El guitarrista Dagoberto Pedraja nació en La Habana el 12 de enero de 1957. Ha tocado con las bandas Gens, Primera Generación, Fa-5, Roca D´Almendra y Kents, entre otras, además de con Carlos Varela. Ahora toca en Cock-tail, banda que también dirige.
Hablo por mí, pero en la escena friki de finales de los años ochenta, Dagoberto era legendario. Sus actuaciones con Gens eran de las más populares dentro del mundo underground habanero. Su música se ha escuchado también, a partir de los años noventa, en Venezuela, Colombia, Santo Domingo, Argentina, España y Estados Unidos. En este último país, «de costa a costa y de norte a sur», me aclara.
Dagoberto respondió mis preguntas por WhatsApp.
En los inicios de tu carrera como músico, ¿cómo te vestías y cómo obtenías la ropa que te ponías?
Mi madre era un excelente modista. Le cosía a mucha gente y se especializó en hacerme camisas y blue jeans de todos los colores y cortes. A mis amigos también. Existía, además, el mercado negro, donde se vendía de todo, pero encontrar algo con buen gusto era muy difícil.
Los amigos que viajaban a veces vendían algo, por ejemplo, un t- shirt, un jeans «original» u otra cosa. Muchos amigos del barrio nos prestábamos la ropa. Aquel tenía una camisa bonita, y me la daba; yo le daba un pantalón, y aparecía otro que daba otra cosa. Eso sí, íbamos a lugares diferentes cada uno. O sea, nos «rotábamos» el vestuario.
Con el tiempo aprendí a hacer mocasines, chukka [botas de corte bajo] y botas, así que yo mismo las hacía a mi gusto. Incluso cuando comencé a viajar traía materiales —pedazos de piel, diseños— y me las seguía haciendo. Cuando viajaba también me ponía al día con las corrientes de vestuario roqueras. No es lo mismo verlo en revistas y en la televisión que verlo en vivo.
Nunca he seguido modas, me voy con lo más práctico y cómodo. Me encanta el estilo casual combinado con lo elegante. También la ropa hindú, los «bugus» [camisas de estilo africano] y los blazers, pero Cuba es muy calurosa, así que casi siempre ando en jeans, t-shirts o sleveless [pulóveres sin manga], botas o snickers [tenis]… Siempre lo más cómodo, y a mi gusto.
No sigo marcas ni tendencias. Soy más bien clásico. Me gustan los colores negro, azul, rojo, verde y gris.
¿Recuerdas con qué ropa te vestiste la primera vez que te presentaste en un escenario, y la primera vez que te presentaste en televisión?
Debuté el día de mi cumple, un 12 de enero del año 1969, con un combo de la [escuela] secundaria. No recuerdo el atuendo, pero había tremendo frío.
Mi debut en TV fue en los setenta. Igual, con jeans y blazer. Siempre trato de que sea así.
¿Estabas satisfecho con la ropa que usabas para salir a escena, o hubieras querido vestirte de otra manera?
Como dije antes, mi madre era modista. Siempre me sentí cómodo con el vestuario. Me vestía según el escenario. No es lo mismo un teatro que un concierto al aire libre, donde sudas y te ensucias. También influye al lado de quién vas a tocar. Si vas a tocar con unos zarrapastrosos, debes marcar la diferencia. Roquero, pero elegante y limpio.
¿En qué músicos o artistas te has inspirado para construir tu estilo de vestir?
The Beatles… en todas sus etapas. El disco Abbey Road es la referencia, ahí están todas las variantes.
Es bastante conocida la historia de la censura al rock y los roqueros por parte de las autoridades cubanas. ¿Alguna vez fuiste censurado con relación a la manera en que te vestías para actuar?
Censura, lo que se dice censura feroz, la sufrieron más los santeros, los rumberos, la gente de buen vestir —considerado «rezago burgués»—. Lo de la moda roquera más bien fue cosas de machismo. El pelo largo y los pantalones apretados eran cosas de maricones, según se entendía en nuestra cultura machista. Luego lo asociaron a la política, junto con la música y el idioma inglés, pero básicamente fue «machismo politizado».
Sí tuve problemas. Vaya, no problemas graves, pero sí regaños familiares y en la escuela. Pero, como todos andábamos en lo mismo, no hice caso y seguí como iba, con mi forma de vestir.
Ya el pelo largo era otra cosa. Había un reglamento en las escuelas. Como en todas partes… Pero a mí no me gusta el pelo largo por el rock… (más adelante te cuento).
¿Has hecho o te han pedido que hagas alguna concesión estilística —con relación al vestir— para poder presentarte en escenarios o en la televisión cubanos?
No creo haber hecho concesiones. En los setenta estudiaba. No podía tener el pelo largo por[que estaba prohibido en] la escuela. Ya después siempre he salido con mis pelos largos en todas partes.
¿Cuánto se diferenciaba la ropa que usabas para salir a escena de la ropa que usabas a diario?
