Contrapunteo cubano del dengue y el Oropouche

    La situación epidemiológica en Cuba es complicada tras la emergencia de un nuevo arbovirus que viene a estresar aún más el sistema sanitario del país.

    El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) admitió que se complica la situación epidemiológica en Cuba tras el incremento de las tasas de incidencia tanto del virus del dengue como del Oropouche (OROV); este último con una rápida propagación en el territorio nacional desde que, a finales de mayo pasado, se reportaron los primeros casos en Santiago de Cuba. 

    El doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología y un rostro conocido para los cubanos desde la pandemia de COVID-19, informó la semana anterior que hay casos de dengue en 48 áreas de salud de 41 municipios en 12 provincias del país. 

    También dijo que el virus de Oropouche se reporta en 174 áreas de salud en 99 municipios correspondientes a todas las provincias cubanas; los territorios que presentan mayor incidencia son Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Sancti Spíritus, y el municipio especial Isla de la Juventud.

    El doctor afirmó que las autoridades sanitarias han intensificado la vigilancia epidemiológica, aunque semana tras semana se observa un incremento en el alcance de ambas enfermedades. Insistió en que cualquier persona con síntomas como dolores de cabeza y articulares, vómitos, diarreas o fiebre debe acudir al médico, y aclaró que los síntomas del dengue y el Oropouche son similares.

    Por otra parte, Durán aseguró que enfermedades virales como el zikael chikungunya y la fiebre de Mayaro no están presentes actualmente en la isla, donde sí circula el virus de la influenza.

    Sobre el dengue, reconoció que «ya casi es endémico» en el territorio nacional y advirtió que este puede evolucionar hacia cuadros clínicos graves, con alto riesgo para la vida de los afectados. 

    En otras declaraciones, realizadas a finales de agosto, el doctor Durán había señalado que el Oropouche suele presentar una evolución bastante satisfactoria y dejó saber que para entonces no había en la isla «casos graves, críticos y mucho menos fallecidos por esta enfermedad». 

    De cualquier manera, apuntó, puede ocurrir que, a los pocos días de una recuperación inicial, el paciente vuelva a sentirse mal. En efecto, esa parece una característica del Oropouche. Pero, en esos casos, insistió en que «lo importante» es acudir nuevamente al médico porque, enfatizó Durán, «en Cuba está circulando el dengue en 12 provincias y el dengue sí puede complicarse. Y lo primero fue Oropouche, pero a lo mejor la segunda vez lo que adquirió fue un dengue».

    Según el experto, ya se ha reportado en Brasil la transmisión vertical del virus de Oropouche, o sea, de la madre al recién nacido, con diversas complicaciones para el hijo. En el país sudamericano, explicó, también se han descrito complicaciones como meningitis y encefalitis, que empeoran el cuadro clínico del enfermo. Pero ningún caso en la isla ha presentado dichas manifestaciones.

    Las autoridades han subrayado que hasta la fecha no hay víctimas fatales por el virus de Oropouche en Cuba. Sin embargo, circula la sospecha en redes sociales de que se ocultan las cifras de fallecidos por este tipo de enfermedades a fin de mantener el prestigio del sistema de Salud Pública. En junio último, por ejemplo, trascendió el caso del joven universitario de 22 años Richard Daniel Nieves Chaveco, quien ingresó el Hospital Ambrosio Grillo de Santiago de Cuba y falleció tres días después con un diagnóstico de «bronconeumonía».

    ***

    El 27 de mayo último, una Nota Informativa del MINSAP confirmaba la presencia del virus de Oropouche en dos áreas de salud de los municipios de Santiago de Cuba y de Songo La Maya, en el oriente de la isla.

    Ambos casos fueron validados por estudios realizados en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), según las autoridades sanitarias cubanas. «Mediante las acciones de seguimiento y vigilancia de los síndromes febriles inespecíficos en la provincia de Santiago de Cuba, se identificó la presencia del virus de Oropouche, causante de la fiebre de igual nombre», se indicaba en la nota.

