Un bucle salvaje

    Hagamos lo que sea, dicen, cualquier cosa, para que la historia no se repita. Escribamos un libro, filmemos una película, redactemos un informe oficial grabado en mármol… para que la historia no se repita. Acudamos a la hechicera del pueblo, aferrémonos a los viejos y nuevos amuletos, recemos de rodillas aunque no sintamos ya ni una pizca de fe… para que la historia no se repita. Paz, reconciliación, fin de los fanatismos, cancelemos al fanático y emprendamos una campaña publicitaria a favor de las formas oficiales e higiénicas de la moderación. Conmemoremos cada año el día de la no repetición de la historia. Todo con tal de que la historia no se repita.

    Y sin embargo, hacemos esos rituales seculares una y otra vez, repetimos la fórmula mágica, «que no se repita la historia», a sabiendas de que la historia solo sabe repetirse, a sabiendas de que la historia es quizá esa repetición misma, que la repetición es su resorte más íntimo sobre el cual pivota todo aquello que experimentamos como el avance de la historia. Si no fuéramos gente racional y sensata, ciudadanos dotados de buen juicio, podríamos pensar que hemos hecho un pacto diabólico con la historia: obligados a repetirla y obligados a repetir en voz alta que, por favor, no repitamos la historia.

    Según una frase muy repetida en Internet, Einstein dijo que la estupidez es hacer lo mismo siempre y esperar resultados distintos cada vez. Pues bien, yo creo que Einstein, o el ser anónimo que, confiando en los poderes repetidores de Internet, se inventó esa frase para adjudicársela a Einstein, estaba totalmente equivocado. Quizá deberíamos esmerarnos más por repetir cada vez mejor la historia. Repitámosla hasta que nos salga bien. Repitámosla voluntariamente para que no se repita como un acto fallido del inconsciente. Hagamos de la repetición un proyecto de emancipación. Hagámoslo y volvamos a hacerlo, hagamos lo mismo con el más agudo de nuestros cálculos y esperemos a ver qué pasa. Uno nunca repite igual, cada repetición es única, como lo sabe cualquier estudiante de música. Cada repetición contiene el germen de lo imprevisto y la reiteración giratoria solo puede darle impulso, hacerlo crecer en cada vuelta.

    El plan sería desear la irrupción de lo nuevo mediante la repetición calculada de lo obsoleto. Es una idea vieja, ya lo sé, una idea repetida que ya se nos ha ocurrido varias veces a lo largo de la historia, una idea que ha dado lugar a horrores, que ha dado lugar a lo más conservador y a lo más liberador, una idea reaccionaria y revolucionaria a la vez, ya lo sé. Todos lo sabemos. Pero tenía ganas de repetir aquí ese pensamiento, como un puro despliegue de repeticiones o quizá es la historia misma la que habla a través de mí y me hace repetir esto, no sé.

    El otro día escuché a Juana Molina hacer una descripción muy aguda de lo que para ella es un loop, el bucle de sonido en el que se basa toda la música electrónica: no es una simple repetición cansina de un ciclo monótono, dijo, es más bien como una rueda que avanza por un paisaje y en cada giro toca una superficie nueva, diferente. Así me imagino yo que me gustaría repetir la historia: avanzando por el paisaje del tiempo a lomos de un bucle salvaje, indómito.

    La repetición os hará libres. O no. Quién sabe.

    Newsletter

    Recibe en tu correo nuestro boletín quincenal.

    Te puede interesar

    Lecciones del 5 de noviembre 

    Si Trump era, tras su absolución por el Senado en enero de 2021, un tren que venía inexorablemente hacia nosotros, el choque ya se ha producido, y no queda más que observar el desastre. 

    Rabia por los que no llegaron

    Sus nombres son Luis Barrios Díaz, Yosandri Mulet Almarales, Gerardo Díaz Alonso y Manuel de Jesús Guillén Esplugas, y todos murieron mientras cumplían penas de privación de libertad.