La ropa «del diario» casi era la misma. A veces dejaba lo mejor para salir a escena, pero la misma esencia del rock te decía que casi era lo mismo.
¿Los músicos de rock estaban profesionalizados? ¿Cómo cobraban?
En los [años] 80’s nadie cobraba. Todos éramos «aficionados», y [las autoridades] no querían rock profesional. Cada cual tenía su trabajo, y los fines de semana era la tocadera… Ya eso cambió.
¿Qué opinabas de la moda socialista que se comercializaba en Cuba?
La ropa socialista era tremenda mierda: tejidos calurosos y de mal gusto. Curiosamente, en los setenta no había escuelas para extranjeros, y en mi secundaria y pre[universitario] estudiaban muchos jóvenes checos, búlgaros, polacos, húngaros, etc., que se vestían como si vivieran en Londres. Todos eran negociantes y vendían mucha ropa.
¿Cómo fue tu encuentro con la moda capitalista?
Mi primer encuentro con la ropa capitalista fue a través de los «hijos de papá», en la [escuela] secundaria y el pre[universitario]. Luego, en la calle, en el mercado negro. Sobre todo, a través de los extranjeros «socialistas» que vivían en el [edificio] FOCSA, en la esquina de mi casa, que vendían de todo en el barrio.
¿Comprabas la ropa que vendían a través de la libreta de racionamiento?
Casi nunca compraba ropa «por la libreta». Si acaso, alguna tela que mi mamá transformaba a mi gusto, pero casi nunca.
¿Cuándo fue la primera vez que viajaste al extranjero, y qué ropa compraste?
Salí de Cuba por primera vez en 1991. Viajé a Venezuela con la banda de Carlos Varela. Fuimos a grabar el disco Monedas al aire. La ropa en general [que vendían] en las tiendas en Venezuela me pareció de muy mal gusto. Escandalosa, llena de brillos, de corte ancho en el caso de los jeans…
Los roqueros de Caracas encargaban sus jeans y demás atuendos a Estados Unidos. Cada vez que veía a alguien en mi «sintonía de vestuario», lo había encargado a Estados Unidos o Colombia. Conseguí muchas cosas con ellos, especialmente con un roquero cubano-venezolano que sabía muy bien lo que yo estaba buscando.
¿Qué impacto tuvieron los viajes en tu manera de vestir, tanto cotidiana como artística?
Para nada cambió mi forma y estilo de vestir. Es más, me di cuenta de que había mucha gente como yo, y de que el estilo de vestir funciona como señales sociales de empatía, mediante las cuales las personas comunican sus gustos musicales, etc.
¿Compraste alguna vez en las llamadas tiendas de habilitación antes de viajar?
Sí. Fuimos a esa tienda de habilitación más por curiosidad que por otra cosa, pero todo lo que vendían estaba orientado hacia «el frío de Europa». No compramos nada. Yo no soporto el frío.
¿Qué fue lo más loco o excéntrico que te pusiste para una actuación?
No creo haberme puesto nada fuera de lo normal para tocar. Nunca usé spikes en la muñecas, ni cadenas.
Pero en la mojigatería cubana de los años ochenta tu estilo roquero, aun en su sencillez, era excéntrico. ¿No te sentías o te hacían sentir así?
Bueh… excéntricos éramos todos, pero nunca me puse a hacerle caso a eso… Imagínate, yo me gradué de instructor de arte, especialidad Literatura, y estuve diez años trabajando en Guanabacoa. También atendía a un grupo de reclusos en el Combinado de Este y algunas unidades militares.
Una vez estaba en una, y llegó el general Senén Casas Regueiro. Te imaginas cómo me miró, de arriba abajo, como si viera a un alien. El oficial que atendía «cultura» nos presentó, pero el general se quedó muy serio… Jajaja.
Y los presos eran un vacilón. Había algunos con mucho talento para escribir.
¿Cuál es el estilo de Dagoberto Pedraja?
Mi estilo de vestir lleva mucho de los clásicos de los setenta, combinado con cosas más actuales. La moda es cíclica. Lo del pelo largo viene de niño. Leía muchas aventuras, y también veía películas de aventura en el cine. Todos mis héroes tenían el pelo largo. Por eso lo llevo así, the little child inside the man.
¿Has podido vestirte como Dagoberto Pedraja?
Siempre me he vestido como Dagoberto Pedraja. Pero me encanta el estilo de los cuarenta: trajes, corbatas y eso… A lo mejor lo combinaría con algo hippie… jajaja. Nah, en serio, me encanta la elegancia de los cuarenta, pero no tengo carro, y en Cuba hay mucho calor. Esa onda me cuadra para «lo social», no para tocar.
¿Cómo crees que se vestirá Dagoberto Pedraja dentro de diez años?
En unos diez años seguiré —o trataré de seguir— vistiéndome con mi estilo actual… Nunca voy a usar guayabera con lacito.