Cuba necesitaría no solo un #MeToo, necesitaría una verdadera, arrasadora revolución de mujeres que comience por convencer a las propias mujeres de que no tienen que aguantar lo que ningún hombre aguantaría...
Cuando los activistas cubanos Marthadela Tamayo y Osvaldo Navarro hablan, usan palabras como «ciudadanía», «articulación», «comunidad», «barrio» o «sociedad civil». Cualquiera diría que son términos válidos solo para las sociedades en democracia, y no para un país cerrado, donde parece que todo el mundo se marchó.