    Presos políticos en Cuba: excarcelados, no libres

    ¿Bajo qué condiciones legales han sido excarceladas estas personas? ¿Qué implican dichas condiciones? Esta y otras preguntas fueron respondidas por el jurista cubano Raudiel Peña Barrios

    El «to be or not to be» del dólar en Cuba

    La apertura en La Habana a inicios de este año del primer mercado estatal con operaciones en dólares en efectivo ha sido para muchos un preludio de la «muerte» de la virtual Moneda Libremente Convertible (MLC) y el inicio de una etapa de dolarización parcial de la economía.

    ¡Apretaste, mulato!

    Descansa en soledad, indio oriental, honrado por el panóptico patrio de quienes fuimos colonizando a todos tus personajes hasta declarar, sin demagogia ni despedida ni duelo: «Mario Limonta soy yo».

    Apoya nuestro trabajo

    El Estornudo es una revista digital independiente realizada desde Cuba y desde fuera de Cuba. Y es, además, una asociación civil no lucrativa cuyo fin es narrar y pensar —desde los más altos estándares profesionales y una completa independencia intelectual— la realidad de la isla y el hemisferio. Nuestro staff está empeñado en entregar cada día las mejores piezas textuales, fotográficas y audiovisuales, y en establecer un diálogo amplio y complejo con el acontecer. El acceso a todos nuestros contenidos es abierto y gratuito. Agradecemos cualquier forma de apoyo desinteresado a nuestro crecimiento presente y futuro.
    Puedes contribuir a la revista aquí.
    Si tienes críticas y/o sugerencias, escríbenos al correo: [email protected]

    Artículos relacionados

    Una década «larga» que transformó la faz del Caribe

    Con singular fuerza experimentó el Caribe insular la crisis que impactó...

    Entrevista a Ortega y Gasset en el Café Tortoni, Buenos Aires, 1941 (Segunda Parte)

    La escena ocurre en el Café Tortoni. Interior iluminado y espacioso, estilo Beaux-Arts, altas columnas relucientes con capiteles de acanto, lámparas y techos de vidrio repujado tipo Tiffany. Mesas redondas cubiertas por manteles blanquísimos, butacas de cuero. Ambos, entrevistador y entrevistado, se acomodan en una mesa, justo debajo del techo en vitral.

    Entrevista a Ortega y Gasset en el Café Tortoni, Buenos Aires, 1941 (Primera Parte)

    La escena ocurre en el Café Tortoni. Interior iluminado y espacioso, estilo Beaux-Arts, altas columnas relucientes con capiteles de acanto, lámparas y techos de vidrio repujado tipo Tiffany. Mesas redondas cubiertas por manteles blanquísimos, butacas de cuero. Ambos, entrevistador y entrevistado, se acomodan en una mesa, justo debajo del techo en vitral.  

    Aimé Césaire: revolución y autoritarismo en ‘La tragedia del Rey Christophe’

    ‘La tragedia del Rey Christophe’ reflejó el drama de un líder negro caribeño que, pese a su radicalidad revolucionaria, no logra romper con el legado simbólico del colonialismo que sobre él gravita, perdiendo, de paso, el meridiano descolonizador al separarse de su pueblo con políticas crueles y autoritarias.

    1 COMENTARIO

    1. Cuando leí El diablo de las provincias quedé con la idea de que nada vuelve a su lugar, que el giro es fallido, impreciso. Un señor pretende regresar al espacio y al tiempo ya recorridos, pero no puede. Entonces no hay cierre de la circunferencia porque la inexactitud hace que, tratando de volver al punto del inicio, la figura se desborde como espiral y metástasis, sobre todo esto último. Pura entropía.

      Ahora me gusta la idea de la repetición consciente, que es también aceptación del pecado y de la condena, del samsara que sólo gracias a la repetición mejorada termina por ser el camino hacia la nada.

      Celebro la videncia de Juan.

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí