No se quiebra esta unión sin que algo muera en la casa, en el hombre… O en los dos.
Dulce María Loynaz
Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía.
Gabriel García Márquez
La familia contrata una empresa para deshacerse de todo. No tiene tiempo para lidiar con recuerdos materiales. Una vez vacía, la casa será vendida.
El espacio familiar, guardado celosamente, es ahora una plaza pública, y todo tiene otro precio. Todo es subastado; se aceptan ofertas. Los compradores entran y salen, habitación por habitación: manosean, revuelven, preguntan.
Cuando entran en los cuartos pareciera que caminan con más cuidado; apenas hablan. Las cocinas, garajes y sótanos acumulan muchas cosas. Los hombres buscan en el garaje; las mujeres en la cocina.
Pocos revisan el estudio, el librero. Los baños suelen estar cerrados; imagino que para que nadie vaya a usarlos.
Las personas encargadas dan vueltas, limpian las marcas de polvo que dejaron las cosas que alguien ya se llevó. Te dejan saber que todo está en venta, hasta las plantas del jardín.
No vengo a comprar nada. Vengo con la cámara escondida y les juego cabeza a los vendedores. Imagino que agrada a los antiguos habitantes que solo me lleve en fotos todo lo que en breve desaparecerá.
Las ferias siempre me han parecido tristes. Una «Estate Sale» es como la última feria: la feria de la unión quebrada y las camas vacías.
(Texto y fotografías por Ingeborg Portales).