Los mangos
-
Nadie pudo ser cosmonauta
Hace años los nombraron Comunidad, una palabra como una catedral, como un título nobiliario. Pero más que una palabra, era una condicionante que rompía la lógica funcional de un llega-y-pon: desde ese momento no podían permitir que nadie más se instalara en Los Mangos, o en sus predios. Si aspiraban a ser ciudadanos legales tenían que decir no a las aspiraciones de otros, que fueron antes las de ellos. El precio de vivir, sentirse Comunidad, era el de renegar lo que fueron, y truncar sueños.
Subscríbete a nuestro boletín
Se utilizará de acuerdo con nuestro Aviso legal y de privacidad
Más Comentados
Abilio Estévez: «He pasado la vida con la sensación de que escapo del infierno»
La Prueba Decisiva
Trofeo de caza