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Miedo a Vicente

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En 2016 trabajé por primera vez con placas negativas de 4×5 pulgadas. A través de un amigo conseguí comprar una cámara Linhof Tecnika III, y ello me permitió incursionar en el gran formato. Por ese tiempo, o un poco después, el fotógrafo y cineasta Juan Carlos Alom y su esposa, la artista y escritora Aimara Fernández, comenzaban una experiencia creativa y pedagógica que tiene por título «Fotografía en movimiento» y que consiste en hacer una película en formato de 16mm. Fui invitado a participar en aquella primera edición. En ese momento mi búsqueda estética, o los patrones estéticos que yo consideraba debía seguir, iban por una cuerda diferente a la que sobrevino después.

Irolan Maroselli. Miedo a Vicente (Fotografía analógica / Placa 4×5 B&W / Intervención / Caja de luz).

En ese contexto comenzó el proceso de Miedo a Vicente[1] (2016-2018). A partir de aquella primera experiencia, que rodé a cuatro manos con la fotógrafa Elizabeth Rodríguez, descubrí en una escala mayor la versatilidad y el rango de experimentación que el negativo admite. Definí que la manipulación del soporte fotográfico y la transgresión de los márgenes que nos impusieron para interpretar nuestro pasado como nación, serían los hilos que moverían la serie de un extremo al otro.

El miedo machista, militante y paternalista inducido en la psique del cubano por décadas es el leitmotiv de esta serie de 12 cajas. Mi interés transita por identificar su naturaleza y avanza hasta caracterizar la raíz del mal. Así, de un lado está la condición inducida con macabras intenciones desde el poder, que causa daños en diversas generaciones y se enquista de forma patológica en nuestras mentes, y del otro está «Vicente», una suerte de comodín, un receptáculo que alberga los opuestos. El trabajo sigue una lógica causal y apela a la revisión de la historia nacional desde presupuestos distintos a los aprehendidos. A lo largo de la narración que propongo, el dictador representado en el diablo va a temerse a sí mismo para luego temer a otras formas encarnadas en el pueblo-palma, pueblo-mar, pueblo-protesta. 

En Cubantropía (Periférica, 2020), Iván de la Nuez subraya «el hecho de que los hijos del socialismo encontraran un buen día que la Revolución se había convertido en el Estado, que El Enemigo, con mayúscula, también servía (como en el cuento del lobo) para que una jerarquía autoritaria aplastara el menor intento de cambiar desde dentro, que la ideología adquiriera rango de mercancía fundamental (y fundamentalista) del sistema […]».

Ese poder que ha pasado del individuo a la masa y de la masa al Estado será irrecuperable a menos que el sujeto modifique la manera de pensarse a sí mismo y a la sociedad. 

El individuo no necesita del poder del Estado para hacer crecer en su interior la idea de libertad; en cambio, precisa de instituciones que respeten y defiendan la democracia para que se expanda en la sociedad. 

Nada escapa a la justicia, y ahí están las Potencias observando. El documento-protesta ldado a conocer desde Lagunas de Varona (oriente de Cuba) por el general independentista Vicente García, en abril de 1875, sirve aquí de basamento ético y conceptual. Retoma en estas placas negativas el peso que nunca perdió, pero que bajo el totalitarismo nos hicieron interpretar como algo nocivo. 

Irolan Maroselli. Miedo a Vicente (Fotografía analógica / Placa 4×5 B&W / Intervención / Caja de luz).

Se trata de un héroe que nunca encajó del todo en la narrativa de un sistema socialista que define la sumisión como un valor del individuo. Un caudillo tachado de sedicioso es un ejemplo que no conviene estimular en la dogmática enseñanza de un régimen absolutista. El estigma surge por haber denunciado los atropellos que en su momento consideró dañaban las libertades, la integridad de los ciudadanos.


[1] Adaptación del título del libro de Carlos Tamayo, Miedo a Vicente García.

*Esta serie fue exhibida por primera vez en 2018 en la Fototeca de Cuba como parte de una muestra personal titulada En el día del padre. En 2019 fue presentada en La Pared Negra de Fábrica de Arte Cubano.

Ver comentarios

  • "Ha terminado el año 75.
    En 1876 está Vivente García en Camaguey, no en Las Tunas. En Camaguey. Y allí, en Santa Bárbara..."

    Santa Bárbara: protégenos un poquito más coño....

  • Muy interesante trabajo y es así como van se multiplicando las más variadas formas de poner luz sobre la verdadera lectura de nuestra historia, como fue , como está ? R/, Se oyen gritos de “lá calle es del difunto , de los revolucionárias y Patria o Muerte”
    Lo que demuestra los efectos que causa la ideología Socialista en la mente humana.