Arien Chang documenta una disciplina, el fisiculturismo, que más de uno consideraría improbable en esta isla de la escasez crónica y la uniformidad por decreto.
Hay en cierto modo una narrativa disonante en estos retratos de mujeres y hombres hipermusculados y semidesnudos que posan ante la cámara y tensan sus miembros paroxísticamente.
No parece que alguien aquí esté preparándose para marchar a la próxima zafra azucarera.
Chang presenta individuos que, «a base de viandas», cultivan su propia materialidad. Fidias inmoderados de sí mismos. Pero en estas fotografías no se trata solo del cuerpo por el cuerpo. Está la actitud; el desafío de quien decide mostrarse, estallar ante los ojos del mundo.
Está igualmente la virtud casi topográfica del claroscuro. Los cuerpos definidos por luces y sombras que revelan un doble alegato (clásico) a favor de la fuerza y la belleza.
Esta serie fotográfica, «A base de viandas», corrió en paralelo y luego excedió al documental homónimo sobre fisiculturismo en Cuba dirigido por el propio Chang.
(Fotografías autorizadas por Arien Chang).