamos a vivir. 10 de marzo

-en Cuba, cuando una persona se enamora de otra sin pies ni cabeza, dice: estoy metida contigo como un camión en un bache. 11 de marzo

-tampoco es aquí donde vamos a vivir. 12 de marzo

-plan ocho. 15 de marzo

-ella dijo: te quedó linda la foto, ¿ese color es común ahí? 28 de marzo

-cuando me habla dormida, ella siempre me susurra que maneje con cuidado. 29 de marzo

Miami. Legna Rodríguez Iglesias.
Miami. Legna Rodríguez Iglesias.

-delgada, como una bicicleta. 1 de abril

-déjame tranquila, ¿no ves que ahora no puedo ir a Miami Beach?, 9 de abril

furniture: en inglés es esdrújula y se dice fúrnichur. La e desaparece pero la e no debería desaparecer. 10 de abril

-ella dijo: tuve una pesadilla. La policía venía a buscarme, yo te llamaba por teléfono y tú no me respondías porque te habías ido a dormir. 13 de abril

-pensamiento, dile a fragancia. 15 de abril

-vacío y apacible no son lo mismo pero podrían confundirse fácilmente. 20 de abril

-cuando llegué aquí, después de media hora en el Turnpike, no podía creer que mi entrega fuera en una Church. 20 de abril

-cajitas automáticas y diversidad de árboles. 12 de mayo

-mientras hacía la foto con la ventanilla abajo y trataba de mirar lo mejor posible, un automóvil negro se detuvo detrás de mí y comenzó a tocar el claxon insistentemente. Una voz me dijo que esperara detenida en mi lugar pero yo no me esperé, sino que avancé hasta la esquina y me detuve en la señal de stop, mientras subía el cristal con pánico. Atrás de mí, chillando gomas, avanzó el automóvil. Se parqueó a mi lado y pude ver a un tipo que me exigía, en inglés agresivo, que bajara otra vez la ventanilla. Eso hice. Al bajarla me preguntó what were you taking the photo, a lo que yo respondí I take the picture of car, I am a Cuban woman and this car was common in HavanaPerfect, me dijo, you have to pay me 400. Pero en vez de pagarle, aceleré, con el corazón en la boca. 21 de mayo

-hace un año exacto, cada vez que paso por este lugar, estoy hablando contigo. 26 de mayo

-Luis Quince. 21 de junio

-Henri Christophe. 21 de junio

-Princesa Miami. 28 de junio

-salió mobydick, pero, ¿y si nunca paso por esa esquina de nuevo? 8 de septiembre

Miami. Legna Rodríguez Iglesias.
Miami. Legna Rodríguez Iglesias.

-papayón. 1 de diciembre

-¿cómo se dice Cuban cuisine? 8 de diciembre

-instrucciones para robar la colección de fotos de José Martí en la casa de Jorge Pérez. 8 de diciembre

-los hermanos Karamazov. 9 de diciembre

happy face. 10 de diciembre

Para el 2022 recomiendo: ir despacio en los parqueos.

2 Comentarios

  1. A un cubano que conoci ayer no le debe ir muy bien en Miami. Pero a nadie le gusta admitir estar pelando bolas en ningun lugar, mucho menos en los Estados Unidos, tierra de hombres libres, hogar de valientes. Land of the frees. Home of the braves como reza el himno nacional.

    Asi pienso por su interes de tener un retiro del IESS de Ecuador en su vejez. En fin. Ja ja.
    Es un tio buena onda. Le deseo lo mejor.

  2. […] He escrito el mejor Miami que conozco porque lo he escrito con amor. No amor por Miami, eso no existe, sino amor por quien, ausente, quisiera tener al lado, en el único asiento acompañante que permanece vacío, no de cajas y libros sino de gente. Cierta gente bonita y calladita, que no moja pero empapa, ensopa, inunda, desborda. Para seguir leyendo… […]

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