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La carne de Julián: tatuajes de un abakuá

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«Los abakuás son conocidos por su música, danza, rituales y símbolos distintivos, incluyendo los tatuajes», apunta el fotógrafo Jorge Bonet, interesado en cómo se integra ese milenario arte corporal en la tradición de la sociedad secreta y religiosa originada en la región de Calabar (Nigeria) y desarrollada en Cuba durante la época colonial (siglo XIX). 

Nos explica Bonet que «los tatuajes abakuá son considerados sagrados […]. Estos tatuajes suelen representar símbolos y figuras asociadas con la mitología abakuá, como animales sagrados, espíritus protectores y elementos naturales».

Aquí retrata a Julián: su pecho, su espalda, sus brazos, sus pies… También su rostro, arduamente tatuado por los años.

Julián, abakuá / Foto: Jorge Bonet

«Julián es un sujeto singular, conocido en el municipio de Regla, no solo por sus profesiones de tatuador y artesano de iremes, sino también por el amor con el que habla de su religión abakúa», dice el fotógrafo, quien lo escucha hablar de la vida, de esos signos en su cuerpo: «cuáles fueron los primeros y el porqué de cada uno…».

A menudo, estas figuras tienen una función práctica, más allá de sus recónditos significados religiosos, espirituales. «Algunos tatuajes se utilizan para identificar a los miembros de la sociedad abakuá, mientras que otros pueden indicar el rango o posición dentro de la jerarquía».

Por último, Bonet advierte que «es necesario respetar su significado y no usar estos tatuajes si no se es miembro de la sociedad abakuá».

«El uso inapropiado de estos símbolos puede ser considerado ofensivo e irrespetuoso para los ñáñigos», dice, y Julián parece confirmarlo, en silencio, con esta mirada.

(Fotografías autorizadas por Jorge Bonet).

El Estornudo

Revista independiente de periodismo narrativo, hecha desde dentro de Cuba, desde fuera de Cuba y, de paso, sobre Cuba.