    La Organización Panamericana de la Salud (OPS) comenzó a emitir desde mayo alertas epidemiológicas por la presencia en la región de las Américas de la fiebre de Oropouche, virus que se transmite por vectores del género Culicidae (mosquitos) y Culicoides (jejenes).

    El OROV es un arbovirus perteneciente a la familia Peribunyaviridae que fue detectado por primera vez en 1955, cerca del río Oropouche, en Trinidad y Tobago; luego, hacia fines del siglo pasado, se registraron varios brotes en Brasil.

    En su última alerta, difundida el 3 de agosto, la OPS indicó que hasta finales de julio de 2024 se habían confirmado ocho mil 070 casos en la región, principalmente en Brasil (siete mil 284 casos), Bolivia (356), Perú (290), Colombia (74) y Cuba (74). 

    La organización elevó a Alto el nivel de riesgo para la región debido al «aumento y expansión de casos en nuevas áreas fuera de las regiones previamente consideradas endémicas para el OROV [como la cuenca amazónica]», así como a «los recientes y preocupantes cambios observados en las características clínicas y epidemiológicas de la fiebre de Oropouche». Ello incluía los primeros reportes de muertes asociadas al virus.

    Hasta el 30 de julio, se habían identificado cinco potenciales casos de transmisión vertical en Brasil: cuatro de muerte fetal y uno de aborto espontáneo en el estado de Pernambuco; además se registraron cuatro casos de neonatos con microcefalia en los estados de Acre y Pará, señaló la organización sanitaria regional.

    La OPS advirtió que el OROV no cuenta con una vigilancia activa sistemática en la mayoría de los países de la región por ser un arbovirus emergente y poco identificado en las Américas. A menudo esta enfermedad no se diagnostica o se confunde con otras endémicas como el dengue, la chikungunya o la malaria. 

    Por ahora tampoco existe tratamiento antiviral ni vacuna específica disponible, por lo que los planes de acción se basan en el control de vectores y las medidas de protección personal, precisó la OPS. 

    La citada alerta concluye que factores como las olas migratorias, el cambio climático (sequía, aumento de las temperaturas, inundaciones), la inestabilidad política y el insuficiente desarrollo económico hacen que un número creciente de personas —incluidas poblaciones sin acceso a una adecuada atención de salud— estén en riesgo de contraer esta y otras arbovirosis en los países en que se ha identificado el vector. 

    ***

    «Hasta principios de agosto, el país registraba presencia del virus Oropouche en todas las provincias, con más de 400 casos confirmados», dijo el ministro cubano de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, durante su presentación en la 18 edición del Curso Internacional de Dengue y otros Arbovirus Emergentes, convocado por el IPK a mediados de agosto último en La Habana, en el cual participaron funcionarios de la OPS y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    El número de contagios de Oropouche citado por Portal Miranda contrasta con los 35 mil casos que bajo la denominación de «canal endémico de síndrome febril»  dio a conocer el MINSAP, a principios de julio último, en una tabla televisada durante una emisión del programa Mesa Redonda.

    En todo caso, las autoridades sanitarias de la isla reconocen la complejidad en la situación epidemiológica, especialmente debido a la proliferación paralela del dengue, cuya variante hemorrágica puede llevar a la muerte de los contagiados.

    Se suma la cuestión de que las campañas antivectoriales, incluida la fumigación masiva, se han visto limitadas en los últimos años por la falta crónica de recursos, que también impacta todas las facetas de los servicios asistenciales. Además, son evidentes en las calles cubanas graves problemas en la recolección de desechos sólidos.

    Frente a este panorama, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos emitieron una alerta de nivel 2 (en una escala de 4), puesto que «recientemente se han reportado múltiples casos de Oropouche en viajeros estadounidenses y europeos que regresan de un viaje a Cuba, lo que indica que existe un riesgo continuo». Por ello recomendaron tomar medidas preventivas reforzadas para evitar contraer dicha enfermedad arboviral y, sobre todo, aconsejaron a las embarazadas no viajar a la isla caribeña a menos que resultase inevitable.

