La Arenera, un recodo de La Bahía de La Habana perteneciente al municipio Regla, es el escenario de estas fotografías. Yaniel Tolentino, oriundo de la zona, registra la palpitante confluencia de la primera juventud y el recio verano, del mar cercano y las ruinas atormentadas.
Escenas parecidas se multiplican durante los meses estivales a lo largo de la línea costera de la ciudad.
El autor plasma en su ensayo fotográfico la aventura mínima de todas las tardes: prácticas de clavados desde el esqueleto herrumbrado de un viejo barco, improvisados torneos de natación, vencidas patanas que funcionan como plataformas para el juego y la camaradería. La vida nueva habitando como puede los escorados vestigios del pasado.
Aquí todo se cuenta en primera persona. Y estamos a punto de ser mojados; a nada de zambullirnos en el instante.
Las imágenes recuerdan los portafolios de figuras destacadas de los años 90 como Cañibano o Herrera. Un lenguaje fotográfico que persiste como la vida misma que se bautiza en las aguas convergentes y depravadas de la Bahía de la Habana y el arroyo Tadeo.
Versión del texto curatorial editado originalmente por Grethel Morell.