    Los CDC reportaron de 21 casos en Estados Unidos: 20 en la Florida y uno en Nueva York. Todos importados desde Cuba. De igual modo, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades informó en la última semana sobre tres nuevos casos del OROV en España y otros cinco en Italia, los cuales fueron importados desde Cuba y Brasil.

    ***

    En las últimas dos décadas se han presentado en Cuba varios brotes de dengue, incluida la mortal variante hemorrágica, además de, como en otros países del hemisferio, la influenza H1N1 (2009), el cólera (2012), el zika (2016), la COVID-19 (2020) y la viruela del simio (2022), entre otras.

    A mediados de agosto, la OPS reportó más de 11 millones de casos sospechosos de dengue en la región durante 2024, con más de cinco millones confirmados. 

    «El dengue se ha convertido paulatinamente en uno, o posiblemente el principal, problema de salud de la región», afirmó por su parte en el menciona evento internacional celebrado en La Habana la doctora María Guadalupe Guzmán, jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del IPK y directora del Centro Colaborador OPS/OMS para el estudio del dengue y su vector. 

    Según la experta, los avances en el conocimiento de esta patología, incluidos los factores involucrados en la transmisión viral, y de la respuesta inmune a la misma son notables en este punto; además se progresa en el desarrollo de vacunas, que aún necesitan mayor evaluación. Sin embargo, admitió, «todos estos grandes avances dirigidos a enfrentar el dengue aún no nos han permitido detener o, al menos, enlentecer su crecimiento».

    Por su lado, Osvaldo Castro Peraza, médico internista e infectólogo y actual jefe de servicio de medicina y consulta externa en el centro hospitalario del IPK, sostuvo que aún «hay mucho que aprender» sobre el Oropouche, y llamó a mantener una vigilancia continua del virus porque este ya dejó de presentarse exclusivamente en áreas rurales. Ahora, dijo, afecta también a la población urbana, lo que está provocando un incremento significativo en el número de casos.

    «Estamos observando todas las manifestaciones clínicas. Ya no se trata de una enfermedad tan aguda como se creía, que duraba entre seis y siete días como el dengue o el zika. Ahora hemos registrado casos con hasta tres recaídas en un mes. Las personas piensan que ya están bien, pero los síntomas regresan», subrayó Castro Peraza.

    De acuerdo con el especialista, el control del virus se complica al estar relacionado con el mosquito Culex, que representa el 80 por ciento de ese tipo de insectos en circulación, y con jején (Culicoides paraensis). «La biología de estos mosquitos es poco conocida, lo que añade un desafío al control de la enfermedad. Además, se encuentran en cualquier lugar con agua estancada», dijo. 

    «Este virus es único, a diferencia del dengue, que tiene cuatro serotipos. Por lo tanto, la inmunidad generada debe ofrecer protección, salvo que surjan variantes significativamente diferentes», puntualizó Castro Peraza. Eso sí, insistió en que «hacer un diagnóstico adecuado es crucial, especialmente considerando que varios virus pueden estar circulando al mismo tiempo».

    Ambos, dengue y Oropouche requieren la hidratación del paciente, aunque se manifiestan de modo distinto. El OROV, dijo el galeno, no ha demostrado causar extravasación de plasma, pero puede provocar deshidratación por síntomas como vómitos y fiebre alta —además está el peligro latente una coinfección con el dengue. 

    La situación actual en la isla pone de relieve la urgencia de ganar comprensión sobre el virus de Oropouche, una enfermedad que todavía plantea numerosos desafíos para los epidemiólogos, mientras se toman medidas a nivel social y gubernamental —en un contexto a todas luces adverso— para prevenir su expansión y asegurar el diagnóstico expedito y la atención médica adecuada para los contagiados.

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    Katia Monteagudo
    Katia Monteagudo
    Nació en el centro de Cuba, pero es ya chilanga por adopción. Pertenece a la generación del linotipo, a la mismísima era del plomo, pero sigue en el oficio por puro deseo casi 40 años después de haberse licenciado en la Universidad de La Habana.

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